El liberalismo está vivito y coleando

Crujen los mercados y The Washington Post se pregunta si "es el fin del capitalismo estadounidense". La partida de defunción del libremercado no está escrita, advierte el economista José Luis Espert. "Ese es el deseo de los progresistas cavernícolas de la Argentina", enfatiza el consultor de raigambre liberal, que predice un 2009 de estanflación en nuestro país.

Siempre en las crisis parece plantearse la necesidad de controlar mejor el sistema financiero, pero el poder de lobby de los bancos es gigantesco, advierte. Salvarlos se vuelve prácticamente inevitable, concluye.

-¿Queda debilitado el ideario liberal a partir de la crisis?

-No veo ningún efecto sobre el concepto del liberalismo. No hay que dejarse confundir por la manipulación del Gobierno, que pretende justificar el desastre que ha hecho la intervención del Estado en la economía argentina, con lo que están haciendo Estados Unidos y Europa. Estados Unidos y Europa están salvando a su sistema bancario para salvar a su sector privado y evitar una gran depresión. La Argentina ha destruido al sector privado. ¿O no tenemos caída en la producción de petróleo, de gas y de leche? La Argentina no es ningún ejemplo para imitar en la eficiencia de la intervención estatal.

-En medios internacionales se ha remarcado que el Estado se mantuvo al margen cuando todo iba bien, y fue llamado a socializar pérdidas en la debacle. ¿Qué opina?

-Los sistemas financieros tienen la externalidad positiva de conectar depositantes y tomadores de crédito. Si no existieran los bancos no existiría la conexión entre créditos y depósitos. Siempre usted va a ver al Estado bastante a disposición de los sistemas bancarios. Por eso es que es tan complejo lidiar con las crisis. Cuando uno deja crecer las burbujas, ya sea de las puntocom, las subprime o la de las materias primas, y esa burbuja se pincha, usted debe salvar al sistema bancario para evitar una gran depresión. De lo que se trata es de poner reglas mucho más estrictas para los sistemas bancarios. Pero el lobby del sistema bancario es tan fuerte que nunca se han podido implementar. En la Argentina, los banqueros le pidieron a Remes Lenicov la pesificación de los depósitos con la condición de que el Gobierno los compensara con un bono porque no querían andar persiguiendo deudores en dólares. Siempre los gobiernos van a estar a disposición de los bancos, porque están en juego los colapsos.

RAICES

-¿Qué hubo en el origen mismo de la debacle: fallas en la regulación del Estado o excesos por parte del sector privado?

-No se puede permitir que los bancos tengan por cada peso de capital, treinta de deuda. Eso es un problema de regulación. Y si usted regula mal, tiene que supervisar como si fuera el mejor guardián del planeta. Si se regula mal, no se puede supervisar mal. Pero el problema de la supervisión es muy difícil en un sistema bancario con un apalancamiento de 30 a 1. No se puede permitir. Si se hubiera impedido, los árboles no hubieran llegado al cielo. Pero si no lo permite, el sistema financiero queda demasiado chico y por eso hay lobby para que no ocurra. Siempre después de las crisis hay amagues de mayor regulación, y no se ha podido. Los bancos saben que el día del colapso son salvados. Es una encerrona difícil de sortear. Mi deseo es que esto se corte, pero la realidad no es así. El poder de lobby es gigantesco.

-Alguien escribió: "Para las crisis, Keynes; para el resto, Smith". ¿Lo comparte?

-Adam Smith no hubiera avalado un apalancamiento de 30 a 1. Habría que tener una correcta visión de Smith para evitar los Keynes, porque yo creo que hay que evitar los Keynes. Si uno admite que es inviable reducir los niveles de apalancamiento bancario por su poder de lobby, es cierto eso que usted dice, pero el first best es eliminar esos niveles de apalancamiento para evitar los Keynes, que son una respuesta a una mala regulación.

-O sea, lo que estamos presenciando es un inevitable paso adelante del Estado, pero no el fin del liberalismo.

-No. Ese es el deseo de los progresistas cavernícolas de la Argentina, así justifican el desastre que han hecho en la Argentina.

DISCURSO Y REALIDAD

-A propósito, ¿cómo influye la crisis en el discurso económico del Gobierno?

-El Gobierno está tratando de decir: si ellos intervienen de esta manera, por qué no intervenimos nosotros. Esto valida la intervención que nosotros ya hemos hecho. Políticamente, esta utilización al Gobierno le va a surtir efecto. Si no hubiera ocurrido este desastre mundial, el Gobierno con el desastre que ha generado al hacer caer la producción de gas, de electricidad, de queso, de leche, de carne, hubiera tenido un argumento menos. Ahora tienen un argumento más, dada la perversión de la política argentina.

-¿Y esto en medio de lo que muchos consideraban un giro pro-mercado, con el anuncio del pago al Club de París y la negociación con los bonistas rebeldes?

-De manera categórica, eso no fue un giro pro-mercado. Eso fue necesidad. Emparchar el mamarracho que se hizo al anunciar el pago al Club de París. Cuando lo anuncia, comete el mamarracho de dar la sensación, el mensaje a los holdouts, de que no hay diferencia entre el Tesoro y el Banco Central. De que el Tesoro puede manotear al Banco Central para pagar sus deudas. Esto iba a traer que los holdouts le embargaran las reservas del Banco Central. Por eso, reabre el canje, para compensar el mamarracho del Club de París, de donde no puede salir porque se lo prometió a los 15 países más desarrollados del planeta. De paso, hace un canje con el que obliga a los holdouts a desembolsar cash para comprar un bono nuevo, y de esa manera cierra la caja. Eso es necesario porque apareció el clima de default a partir de la caída del precio de los commodities.

-¿Y cómo impacta en la economía doméstica?

-Las consecuencias van a ser tremendas. La Argentina el año que viene va a estar en estanflación. El Gobierno va a devaluar algo, para evitar una depresión más profunda, y vamos a terminar estancamiento con inflación. El mundo va a deflación, y la Argentina va a estanflación.

-¿La inflación se desacelera?

-Sí, la inflación de este año termina en 24% y la del año que viene será probablemente 17 y 18. Se desacelera producto del estancamiento, pero como el Gobierno va a devaluar, alrededor de un 15%, la inflación se mantendrá alta, y recordemos que inflación alta es mayor al 3 o 5%.

-¿Se esfuman los famosos superávit gemelos?

-En 2009 no hay más ni superávit fiscal ni de cuenta corriente. Se acabaron los gemelos. Hay déficit de cuenta corriente el año que viene, como consecuencia de la caída que va a financiar con pérdida de reservas por la caída de las exportaciones. El año que viene caen las exportaciones en dólares.

-A la par de esta crisis, ¿está estallando la burbuja de los commodities? ¿O volverán a subir a largo plazo?

-Con la caída que estamos viendo en las materias primas, ha quedado demostrado que había mucho de burbuja en la suba. Luego de la burbuja de las subprime que estalla en julio de 2007 -cuyas consecuencias se ven ahora- se armó la burbuja de los commodities, que subieron entre 200 y 300% entre mediados de 2007 y mediados de 2008. Esta caída del 40% demuestra que había un 40% de crema.

-¿Han encontrado su piso?

-Mi sensación es que este es el nivel en que van a quedar boyando las materias primas de acá a fines de 2009. En el caso de la soja, en menos de 400, entre 350 y 370 la tonelada. La campaña que viene, para el agro, es una campaña muy mala en términos de rentabilidad.

-¿El mundo se encamina a una recesión prolongada?

-Europa y Estados Unidos, por lo menos van a tener dos años, 2009 y 2010, de depresión.

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José Luis Espert

Doctor en Economía

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