El problema está en la falta de rumbo

Los economistas consultados por LA NACION coincidieron en señalar que el mayor problema del gobierno de Eduardo Duhalde
es la falta de un rumbo claro. Desde veredas opuestas en materia de pensamiento económico, Jorge Avila (del CEMA), Héctor Valle (FIDE), José Luis Espert (Espert & Asociados) y Daniel Carbonetto (diputado por el Polo Social) pusieron en duda la continuidad de la actual gestión hasta septiembre de 2003, a menos que comience a mostrar mayor coherencia y firmeza.

Jorge Avila, economista del Centro de Estudios Macroeconómicos de la Argentina (CEMA), dijo que los casi cinco meses de gestión del actual gobierno fueron una absoluta pérdida de tiempo. "No creo que Duhalde haya aportado nada positivo; en rigor ha aportado muchas cosas negativas -aseguró-. Lo hecho con el sistema bancario es un ejemplo, fue simplemente una carnicería."

Según el economista, el hecho de haber abandonado la convertibilidad sin un plan fue irrelevante. "Yo creo que cualquier devaluación iba a salir mal de todos modos -explicó-. Eventualmente, debería haberse hecho dentro de una nueva convertibilidad. Y era fundamental que el Estado se abstuviera de intervenir entre las partes en contratos privados."

Avila señaló como una de las grandes fallas del Gobierno su falta de decisión a la hora de tomar medidas concretas. "El tratamiento del corralito ha sido el monumento al no tratamiento. Al día de hoy que no tenemos una solución, 150 días después todavía estamos en veremos."

El economista trazó el mismo panorama para la deuda pública. "Tampoco se hizo nada; a esta altura deberíamos estar encontrando una salida al default -agregó-. Y no ha habido nada en materia de reducción del gasto público, de reforma del Estado, de descentralización impositiva, de comercio exterior, que son cuestiones imperativas."

-Y parecía que Duhalde era el único que tenía la fortaleza política para enfrentar la crisis…

-Bueno, la virtud de Duhalde es política en el sentido de que evitó el caos, la anarquía. Lo logró por cinco meses, pero no creo que logre hacerlo hasta septiembre de 2003. Me parece que el Gobierno se va a desestabilizar, por golpes que vendrán de distintos ángulos: porque suba la inflación, porque se escape el dólar, porque aumente el desempleo, porque pierda el apoyo de los gobernadores… No sé cuál será el disparador, pero honestamente no veo al gobierno de Duhalde llegando a diciembre. Simplemente, porque es muy malo, por incompetencia.

-¿Cuál es el primer paso que debería tomar el Gobierno para empezar a salir de la crisis?

-Lo primero es que se le clarifique la cabeza al Presidente, que Duhalde termine entendiendo de qué se trata y cómo funciona una economía, cuáles son sus restricciones y sus leyes, y que entienda cuál es el rol que se espera de la Argentina en el mundo.

-¿Y qué se espera de la Argentina?

-Que sea un país normal, que se creen las condiciones para que este país sea un faro de estabilidad y de progreso en esta parte del mundo, en lugar de haber sido, durante 70 años, una usina de incertidumbre y atraso. Que se autoabastezca, que en vez de pedir plata, favores y ayuda provea soluciones que estén a la altura de sus talentos. Pero para esto la Argentina debe madurar, esencialmente su clase dirigente y en particular el actual presidente de la Nación, que tiene 60 años, se ha preparado toda su vida para la presidencia y no está a la altura del cargo. En fin, esto ha sido un recreo ferozmente populista, en el que todas las ganas contenidas contra el modelo, contra la convertibilidad y contra el capitalismo han encontrado un marco para explayarse, un marco de destrucción del país. Estamos peor que antes.

Para Héctor Valle, presidente de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo Económico (FIDE), la figura de Duhalde está muy debilitada. "Está pagando las consecuencias de haber encarado esta fase de la política argentina no a partir de un programa propio, sino a partir de asumir como un dato que tenía que arrancar con la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI)."

La tesis del economista no es que no había que negociar con el Fondo, sino que había que hacerlo a partir de una estrategia de crecimiento.

"Pero ha habido una serie de idas y venidas que han llevado a un deterioro muy fuerte de la credibilidad del Gobierno -agregó Valle-. Yo no creo que el Gobierno haya perdido credibilidad por el factor externo, sino porque sus actos lo muestran, por ejemplo, haciendo un discurso muy productivista de entrada, pero tomando decisiones en el corto y mediano plazo que se encuadran totalmente en los requerimientos del Fondo, que son realmente antiproductivistas. Y esto se está reiterando ahora con el enfrentamiento Lavagna-Blejer, sobre cómo salir del corralito."

-¿Qué pasó entonces con la experiencia en materia de administración pública que Duhalde decía tener?

-Bueno, los hechos demostraron que no es lo mismo hacer asistencialismo en la provincia de Buenos Aires, o hacer obra pública contando con los recursos que tenía Duhalde en su momento, que manejar un país. De todos modos, creo que en la crisis hay un componente político central.
El tipo de política que tiene que desarrollar la Argentina, sea que se incline a la derecha y haga el ajuste que le pide el FMI, o sea que encare una alternativa más heterodoxa, como me gustaría a mí, requiere un arco de apoyo político que este gobierno no tiene. Y ése es el gran problema a futuro: dónde está la correlación de fuerzas políticas que puedan hacernos tragar el sapo del ajuste o desenvolver un esquema alternativo, donde evidentemente las tensiones y contradicciones tampoco se evitarían.

-¿Cuál debería ser el eje para cambiar el rumbo?

-La idea que yo tengo en la cabeza, buena o mala, supone llegar a discutir con el FMI y con los acreedores demostrando la viabilidad de la economía argentina en el corto y mediano plazo. En ese sentido, el país tiene perspectivas de tener un superávit comercial importante, pero tiene que concretarlas. Por otra parte, es necesario entender que con la retracción que hay de la inversión privada en el país, el rol dinámico de la economía, nos guste o no nos guste, en buena medida le corresponde al gasto público.
Y si bien hay que mejorar notablemente su composición y calidad, evidentemente el gasto público va a implicar algún nivel de déficit mayor al que se pactó con el FMI. Entre otros problemas, además de la inversión, hay que atender la pobreza con bastante más plata que la de los planes para jefes y jefas de hogar. Ahora claro, todas estas cosas se dan de patadas con las propuestas del Fondo.

Para José Luis Espert, titular de Espert & Asociados, no hay que crucificar a Duhalde por haber tomado la decisión de devaluar. "En definitiva, no era algo evitable, no nos engañemos, esto no era Suiza -aclaró-. Lo que sí se debería haber hecho durante los últimos diez años para evitar caer en esta situación era una política fiscal de gurkas. La causa del default y la devaluación es la irresponsabilidad fiscal de la última década."

Lo que el economista sí criticó en Duhalde fue su falta de capacidad para prever la debacle que iban a causar la devaluación y el default. "¿Cómo no armó un plan y un equipo económico con todos los tanques? -se preguntó-. Duhalde siempre habló de su experiencia de gestión. Y su experiencia fue haber fundido la provincia más grande y el banco más antiguo de la
Argentina."

Espert aseguró que lo más preocupante de la situación de crisis es lo que él calificó de un retroceso ideológico. "Es patético escuchar hablar de centros de abaratamiento, controles de precios, ver la persecución que se está dando contra los exportadores por la liquidación de divisas, el clientelismo detrás de los planes sociales… Están queriendo construir un mundo que ya no existe. Por todo esto la gestión de Duhalde me parece nefasta. Así como estamos, vamos a una hiperinflación antes de fin de año."

-¿Qué debería haberse hecho de entrada?

-Se tendrían que haber planteado tres cosas básicas: el respeto por los derechos de propiedad, la apertura irrestricta de la economía y el equilibrio fiscal. Y lo único que para este proceso es un cambio no sólo en materia económica, sino política: hacen falta un plan económico candidato al Oscar y bajar a la mitad la cantidad de políticos de este país.

-¿Dolarización u otra convertibilidad?

-Plantear esa alternativa es inadecuado en este momento. Son sólo instrumentos de política económica, acá lo que falta es definir nuevos objetivos de país. ¿Cuáles deberían ser?, una apertura comercial bien hecha, un equilibrio fiscal estricto y el respeto por los derechos de propiedad. En otras palabras, lo que necesitamos es un capitalismo competitivo, en vez del capitalismo trucho que hemos tenido.

Daniel Carbonetto, diputado nacional por el Polo Social, señaló errores, pero también rescató algunos logros en el gobierno de Duhalde.

"El primer logro fue salir de la convertibilidad -explicó-. También haber instalado las retenciones a las exportaciones. Y otra cosa muy positiva son los subsidios de inclusión familiar."
Según el economista, con la devaluación se logró un cambio en los precios relativos, algo indispensable para mejorar la competitividad de las exportaciones y fortalecer la sustitución de importaciones. "Con las retenciones se cubre la parte fiscal -agregó-. Y los subsidios son indispensables no sólo por razones sociales, sino para reactivar el consumo en los sectores más necesitados."

En cuanto a los errores, Carbonetto señaló que se devaluó sin un programa integral. "A Duhalde se le pueden criticar errores de gestión muy fuertes, indecisiones e incertidumbres, que son los que provocaron este tipo de cambio sobrevaluado."

Otra crítica del economista fue que las retenciones fueron establecidas con un monto fijo, lo cual no ayuda al sistema de precios. "Deberían ser móviles para incomunicar el tipo de cambio a los precios internos."

Y en cuanto a los subsidios para los sectores más necesitados, los consideró absolutamente insuficientes. "No tendrían que haber arrancado en menos de 250 pesos", aseguró.

Carbonetto señaló que la situación actual tiende a degradarse. "Sin abundancia de reservas, el tipo de cambio es inmanejable. Esto ha generado un proceso inflacionario persistente, que está demoliendo el consumo público y privado en términos reales -comentó-. Si esto sigue así, en menos de 60 días se va a producir una verdadera bancarrota en empresas, comercios y servicios."

El economista aseguró que la raíz del problema son las dilaciones en las negociaciones con el FMI. "Lo que tiene que hacer Duhalde es convocar al conjunto de las fuerzas políticas y elaborar un programa económico argentino, que abandone los ajustes del FMI y ponga en marcha un proceso de reactivación."

-¿Cuáles son las medidas que deberían tomarse?

-Un anclaje del tipo de cambio, al valor presente. Un control severo de las operaciones de cambio de divisas, tanto de particulares como de los exportadores, y para esto se deberían prohibir por 300 días las transacciones en divisas. También haría falta un racionamiento de los dólares en reservas y los que entren por exportaciones para que sean destinados a la compra de insumos esenciales para el proceso de reactivación.
Y resulta fundamental recomponer el salario y ampliar los subsidios de inclusión social. En la medida en que se siga con los ajustes del FMI, lo más probable es que en 60, 70 días se corra el riesgo de de nuevos conflictos sociales e inestabilidad institucional.

-¿No se corre también el peligro del aislamiento?

-La Argentina comenzó a aislarse, en términos financieros, el día que dejó de pagar su deuda. Pero en términos comerciales no hay forma de aislamiento posible. Además, el nuevo plan puede ser monitoreado por el Fondo, acá no hay por qué romper con nadie, eso siempre sería negativo. Pero las exportaciones e importaciones son negocios privados, comprar granos o petróleo argentino no es algo que decide el FMI, sino en todo caso las grandes compañías. En este sentido, no hay peligro de problema comercial alguno. La postura de la Argentina no debe ser de genuflexión ni de aislamiento. En cuanto a la deuda externa, no se puede dilatar el silencio.
En septiembre, octubre a más tardar, hay que plantear algún tipo de reprogramación. No pedir una quita, sino alargar los términos y cambiar las condiciones. Lo que necesitamos son 2 o 3 años para recuperarnos.

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José Luis Espert

Doctor en Economía

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