Prisioneros del plástico

El endeudamiento de los argentinos con tarjeta de crédito creció casi 58% en sólo un año y medio. En muchos casos, las compras en cuotas cubrieron los consumos que el sueldo no podía o ayudaron a “llegar a fin de mes". Problemas con el refinanciamiento

"Tarjetear": una solución masiva en tiempos en que el salario no permite realizar las compras que exceden los gastos básicos del mes. Así podría definirse el término hoy, en el caso de aquellos cuyo ingreso no batalla exitosamente la carrera inflacionaria.

Quizás se deba a que el ajuste salarial en otros tiempos de precios en crecimiento era mensual y no en una o dos etapas anuales, librando la posibilidad de que el poder adquisitivo no sufra tan de lleno el ocaso de sus potencialidades. Y fue así como más de uno nota ahora que el resumen que llega a fin de mes acumula 7 pagos de 12, 15 de 24 ó 3 de 6 y pocas ganas de continuar engrosando esas deudas de gastos de los que ya ni se tiene recuerdo.

"Ahora los comerciantes están notando que la gente se está cuidando más, porque todos están muy endeudados con tarjeta, están asustados y ya no se sostienen las cuotas sin interés", contó a Infobae.com Vicente Lourenzo, secretario general de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

Lo que sucedió se refleja bien en las cifras que informa el Banco Central: mientras que el 2 de enero de 2007 se gastaban $7.944 millones diarios con tarjeta, al 25 de abril pasado, la cifra había ascendido a $12.537 millones…un 57,8% más.

Pero como dicen los comerciantes, "se llegó a un cuello de botella donde no todos pueden seguir tarjeteando". De hecho, el 29 de febrero pasado se gastaron $12.921 millones, poco más que ahora.

"Nosotros tenemos detectado que se sigue ‘tarjeteando’ en electrodomésticos, por ejemplo. Lo que pasa es que hay una incertidumbre por el ajuste de precios. En abril, cerramos con 0,4% menos de ventas. Hay muchísima gente que está prendida en la tarjeta hace más de un año: paga el saldo mínimo y refinancia", dijo Lourenzo.

Hasta las asociaciones de consumidores manifiestan estas dificultades del sobreendeudamiento con el plástico: "Hay gente que no puede cubrir sus deudas, porque las tasas de interés son mucho más altas de lo que es el aumento en los ingresos de las personas. Y si partimos de que el salario se mantiene estable, la capacidad de compra queda reducida por la inflación", señaló Isabel Novosad, titular de Prevención, Asesoramiento y Defensa del Consumidor (Padec).

"Mientras que el año pasado no recibíamos prácticamente consultas por este tema, hoy al menos tenemos 2 o 3 llamados al día por casos de gente que está sobreendeudada con la tarjeta", agregó y recomendó no recurrir a la clásica invitación de refinanciar la deuda cuando se puede saldar. "Recomendamos que se vaya pagando todo lo que se pueda y revisar el contrato, porque puede haber abusos", aclaró.

Sobre los intereses Novosad destacó que "son abusivos, los que mantienen las entidades de primera línea rondan el 30% nominal anual, y en cuanto a las de segunda y tercera, trepan a 40, 60 y 80% anual, como en el caso de Efectivo Sí o Compañía Financiera Argentina".

Es evidente que el excesivo ‘tarjeteo’ es un costado más, consecuente, de la inflación de bolsillo. En este sentido el economista José Luis Espert opinó que "con esta aceleración de la inflación, no tendría duda de que vaya a haber problemas para pagar deudas, porque se restringe el poder adquisitivo. Y si se tiene que decidir entre comer o pagar la tarjeta de crédito, se opta por lo primero".

Consultado acerca de lo que depara el futuro, Espert destacó que "con una inflación de 30% anual, en algún momento la Argentina va a dejar de crecer. La inflación es un ‘pac-man’ y se come al crecimiento. Esto no va a ocurrir durante 2008, el país va a crecer 6%, sin mentiras. Pero más adelante, habrá que ver".

Como lo muestran los números del Central y lo destacan los comerciantes, los efectos del menor poder adquisitivo por el aumento de precios, también se reflejan en un mayor endeudamiento con tarjeta. Y, lejos del boom del consumo, a quienes son prisioneros del plástico y están ‘hasta las manos’ con las cuotas, el fenómeno parece estarles diciendo que lo próximo será: menos compras.

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José Luis Espert

Doctor en Economía

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