Nuestro país pasó de tener un superávit de US$ 270 millones en abril de 2002 a un déficit de US$ 344 millones cuatro años más tarde; aquí, la historia de una relación inestable
La Argentina lleva 36 meses consecutivos de resultados negativos en el comercio con Brasil. En abril de 2002, nuestro país tenía un superávit de US$ 270 millones en el comercio bilateral; en mayo de 2006 tuvo un déficit de US$ 344 millones. El péndulo fue, de un extremo a otro, en apenas cuatro años. ¿Qué pasó en el medio? “Las variaciones en la balanza tuvieron que ver con cambios estructurales de las economías que se dieron en Brasil y la Argentina con la devaluación. A partir de 2002, la Argentina empieza a crecer y a demandar insumos y bienes de capital. Como la devaluación encareció estos bienes, dejamos de consumir en Estados Unidos o Europa, y empezamos a comprar en Brasil”, explicó el director de la consultora abeceb.com, Dante Sica. Hoy, Brasil es el gran productor regional de bienes de capital.
“Tener déficit comercial con Brasil es algo natural a causa de nuestro brutal crecimiento y el enorme empobrecimiento tras la devaluación. Es al único país al que le podemos comprar, por eso tenemos superávit con Chile, con Estados Unidos, o con Europa”, concordó el economista José Luis Espert, director de la consultora homónima.
Un ejemplo claro está en el sector automotor: cuando se recuperó la demanda los argentinos se fueron a buscar modelos más baratos. Autos chicos como el Twingo, por ejemplo, que venían de Europa, fueron suplantados por otros fabricados en Brasil como el Suzuki Fun, el Corsa, el Ford Ka, o el VW Gol. Según cifras de abeceb.com, hoy la venta de vehículos importados representa más del 63% del mercado. De ello, las unidades brasileñas son más del 90 por ciento.
En 1998, los autos importados tenían el 51,3% del mercado; de esa cifra, los traídos de Brasil eran el 44%, seguidos por la Unión Europea (31%). Cuando crece el producto bruto argentino, crecen las importaciones. No obstante, el déficit en las manufacturas de origen industrial (MOI) con Brasil no es nuevo: también existía en los 90 (hay que tener en cuenta que la industria brasileña es en promedio cinco veces mayor que la argentina). Pero el déficit de las MOI en los 90 se compensaba con el superávit en el sector de productos primarios, bienes de origen agropecuario (MOA) y combustibles.
En la era posdevaluación, mientras las compras de bienes industriales aumentaron, la Argentina empezó a perder terreno en las ventas que daban superávit. “Una de las razones que explican el cambio de signo en la balanza comercial parte de un problema de la oferta exportable argentina: hay poca variación en la canasta de productos. Esto hace que algunas cosas que la Argentina exportaba y que hacían volumen y valor hoy estén mucho menos presentes, por ejemplo en los productos de base agrícola donde Brasil ha evolucionado mucho en los últimos 15 años”, aclaró Raúl Ochoa, profesor del Instituto de Comercio Exterior de la Fundación Bank Boston.
En 1990, la Argentina exportaba, por ejemplo, cortes especiales de carne, algodón, lácteos, y combustibles. Brasil fue, primero, desplazando estas importaciones y, después, se transformó en exportador de las mismas. Expandió su frontera agrícola y empezó a producir productos primarios y de origen agropecuario. Hoy es el mayor exportador mundial de carne vacuna, pollos, jugo de naranja, azúcar, café, tabaco, y podría convertirse en el mayor productor agrícola mundial a partir de 2010, según pronostica el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Además, empezó a comprar menos afuera y generar sus propios insumos. Este año anunció que puede autoabastecerse en materia petrolera cuando anteriormente la Argentina era un fuerte vendedor de combustibles.
Fuertemente industrial
En los primeros años del Mercosur latía el miedo de que nuestro país se quedara en productos primarios y Brasil se dedicara a los bienes industriales. Pero hoy Brasil está produciendo ambas cosas a gran escala. Espert enfatiza que “Brasil se está convirtiendo en un competidor y un país fuertemente industrial”.
La Argentina, además de preguntarse cómo hacer para exportar a Brasil, ahora deberá plantearse cómo hacer para competir con Brasil, no sólo en el comercio bilateral sino frente a terceros mercados. Para el economista jefe de IES Consultores, Eduardo Alvarez, si bien “por lo general, las exportaciones de productos agroindustriales a Brasil corresponden a productos que por sus características son producidos más eficientemente en la Argentina, en la medida en que Brasil aliente inversiones para sustituir importaciones en esas áreas, nuestras exportaciones podrán verse afectadas en el mediano plazo”.
En cuanto a la situación de las exportaciones argentinas en el mundo, Alvarez también cree que podrán verse perjudicadas en el mediano plazo, “en especial en productos en los cuales Brasil ha impulsado una fuerte corriente inversora, como es el caso de las carnes”.
Las exportaciones argentinas a Brasil, no obstante, están creciendo, pero en menor medida que el ritmo de las importaciones. Para los primeros cinco meses de 2006, la balanza comercial acumula un saldo negativo con Brasil de US$ 1503 millones, reflejando el mayor déficit histórico para un período de ese lapso. Las exportaciones argentinas en ese período fueron de US$ 2848 millones, un 16,2% más comparado con el año pasado. En importaciones, el acumulado enero/mayo fue de US$ 4351 millones, un 18% superior a las del mismo período de 2005.
Nuestro país nunca ha tenido un tipo de cambio tan competitivo como el actual frente a la moneda brasileña (hoy se cotizan dos reales por cada dólar) y, sin embargo, no se refleja en exportaciones. “Es que la competitividad no la da solamente el valor de la moneda. Es un elemento favorable, pero no es todo”, sintetizó Ochoa.
Cuestión de política
Los economistas coinciden en que la competitividad a largo plazo no descansa sólo en el tipo de cambio. “Depende de la política de fomento de las inversiones que tienda a favorecer el incremento de la productividad, y en eso la Argentina está perdiendo competitividad frente a Brasil”, disparó Alvarez.
Mientras la Argentina trata de ingresar en Brasil, y ponerse a la altura del gigante (sobre todo en cuanto a escalas de producción), se abre otro frente, con un desafío igual o mayor: China, que gana presencia en el mercado brasileño y se encamina a superar a las ventas argentinas.
A pesar de que sus estructuras exportadoras son bastante disímiles, es llamativo el incremento evidenciado por las ventas asiáticas a Brasil en detrimento de las argentinas. A principio de los 90, el comercio bilateral entre Brasil y la Argentina superaba en gran medida al existente con China. Según cifras de abeceb, entre los años 1998 y 2002 las ventas argentinas hacia el socio brasileño cayeron un 41%, mientras que el gigante asiático ganó participación creciendo un 50,3% en el mismo período.
Tras la salida de la convertibilidad, entre los años 2002 y 2005, las exportaciones argentinas hacia Brasil fueron recuperándose con un crecimiento del 31,6%. En tanto que las ventas de China crecieron a tasas superiores al 200%, ganando una mayor importancia en el mercado brasileño. Mientras que Brasil en 2002 le compraba a la Argentina por US$ 4743 millones y a China por US$ 1554 millones, en 2005 lo hizo por US$ 6241 millones y US$ 5354 millones, respectivamente.
Las oportunidades pasan, y la Argentina deberá trazar estrategias de largo plazo si quiere mantener un gran cliente, como es Brasil.
Nota Original: LA NACIÓN | 06/06/2006