¿El momento del dólar?

Pronosticar la cotización de las monedas es muchas veces una quimera, o como bien describió una vez Alan Greenspan, también puede asimilarse a tirar una moneda al aire y ver de qué lado sale. Hoy luego de que el dólar alcanzara su valor récord de los últimos siete meses y ya haya superado la barrera técnica de 1,273 euros, parecería que la suerte cayó del lado de la moneda norteamericana.

Cuando el año pasado reinaba el pesimismo sobre la evolución del dólar los cañones apuntaban a los desequilibrios globales, es decir, al enorme y creciente déficit de cuenta corriente de Estados Unidos, como causa de la debilidad de la moneda norteamericana. Los participantes del mercado favorecieron en ese momento esa explicación y no a otros fundamentals que apuntaban en sentido contrario, como el diferencial de crecimiento económico de Estados Unidos frente a la pobre rendimiento de Europa. Sin embargo, la recuperación reciente del dólar se ha dado pari passu con la economía de EE.UU., dirigiéndose a un déficit de cuenta corriente récord de u$s 700.000 millones. Así, el mercado parece haber olvidado la historia del déficit en cuenta corriente y ahora se concentra en otros argumentos que sustenten la fortaleza del dólar.

En primer lugar, el crecimiento económico europeo sigue decepcionando. El año pasado la región creció 1,8% , ritmo menor que su tendencia de largo plazo (cerca del 2% ), mientras que Estados Unidos lo hizo al 4,4% , tasa que excede la tendencia de largo (aproximadamente 3% ). Por ahora, esto no parece que vaya a modificarse: los indicadores de actividad más recientes apuntan a una leve reaceleración de la economía entrando al segundo trimestre y condenan a la zona europea a un virtual estancamiento. ¿Y en el mediano plazo? Los pronósticos señalan una desaceleración en EE.UU. Pero bajo este escenario no es probable que la economía europea escape la misma tendencia, teniendo en cuenta su dependencia de la demanda externa. Hay algunos leves atisbos de flexibilización del mercado laboral, y por ende de una mayor productividad, pero los recientes brotes proteccionistas son una muestra de la reticencia de la sociedad a aceptar y adoptar cambios.

Otro punto a favor del dólar es el diferencial de tasas de interés. La tasa de corto en Estados Unidos ya está un punto por encima de la tasa de Europa y es probable que el diferencial se amplíe: la Fed sigue subiendo los rendimientos a un ritmo mesurado mientras que en el Viejo Continente la tasa está planchada en dos (y hay reclamos para que baje). Por su parte, los bonos de 10 años del tesoro americano tienen un rendimiento de 76 puntos base por sobre los bonos alemanes de igual plazo. En estas condiciones los especialistas financieros ven con buenos ojos a los bonos americanos, lo cual implicaría un mayor ingreso de capitales privados hacia Estados Unidos y por ende un dólar más fuerte.

A esto debe sumarse el comportamiento fiscal de ambas regiones. Estados Unidos parece haber detenido la escalada de su déficit fiscal que alcanzó 3,5% del PIB en 2004. En Europa el panorama no es tan alentador: países como Alemania e Italia presentan déficit fiscales crecientes (en 2004 fueron de 3,7% y 3% del PIB respectivamente). Con sus economías creciendo poco y nada es difícil que sus niveles de recaudación presenten un salto, mientras que no se vislumbra un freno al gasto público teniendo en cuenta las elecciones de 2006 de ambos países. La política del Banco Central Europeo de refinanciar a todos los gobiernos del bloque bajo la misma tasa no ayuda, al subsidiar a los países fiscalmente más irresponsables.

Por último, no debe menospreciarse el clima de tensión política que se vive hoy en Europa, que podría conducir en última instancia a una ruptura del euro. Hoy los líderes de los diferentes países están más preocupados por salvar sus propios pellejos, pasando a un segundo plano el fortalecimiento de la región y en consecuencia de su moneda común. En Alemania y Francia los movimientos proteccionistas (especialmente contra el temor de la invasión de importaciones chinas) y anti-capitalistas están a la orden del día, mientras que está latente el peligro de que algún Estado miembro de la Unión Europea rechace su carta magna, tal como sucedió en Francia o podría suceder en Holanda, según indican las encuestas preliminares. Aunque aún no están claras No están claras las consecuencias de tal suceso sobre el futuro de la Unión Europea (¿se postergará un acuerdo sobre el presupuesto 2007-2013?), de todas maneras los mercados financieros huyen de la incertidumbre y seguramente huirán hacia el dólar.

En definitiva, hay varios motivos para creer que esta vez la moneda cayó del lado del dólar. Mientras que la historia de la cuenta corriente de EE.UU pasó a un segundo plano, el euro deberá esperar alguna señal de crecimiento económico más robusto y que la crisis política sea sólo pasajera.

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José Luis Espert

Doctor en Economía

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