El gobierno afronta un complicado panorama para hacer frente a la renovación de sus compromisos que se vencen en diciembre y la situación se complicará aún más en 2008.
La crisis hipotecaria ha golpeado a todos los mercados, pero ha sido particularmente dura para Argentina, que en las últimas semanas ha visto un rápido deterioro en sus condiciones financieras.
Una economía que no ha recuperado la confianza de los mercados internacionales tras incumplir el pago de su deuda soberana en diciembre de 2001, ha sido especialmente vulnerable a la volatilidad.
En medio de la caída de las bolsas internacionales, el jueves el índice de riesgo país
de Argentina llegó a aumentar 81 puntos, a 550 unidades, su nivel más alto desde que JP Morgan Chase reajustó su medición para reflejar la masiva reestructuración de la deuda trasandina, en junio de 2005.
El riesgo país mide el diferencial entre el rendimiento del bono de referencia argentino y el del bono del Tesoro de Estados Unidos de referencia. En otras palabras, cuánto más exige un inversionista en interés para asumir el mayor riesgo de que ese bono eventualmente no se pague.
Los bonos ligados a inflación alcanzaron su mayor rendimiento desde su emisión, en noviembre de 2005.
Antes del rebote técnico del viernes, el índice bursátil argentino Merval, acumulaba una caída de 20,4%, la mayor entre las principales bolsas a nivel mundial.
Abandonado
Desde el masivo canje de la deuda, en 2005, que impuso a los inversionistas un descuento de 70% sobre el valor original, el gobierno ha perdido su acceso a los mercados financieros internacionales.
Bajo estas condiciones, la capacidad del gobierno argentino de renovar su financiamiento está en duda. La volatilidad ha sido muy alta incluso para el gobierno de
Hugo Chávez, que ha usado los ingresos de los precios del petróleo para financiar a sus aliados en la región.
Caracas suspendió el jueves la emisión del bono del sur por US$ 1.500 millones, anunciada unas semanas antes. Aunque Buenos Aires alcanzó a cobrar US$ 500 millones del primer tramo, parece difícil que los pagos se reanuden antes de fin de año.
Argentina cuenta con ahorros por US$ 14 mil millones para pagar deuda, lo que deja un déficit por US$ 2.500 millones en requisitos de financiamiento para renovar vencimientos hasta fin de año.
La situación se complicará particularmente en diciembre, cuando los vencimientos saltarían a US$ 2.200 millones, el triple que el promedio mensual.
“Los problemas pueden haber sido generados por la crisis externa, pero la verdadera causa es puramente interna”, señala el economista José Luis Espert, socio director de la consultora Espert y Asociados.
Con los comicios presidenciales en octubre, la carrera electoral se ha traducido en un deterioro de las cuentas fiscales. El gasto público aumentará 50% en 2007 y el superávit primario de US$ 20 mil millones equivale a menos 2,5% del PIB, un retroceso de medio punto porcentual, según cifras publicadas por el periódico argentino El Cronista.
Además, los inversionistas están nerviosos por las denuncias de que el gobierno está manipulando las cifras oficiales de inflación para cumplir su meta a la fuerza.
“Argentina ha declarado el default dos veces, la primera vez cuando no pagó la deuda pública en 2001, y la segunda ahora, cuando miente sobre la inflación”, dice Espert.
Si la aversión al riesgo continúa, el panorama se volverá más complejo en 2008, cuando afronta vencimientos relevantes por US$ 5.500 millones.
La compra del bono que había prometido el gobierno de Hugo Chávez seiba a usar para financiar vencimientos de deuda en 2008.
Nota Original: DIARIO FINANCIERO | 20/08/2007