Con la visita de José Luis Rodríguez Zapatero, España parece querer liderar una nueva ola de inversiones extranjeras directas en la Argentina.
Durante los noventa, España fue el principal país inversor en la Argentina. En los primeros años de la convertibilidad, compañías de esa nacionalidad como Endesa, Telefónica y Gas Natural Ban se hicieron cargo de algunas de las principales empresas públicas argentinas. A fines de esa década, cuando entre 1997 y 1998 la convertibilidad vivió sus años dorados, España otra vez posó su mirada sobre la Argentina y se quedó con empresas de la talla de YPF y los bancos Río y Francés.
Con la reciente visita del flamante Presidente del Gobierno español, la madre patria parece empeñada en recorrer el mismo camino. El martes pasado, después de abrazarse con Néstor Kirchner y dar su explícito apoyo a las negociaciones argentinas para salir del default, Rodríguez Zapatero recordó que, desde 1991, las empresas españolas han invertido más de 40 mil millones de dólares. Así, España es el principal inversor extranjero del país. El jefe del gobierno español sostuvo que las empresas de su país han invertido "a largo plazo" porque "confían" en el futuro de la Argentina, y destacó que los sectores empresariales y los gobiernos "están diseñando una nueva etapa de inversión" que tendrá como eje las pequeñas y medianas empresas. Por eso es que al día siguiente de su visita, el Gobierno argentino y los representantes de las pequeñas y medianas empresas españolas anunciaron que el 17 y el 18 de marzo próximo se realizará en Buenos Aires una jornada que apuntará a descubrir los nichos de oportunidades que presenta el país ante los ojos de los inversores extranjeros. El anuncio lo hicieron el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el embajador argentino en España, Carlos Bettini; el presidente del Comité Bilateral de Cooperación Empresaria Hispano Argentina, Francisco Pérez González, y el director de Cámaras, Fernando Puertos.
El jefe de Gabinete seguro que "en los próximos meses tendremos más de 30 misiones comerciales, lo que representa casi 400 empresas que van a visitar la Argentina”. El titular del comité argentino-español de la Cámara de Comercio de España, Francisco Pérez González, pronosticó que en el corto plazo llegarán inversiones de pequeñas y medianas empresas ibéricas y destacó al turismo y al sector agropecuario como los primeros destinatarios de esos desembolsos. Para Eduardo Curia, “es temprano, la cosa recién empieza, pero tanto la visita de Zapatero como los dichos de Chirac en la última gira presidencial son buenos concurrentes a un clima inversor y tienden a llevarnos de un fenómeno de inversión de residentes a uno con más énfasis en la inversión extranjera”.
Mientras tanto, el principal anunció de inversión corrió por cuenta de Repsol. Un día antes de la llegada de Rodríguez Zapatero, Kirchner recibió al Presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau y al Director General para Argentina, Brasil y Bolivia, Enrique Locutura, quienes anunciaron que durante 2005 la compañía invertirá más de 1.200 millones de dólares. Un 35 % más que lo aportado durante 2004.
Sin embargo, las españolas no serían las únicas inversiones extranjeras directas en regresar a la Argentina. Al menos eso es lo que creen algunos analistas después de que la Chatham House, una prestigiosa institución inglesa de asuntos internacionales, incluyó a la Argentina en el grupo de los países que ofrecerán las mejores oportunidades de negocios en 2005, junto con China y la India. Los especialistas creen que una vez que la Argentina salga del default comenzará a captar un mayor flujo de inversiones extranjeras. Aunque, para algunos, el fenómeno ya comenzó.
"La perfomance macroeconómica que mostró la Argentina en los últimos dos años estuvo muy por encima de todas las expectativas, lo que hace que cada vez sean más los que inversores extranjeros que buscan oportunidades en el país", dice Mario Quintana, el titular de Pegasus, el fondo de inversión que compró la cadena de disquerías Musimundo y las heladerías Freddo.
Algunos economistas, no susceptibles a cualquier acusación de oficialismo, comparten el optimismo. Para José Luis Espert, “según las cifras oficiales, ya durante del 2004 empezó a haber algo de inversión extranjera directa. Todavía no se sabe que tipo de inversión fue, pero en el tercer trimestre del año pasado algo empezó a haber”. Las estadísticas a las que alude Espert reflejan los flujos de inversión extranjera directa (IED) y totalizarían 4.000 millones de dólares en 2004 contra los 1.350 millones de 2003. Aunque, como aclara el economista, aún están lejísimos de los de los niveles récord alcanzados durante la convertibilidad. Durante ese período la IED promedio alcanzó los 12 mil millones de dólares anuales y un pico en 1998 cuando se registró una inversión exrtanjera directa de 22 mil millones de dólares. De todos modos, la cifra del 2004 sería la más alta de los últimos cuatro años y podría estar marcando un cambio de tendencia. “Si no fuera así, difícilmente la Argentina crecería tanto en el 2005. El pronosticar un crecimiento arriba del 5% necesita de una justificación distinta de la que hubo en el 2003 y 2004 cuando la principal razón estuvo dada por la caída en la salida de capitales de argentinos que se produjo en el 2002. Para sostener un crecimiento por arriba del 5%, necesitás ingreso de capitales de no residentes y algo de eso ya comenzó a verse a fines del 2004”, asegura Espert.
Esa mayor inversión extranjera que algunos ya comienzan a ver, también se refleja en la venta de propiedades. Según Martín Llauró, titular de la inmobiliaria homónima, “se está dando últimamente que vienen extranjeros a comprar departamentos. De cada diez operaciones, dos son generadas por extranjeros. Hemos vendido departamentos hasta 2800 dólares el metro, lo cual que es un disparate. Los valores normales en Barrio Norte, Palermo y Palermo chico van de los 900 hasta los 1450 dólares. Pero hay gente extranjera que viene con sus euros, compara los precios con las propiedades de allá y les parecen regalados. Eso ha levantado un poco los precios”, analiza.
Las primeras ya se ven, pero de cómo se resuelva el tema de la deuda en default y la renegociación de los contratos de las empresa de servicios públicos privatizadas, dependerá que la Argentina vuelva o no a figurar en el mapa de los grandes inversores extranjeros