Entrevista a José Luis Espert. Alertó sobre la pérdida de 200 mil empleos en lo que va del 2005. Dijo que Argentina debe preocuparse por ser un país rico antes de por cómo se reparten los ingresos
José Luis Espert inició su carrera como economista en el estudio de Miguel Angel Broda, como analista de programación monetaria y luego como economista jefe. Luego fue econometrista en el Estudio Arriazu y socio de José María Dagnino Pastore y Adolfo Sturzenegger en la consultora Econométrica SA. Por diez años su trabajo profesional se enfocó en la investigación macroeconómica y el análisis de la realidad económica de Argentina. Consultado por N&E, el candidato a doctor en Economía de la UBA criticó al Gobierno por estar destruyendo empleos y reclamó mayor apertura del comercio. Esto dijo:
– La economía sigue creciendo pero el desempleo, que venía en baja, volvió a subir dos puntos en el primer trimestre del año ¿Por qué se da esta aparente contradicción?
–No hay creación de empleo. En cuanto a los números de la economía, si bien se ha seguido creciendo, la desaceleración respecto del segundo semestre del año pasado es muy fuerte. En el segundo semestre del año pasado la economía creció al 3% trimestral, un promedio anualizado del 12%, y en este primer trimestre se creció al 1,1%. Un nivel anualizado del 4,5%. Por lo tanto, la economía dividió por tres la tasa de crecimiento que tuvo durante la segunda parte del 2004. Esto explica una menor tasa de crecimiento en el empleo.
Pero por otro lado, la política salarial del Gobierno ha seguido siendo muy expansiva. En enero se fijó por decreto una cifra fija no remunerativa de $150 y ahora se dice que se van a incorporar $100 de esos $150 a los salarios en bruto. Pero durante el año pasado hubo 20 aumentos fijos no remunerativos y 8 aumentos del salario mínimo por decreto.
–Pero esto sólo beneficia a los privados en blanco. Se deja afuera todo el empleo estatal y el no registrado.
–Hoy la mitad de todos los trabajadores están en blanco. Pero si se toman los nuevos puestos de trabajo que se crearon en el 2003, cuando la economía empezó a crecer, surgieron un millón de nuevos empleos. Dos tercios de esa cantidad fue en negro. En el 2004 se crearon unos 400 mil nuevos puestos de trabajo, dos tercios de ellos otra vez en negro. Como verá, de un millón a 400 mil puestos de trabajo hay una desaceleración muy grande y yo creo que tiene que ver con la política salarial de este gobierno, que si bien no afectó el crecimiento de la economía, sí frenó la generación de empleo.
–¿Se va a poder llegar en el 2006 a bajar a un dígito el desempleo?
–En el primer trimestre de este año se destruyeron más de 200 mil puestos de trabajo entre registrados y no registrados. Yo no sé cómo en el Gobierno, al mismo tiempo que la Encuesta Permanente de Hogares muestra esta destrucción de empleos, el ministro (de Trabajo), Carlos Tomada, muestra un aumento de 200 mil nuevos puestos de trabajo registrado. Esto significa que la economía “en negro” (no registrada) destruyó unos 400 mil puestos de trabajo cuando la economía “en blanco” creó unos 200 mil. Eso no lo puedo entender y acá hay que pedirle una explicación al Gobierno sobre cómo se toman estos números. Me cuesta trabajo pensar que con los aumentos en los costos laborales, la economía “en blanco” cree empleo mientras que la “en negro” los destruye.
Volviendo a su pregunta, si el año arranca con la destrucción de 200 mil puestos de trabajo, según datos oficiales, yo no sé cómo se va a hacer para generar los mismos 400 mil puestos de trabajo que se crearon durante el 2004. La pregunta es cómo se hace en el 2005 para crear empleos cuando el año arranca destruyéndolos. Gracias a Dios, la población económicamente activa (PEA) bajó en el primer trimestre del año. Porque si además de destruir empleo se hubiera tenido un aumento en la oferta de trabajo, el desempleo hubiera subido mucho más.
–¿Qué no funciona para que se estén destruyendo empleos?
–La destrucción de empleos se debe principalmente a que el Gobierno está aumentando demasiado los costos laborales de las empresas. Esta política de expropiar renta empresaria a través de impuestazos y aumentos de los costos laborales está destruyendo puestos de trabajo.
–¿Cómo se debería, entonces, solucionar el problema de la inequitativa distribución de la riqueza? ¿Qué se debería hacer?
–Lo primero que hay que asumir es que Argentina terminó siendo, después de 80 años de desquicio y de equivocar el camino, un país pobre. La pobreza es consecuencia de todo un ciclo de desastres en política económica. Si tiene conciencia de eso, usted va a dejar de tener pajaritos en la cabeza y asumir que no fue consecuencia sólo de un plancito de morondanga como fue la convertibilidad. Usted se va a tomar las cosas con calma, va a ser las cosas en serio y no va a andar prometiendo estupideces.
La segunda cosa en claro es que si se quiere ser un país completamente equitativo hay que ser un país comunista. Una economía capitalista es inevitable que tenga algún nivel de iniquidad. Los países más ricos del mundo, como Estados Unidos, Francia o Noruega, son países con iniquidad en la distribución del ingreso. En Estados Unidos la diferencia entre lo que gana el sector más rico de la población y el más pobre es de 14 veces, en Noruega es de 9 veces.
En la Argentina lo primero que hay que lograr es que el país sea rico. Que en vez de tener U$S4.500 de ingreso per cápita se tenga U$S45.000. La Argentina debería multiplicar por diez el ingreso per cápita que tiene, después discutir qué hacer con la distribución. Hay que hacer las políticas de los países que son ricos primero y como consecuencia de ser ricos no tienen pobres.
–¿Qué se debería hacer para generar más riqueza?
–Lo único que se está haciendo para ser un país de ingresos per cápita alto es tener las cuentas públicas en orden gracias no a una reducción del gasto público, que históricamente ha hecho colapsar varios planes económicos, sino a que la recaudación supera en cinco puntos el nivel del gasto público. El resto de la concepción macroeconómica está equivocada. Crecer en base a sustitución de importaciones, en base al default o a costa de las privatizadas, me parece que no es la manera de crecer.
La manera de crecer como China es hacer lo que ha hecho China, Irlanda, Australia, que es vivir del comercio, con alícuotas impositivas muy bajas y aranceles bajos a la importación de productos, no como Argentina, que tiene alícuotas violatorias de los derechos de propiedad y confiscatorias, profundas reformas impositivas, reformas en el sistemas de salud que sean mucho más que repartir preservativos, que haya una elite que gobierne que sea de primera categoría y no como aquí que gobiernan los piqueteros que evaden a la Justicia, como es el caso de D’Elía.
–Usted es uno de los críticos más fuertes al supuesto intento del presidente Kirchner de armar un “Estado empresario”. ¿Por qué cree que esto es algo preocupante?
–Primero me parece que está muy mal si usted mantiene la vergüenza de lo que es para Argentina la promoción industrial, con todo el daño que les ha hecho a provincias pujantes y competitivas como Mendoza, en respeto a los derechos adquiridos. ¿No le parece doblemente vergonzoso no haber respetado a los que vinieron a invertir acá más de U$S25 mil millones en las privatizadas durante la última década? A esos empresarios se les han pesificado las tarifas y destrozado los contratos simplemente para que ingresen empresarios amigotes del Gobierno a hacer algo a corto plazo. Si usted mantiene la vergüenza de la promoción industrial, cómo no va a respetar los contratos de las privatizadas.
Nota Original: DIARIO UNO | 30/05/2005