"Si eran a fin de año, se venía una enorme corrida cambiaria", dice Carlos Melconian. "Y ningún gobierno gana una elección si pierde el control sobre el dólar", sostiene Tomas Bulat. Otros analistas afirman que se compraron tres meses de calma para luego avanzar en un fuerte ajuste.
El tablero electoral se agitó. El oficialismo a nivel nacional decidió enviar un proyecto al Congreso para adelantar las elecciones legislativas, que se iban a hacer en octubre, para el 28 de junio próximo.
El viernes, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner justificó su decisión de adelantar los comicios en que una vez "superado el escollo electoral", se podrán concentrar los esfuerzos en trabajar para sostener la actividad.
"Los argentinos necesitamos mucha tranquilidad, mucho diálogo, alejando los intereses partidarios. La crisis es de una magnitud enorme y demanda que todos los esfuerzos estén orientados a lograr sostener la actividad económica y el nivel de empleo", subrayó la mandataria.
En ese sentido, el ex presidente del Banco Central Roque Fernández cree favorable "acortar el período de incertidumbre".
Y coincidió con la Presidenta: "No estábamos viviendo un momento tranquilo porque son elecciones que están poniendo en juego la mayoría que tiene el oficialismo en el Congreso. A partir del 28 de junio, la incertidumbre sobre un cambio de régimen desaparece y estará dilucidado cómo se distribuye el poder en la Nación".
Impacto económico
Lo cierto es que hay una serie de ventajas económicas en adelantar cuatro meses los comicios. Las variables como el dólar, el empleo, los salarios y el gasto público se pueden controlar más fácilmente en tres meses que en los siete que faltan hasta octubre.
La percepción sobre el deterioro de la situación económica se irá agravando hacia finales del 2009, producto de la crisis global, y esto podría llevar a los argentinos a votar desfavorablemente al oficialismo.
La caja fiscal también estará más robusta en el primer semestre y podrá dejarse para después de junio la toma de medidas antipáticas, como ser bajar subsidios o elevar impuestos, para pagar deuda pública.
Además, acortar el plazo le permite al Gobierno mantener "encorsetado"al dólar por menor tiempo y, eventualmente, avanzar en un ajuste del tipo de cambio sin tener que esperar a fin de año. Finalizados los comicios podrá llegar más rápido a la meta de $4 por dólar.
"La economía llegaba muy mal a octubre", dijo el economista Carlos Melconian. "En términos de actividad, ya está técnicamente en recesión y ha dejado de crear empleo. El Gobierno debe enfrentar el problema que esta caída del Producto Bruto Interno (PBI) no se extienda al sistema financiero, concretamente, a la moneda, la deuda y a los bancos".
"Mi impresión, antes de esto, era la de un enorme deterioro y una posible corrida. Esta decisión significa haber visto ese escollo y operar en consecuencia", señaló Melconian. Pero agregó: "No es que con esto el enfermo rejuvenece".
El golpe en la actividad
La crisis financiera internacional no hizo más que profundizar los síntomas locales de enfermedad que mostraba la economía. Después de cinco años de altas tasas de crecimiento, este año el producto bruto interno dejará de crecer y quizás hasta retroceda.
Desde fines del año pasado las ventas se están frenando y el efecto del crac global se desparrama localmente al sector de la construcción, el automotriz, el siderúrgico y el de electrodomésticos. De allí que el Gobierno haya lanzado una serie de planes para reactivar el nivel de actividad de dichos sectores.
Pero los indicadores no mejoran. "No hay ninguna señal macroeconómica local o internacional que muestre que en octubre la economía va a estar mejor que en junio", dijo el titular de la consultora Economía & Regiones, Rogelio Frigerio. "En ese sentido, anticipar las elecciones puede ser un intento de que no se den en el medio de la crisis", añadió.
En tanto, el economista José Luis Espert coincidió en que el motivo de adelantar las elecciones, desde el punto de vista económico, es evitar que los comicios se lleven a cabo en un escenario de mayor deterioro respecto del que se presenta a fines de junio.
"Esos cuatro meses es mucho decir en términos percepción de cómo está la actividad económica y eso hace mella en el ánimo del votante. En el cuarto trimestre de 2008 y el primero de 2009 fue la gran caída de la actividad, pero recién ahora está empezando a afectar negativamente en la percepción de la gente. El adelantamiento minimiza el impacto negativo político de la recesión", explicó Espert.
Dólar
Despacio pero seguro, en los últimos quince días, el peso se devaluó un 15%, hasta los $3,66. Había consenso en el mercado en que el dólar iba a sostenerse hasta octubre para terminar tocando el piso de $4 a fin de año, porque "ningún gobierno que pierde control sobre el dólar gana una elección", dijo el economista Tomás Bulat. Hoy los tiempos se han adelantado. Al respecto sostuvo:
"La política de devaluación gradualista iba a resistir un dólar de $4 hasta octubre. Con más razón, no superará los $4 hasta junio", estimó Frigerio.
Hasta tanto, en estos tres meses, con una situación fiscal cómoda y liquidez bancaria, el Banco Central (BCRA) puede mantener la estabilidad financiera, coincidió el titular de la consultora Econviews, Miguel Kiguel.
Frigerio explicó que mayo y junio son dos meses buenos desde el punto de vista fiscal y cambiario: ingresarán divisas por la liquidación de exportaciones y pesos por el vencimiento del impuesto a las Ganancias. Ese ingreso de recursos le dará al BCRA más poder de fuego para controlar el dólar sin que bajen las reservas, según explicó.
Bulat coincidió y previó un dólar "más planchado" hasta junio, en $3,70 y $3,75: "Va a tratar de mantener esos valores y lo va a disparar en el segundo semestre".
Así, el escenario de fin de año se adelanta. Para Espert, "la gente percibe que el ajuste del tipo de cambio de octubre se hará tras las elecciones, más agresivo que el hecho hasta ahora por el Central". Y agregó: "Algún ajuste iba a haber después de los comicios y es posible que ahora se adelante. Llegará más rápido a 4 pesos".
Las pujas sectoriales
Otro aspecto clave resaltado por los distintos analistas es que, con esta medida, las paritarias y las duras negociaciones salariales quedarán para después de los comicios y el margen de maniobra será mayor.
Sucede que, los acuerdos por salarios, mantienen en vilo a los empresarios -que buscan alzas moderadas en momentos en que las ventas se derrumban- y a los sindicalistas "que buscan hacer equilibrio entre compensar el aumento del costo de vida y el aumento del empleo-.
Adelantando los comicios al 28 de junio, el Gobierno "se libera de la negociación salarial, es un problema menos antes de las elecciones", dijo Bulat.
El acuerdo actual de los camioneros, representados por Hugo Moyano, vence el 30 de junio. Y es clave para marcar el rumbo de los futuras negociaciones. Bulat explicó que para esa época se podrá también apreciar cuánto impacta la recesión por la crisis internacional en las empresas, sobre todo en el sector transporte. "Igualmente, la paritaria no será desbocada, saldrá en un 15%", estimó.
Campo
Después de un año de conflictividad entre el gobierno y el campo y sin que se vislumbre una solución, adelantar las elecciones también le sirve al oficialismo para dejar afuera la discusión con el sector. "Se dejan de discutir los temas económicos por los armados electorales", manifestó Bulat. Para los líderes agropecuarios empiezan tiempos "no tanto de discutir con el Gobierno sino de lograr que la oposición tenga mas legisladores", explicó.
Y otro tema que puede volver al tapete, tras los comicios, es el del fantasma – que ya sobrevoló y luego fue desarticulado – sobre el avance oficial en la creación de una junta nacional de granos.
Así, Bulat prevé más certezas hasta el 28 de junio y un segundo semestre más conflictivo: con el dólar hacia arriba, negociaciones salariales y mayor control político.
El desafío de cuidar la caja
La posibilidad de que el Estado honre sus compromisos de deuda se percibe disminuida por el mercado. Para este año, los colchones financieros siguen presentes para pagar los u$s20 mil millones de vencimientos de capital e intereses. El panorama es más complicado en 2010, con ingresos fiscales a la baja, gastos en suba y con los mercados de deuda cerrados para el país.
Por eso, mantener el nivel de gasto público alto en segundo y tercer trimestre de este año -si las elecciones fueran en octubre- insumiría muchos recursos fiscales que podrían destinarse al pago de la deuda. Kiguel explicó que el ajuste de dichas cuentas podrá hacerse, entonces, después de las elecciones de junio: "Ya no habrá tanta presión para gastar y el Gobierno podría bajar subsidios o postergar la obra pública".
Las cuentas fiscales provinciales también están pasando al rojo. "En general, cuando uno pregunta la situación de la caja de los gobiernos provinciales, muchos contestan que hasta junio llegan bien y después no", contó Frigerio. "Puede ser que los gobiernos provinciales aprueben esta medida aunque quisieran no nacionalizar la elección", agregó, respecto de la preferencia de los gobernadores de que la convocatoria a los votante se sustente en temas provinciales.
A nivel nacional, habrá que tomar medidas para hacer frente a los compromisos de deuda, que se concentran entre abril y octubre. "Las elecciones a fin de año, con una situación tan delicada, significaban encender una vela a un santo hasta octubre, en cambio, ahora lo hace hasta junio", dijo Espert.
Y "las definiciones con costo político que tenían que esperar hasta octubre se adelantaron: quizás el ajuste fiscal para pagar la deuda o suspender los pagos o negociar en términos más duros", especuló Espert.
Frigerio agregó que seguramente el gobierno necesita liquidar reservas para pagar los vencimientos de deuda y eso puede ser tomado como mala señal para el mercado cambiario. Si se vota en junio, podría recurrir a los dólares guardados en el Central antes de octubre.
O quizás hasta recurrir al Fondo Monetario Internacional. Un pasivo político que este gobierno no querría asumir antes de las elecciones.