La decisión de hacer un ajuste fiscal en serio, la ratificación de la convertibilidad y el no rotundo al default (cesación de pagos) son los puntos fuertes del paquete anunciado el viernes por el ministro de Economía, Ricardo López Murphy, en la opinión de cinco economistas de primera línea.
Un poco más tranquilos después del turbulento viernes, los analistas analizaron para La Nación el detalle de las medidas que impulsa Economía y también formularon fuertes objeciones.
Con distintos matices, las preocupaciones de los economistas fueron la falta de medidas que alienten la producción y el consumo y la debilidad política que exhibe el equipo económico, respaldado hoy por hoy sólo por el Presidente.
También se preguntan qué pasará en el Congreso, donde buena parte de las medidas deberá pasar tanto por la lupa de la oposición -que ya ha anticipado su desacuerdo con el ajuste- como por la mirada de los legisladores de la Alianza, donde ya muchos se debaten entre el desacuerdo con las medidas y la disciplina partidaria.
Riesgo de default
Los analistas coincidieron en indicar que ésta es la última oportunidad del Gobierno para no caer en el default, aunque algún otro economista, off the record, dice que es una posibilidad casi palpable.
Entre los puntos fuertes del plan, Carlos Pérez, de la Fundación Capital, señaló que con estas medidas "el país va resolviendo la inconsistencia macroeconómica de la década pasada; lo hizo (José Luis) Machinea con el blindaje y ahora continúa López Murphy con su obsesión fiscalista".
Además, indicó que las medidas hablan de una "coherencia y continuidad del discurso de De la Rúa en (la reunión de) la Asociación de Bancos Argentinos (ABA), cuando era candidato; hoy se advierte el fuerte respaldo presidencial a López Murphy, asumiendo los costos con el Frepaso y las propias renuncias del radicalismo".
Algunos economistas sostienen que las medidas eran las que había que tomar. "Me parece un diagnóstico correcto de la gravedad de la situación; o se rectificaba el rumbo o íbamos a perder los desembolsos que nos habían dado liquidez para pagar nuestras obligaciones, y es una buena decisión intentar bajar el gasto", dijo Miguel Angel Broda.
Con respecto a lo que le falta a este paquete de anuncios, el economista señaló que "se debe reconocer que éste es un programa de emergencia, no es reactivante para nada".
"La decisión de bajar el gasto público es correcta -dijo José Luis Espert-, pero es absolutamente insuficiente en función del problema fiscal; el déficit de los últimos tres años es del orden de los 15.000 millones de dólares y este año pinta para US$ 16.000 millones, es una tendencia explosiva. El ajuste anunciado está bien, pero es insuficiente".
Pedro Lacoste coincide en ese punto y va más lejos: "Son medidas de emergencia y de caja; no hubo referencias serias al tema de competitividad y crecimiento; pienso que es la misma receta que se intenta desde hace tres años; está calcada y no ha servido".
El economista no tiene grandes expectativas sobre el futuro de la economía tras la aplicación de la receta de López Murhpy: "Hay un divorcio absoluto entre la situación social y las medidas que se proponen; es imposible pensar que la Argentina puede cerrar las cuentas fiscales sin crecimiento; intentar cerrarlas estáticamente lo aleja a uno de crecer; cada ajuste hace un círculo vicioso; baja la recaudación y eso compensa el efecto del ajuste rápidamente".
Para Jorge Avila, las cosas pueden mejorar: "Veo bien el recorte para poner en caja el gasto público y para cumplir las metas con el Fondo (Monetario Internacional), aunque habría preferido que el plan descansara más en recortes de la administración nacional y no tanto en las provincias, porque esto que va a requerir muchas negociaciones".
A diferencia de otros de sus colegas, Avila no considera que el corte netamente fiscal de las medidas sea un defecto del plan. "El programa me parece más que ambicioso en el mediano plazo, y lo más novedoso es que no es un plan económico, sino un plan fiscal, y que depende enteramente del apoyo político."
Otra vez, la política
El respaldo político que Ricardo López Murphy y su equipo necesitan para que la letra del ajuste se convierta en ahorros contantes y sonantes es la principal preocupación que los analistas expresaron a La Nación .
"Veo que la situación está muy complicada; está claro que no tiene un apoyo político asegurado -dijo Avila-. López Murphy se ha rodeado de gente competente y si hay algo que no hay en este plan es improvisación; lo que le falta es suerte, y esa suerte ahora se llama apoyo político."
Para Carlos Pérez, el propio López Murphy deberá ganarse el respaldo político que necesita. "Creo que el ministro va a tener que trabajar, y mucho, con los políticos, los gobernadores; tiene que estar cuando vuelva Raúl Alfonsín para ver lo que diga Chacho Alvarez y para defender el plan ante la opinión pública."
Otros opinan que el presidente De la Rúa debe conseguir el respaldo que necesita el ministro. "El debe encontrar una coalición, y no va a tener más remedio; la duda no pasa tanto por su voluntad, sino por la receptividad que encuentre del otro lado", apuntó Pedro Lacoste.
Para Miguel Angel Broda, es posible encontrar un consenso entre las visiones de políticos y economistas: "Hay reconciliación posible; el economista tiene que explicar mejor el plan y no subestimar a los políticos, y los políticos deben entender que el economista tiene los conocimientos necesarios para sacarnos de estos problemas. Sería lamentable que empezara un debate entre las dos partes, porque si nuestros problemas no se resuelven tendremos décadas de penurias crecientes".
Por su parte, Jorge Remes Lenicov, economista y legislador del PJ, dijo ayer a la agencia de noticias Télam que el paquete de medidas no resolverá los principales problemas del país y adelantó que su bloque votará en contra del programa cuando llegue al Congreso.
"Este paquete no está resolviendo los problemas más serios, que son cómo salir de la recesión, mejorar la competitividad de la economía para exportar más y crecer a mediano plazo. Nos estamos equivocando -declaró-; el Gobierno piensa que bajando el déficit fiscal baja el riesgo país y si baja el riesgo país, baja la tasa de interés y vienen las inversiones y el crecimiento, pero ese razonamiento es erróneo, además de insuficiente."
Y agregó que "el riesgo país también se define por la proyección y a su vez por cosas que se hagan en otras áreas, no sólo en la economía sino en la política".
Alternativas
Más allá de sus elogios y críticas al plan del ministro López Murphy, los analistas económicos hablaron de las acciones que podrían complementarlo y que van desde una mejor estrategia de comunicación de las medidas hasta el lanzamiento de un nuevo modelo económico.
Avila dijo que "deberían abundar en la lucha contra la evasión, que es escandalosa; si no lo han hecho es porque no tenían nada concreto que prometer.
Hay que atacar la evasión en el IVA, ganancias y aportes previsionales. Definitivamente, es una enorme fuente de inequidad".
Pedro Lacoste, por su parte, agregó una lista de omisiones que se deberían salvar en el paquete anunciado: "No se habló ni una palabra de tarifas públicas, de impuestos distorsivos, del oligopolio en el mercado de combustibles o del sistema financiero, que se modernizó, pero que no presta y es caro".
Espert fue más radical y habló de lanzar un nuevo modelo: "Eso implica asumir costos feroces en el corto plazo y tiene tres puntos: lograr el déficit fiscal cero, tirar a la basura el curro del Mercosur, y como de esta manera se desprotege la economía, hay que devaluar".
Carlos Pérez cree que las renuncias que sacudieron al Gobierno tras los anuncios pueden ser una oportunidad para que López Murphy gane poder. "Si logra poner a un hombre de su confianza en el Ministerio del Interior, podría avanzar mucho en la relación de la Nación con las provincias", apuntó.
Para Miguel Angel Broda, "el programa carece de una capacidad de persuasión para mostrarle a la gente la gravedad de la situación; hay mucho coraje del equipo económico, pero también muchos conflictos por delante". Y agregó: "Creo que faltan operadores políticos para que se puedan llevar adelante las políticas de Estado".
Con los números del ajuste a la vista, el crecimiento de la economía para este año, que según la última estimación oficial rondaría el 2,5%, parece un objetivo más que optimista. Los analistas consultados por La Nación opinaron que las medidas que lanzó López Murphy asumen de hecho que no habrá crecimiento.
¿Crecimiento cero?
Pérez indicó: "El ajuste fiscal del 2001 es de 2000 millones de pesos, y aunque Economía no lo reconozca creo que eso supone un crecimiento cero".
José Luis Espert estuvo de acuerdo: "Si este programa arranca, tendríamos, a lo sumo, un crecimiento de la economía del 1,5%, y no se soluciona nada; de todas formas, este año no se crece".
Otros economistas fueron más duros, pero prefirieron el anonimato para dar su opinión. Uno de ellos, que se excusó de dar su nombre por su amistad con varios funcionarios del equipo económico, aseguró que "el país ya está en default; el plan debería haber sido acompañado por medidas de apoyo a la producción. El discurso de López Murphy sonó más como un discurso de gobernante que de ministro de Economía, pero la gente no lo votó a él, sino a De la Rúa, junto con Chacho Alvarez. Entonces, ¿dónde está hoy la legitimidad de su gestión?"
Y un analista con múltiples contactos con inversores extranjeros también fue duro con el jefe del Estado: "Hoy por hoy, De la Rúa es un presidente ilegítimo; la gente tiene derecho a preguntarse por qué la está gobernando FIEL; creo que el Presidente tiene que hacer un pacto de gobernabilidad porque no resiste en el poder solo con sus dos hijos y con Santibañes por teléfono".
Otro economista porteño señaló que la situación no admite medias tintas. "Esto es tan grave que sólo se sale con un gran acuerdo político y con el entendimiento de que la economía nunca más puede estar divorciada del contexto político."
Daniel Artana estuvo de acuerdo. El secretario de Hacienda advirtió crudamente ayer que "si un programa económico, cualquiera que sea, no tiene el apoyo de la dirigencia política, no va a ninguna parte".
En las próximas semanas, la política y la economía deberán demostrar si pueden firmar una tregua.