Más de 10 rubros sensibles a las importaciones del país vecino emplean 2,8% de los trabajadores. Economistas acusan a empresarios de hacer lobby con el Gobierno
Advierten que la economía cerrada es más propicia a la inflación y que se alejarán los capitales
SANTIAGO CHELALA Buenos AiresLos sectores beneficiados con el Mecanismo de Adaptación Competitiva (MAC) acordado con Brasil aportan menos de 3% del Producto Interno Bruto (PIB) y emplean a 2,8% del total de los trabajadores. Luego de una primera reacción favorable de los industriales argentinos al convenio, seguida por el enojo de sus pares brasileños, también en el ámbito local surgieron otras voces críticas del acuerdo. Los argumentos apuntan a que los rubros sensibles tienen una importancia menor y que las barreras comerciales serán más costosas en términos de integración. En particular, los economistas advierten el riesgo de menor inversión y suba de los precios internos.
Las ramas industriales perjudicadas por la importación brasileña son, entre otras, textiles, cueros, calzado, baterías, electrodomésticos, televisores y bicicletas. Alguno de estos sectores, como el armado de bicicletas y la marroquinería aportan menos de 0,05% al PIB, y una cifra similar en cuanto a generación de empleo
Los datos se desprenden del último relevamiento exhaustivo elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y plasmado en la matriz insumo-producto.
Además, los defensores del libre comercio señalaron que los consumidores argentinos deberán pagar más caros todos esos bienes para proteger a industriales que no pueden competir con los brasileños. Es decir que la protección no será gratuita en términos de inflación. A la merma de bienestar se suman presiones al alza de los precios, una de las principales batallas que el Gobierno enfrenta en el terreno económico de 2006.
Al respecto, el economista José Luis Espert, criticado en diversas ocasiones por el presidente Néstor Kirchner, no dudó en calificar el acuerdo con Brasil como un “mamarracho”. Una economía cerrada, advirtió, es más propicia a la inflación que una abierta. “Los acuerdos de precios detienen un poco los incrementos por ahora, pero es claro que el acuerdo comercial con Brasil no ayuda a contener la inflación”, dijo. Espert insistió en que los sectores que se benefician con el MAC son insignificantes en la generación de valor agregado y de empleo. “Pero –agregó– son los que tienen mayor poder de lobby ante el Gobierno”.
Además, el consultor resaltó que la Argentina “no cumplió un sólo contrato en la última década, ni siquiera ahora el de libre comercio con Brasil. Todos los países que les va bien se abren, pero nosotros vamos al revés. Nos peleamos con Chile porque no le damos el combustible que prometimos, con Uruguay por las papeleras, con la Unión Europea por las privatizadas y ahora con los empresarios brasileños. Estamos violentando el Mercosur. Es un disparate”, agregó.
Inversiones
Por su parte, el economista Jorge Vasconcelos, del IERAL de Fundación Mediterránea, destacó que el acuerdo con Brasil puede reducir el flujo de inversión extranjera con destino a la Argentina. Esto sucede porque se introducen restricciones eventuales para el comercio en el mercado común, con una gran expectativa de que pueda haber un uso intenso de las barreras en los años siguiente.
“Esto genera un problema para las nuevas inversiones, para su localización. Con las barreras se produce una tendencia a que las inversiones se hagan en el mercado más grande, ya que es menos riesgoso”, comentó Vasconcelos.
Para el economista si hay cada vez menos comercio libre los capitales irán a Brasil y no a la Argentina. “El Gobierno tiene que ser conciente de que este acuerdo es un arma de doble filo”, añadió.