Menor precio de algunos productos de exportación, mayor ingreso de importados y roces con el FMI son datos poco favorables
Las praderas argentinas donde el Gobierno cabalgaba confiado se están haciendo menos llanas y aparecen algunos obstáculos.
Resurgen las protestas de industriales por problemas de competitividad con Brasil, el Gobierno respondió a las subas de precios con un aumento de retenciones a exportadores de petróleo, baja en el mundo el precio de la soja, el dólar trepó por encima de los tres pesos y la confianza de los consumidores pronuncia su caída.
A eso se suma la postergación de la tercera revisión por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) y las inusuales declaraciones del ministro Roberto Lavagna contra el organismo.
La pregunta que surge es: ¿llegó el fin de la bonanza? Los analistas consultados por LA NACION dicen que sí. El escenario internacional se complica para los intereses argentinos, y el frente interno empieza a mostrar restricciones.
"No es grave, sólo hay que ocuparse", dijo un analista que fue funcionario de Economía.
Las retenciones sobre el crudo anunciadas el miércoles, por caso, pueden complicar el escenario de mediano plazo en materia de abastecimiento. Esto sucedería si las petroleras preocupadas por el altísimo nivel aplicado deciden no invertir más. Al respecto, algunos analistas del sector dicen que el Gobierno subestimó lo capital intensiva que es la industria y sus costos de producción.
"El clima está enrarecido por los datos de desaceleración económica y la reciente suba del dólar. El precio internacional del petróleo no impacta directamente en el país, pero sí es mala señal para la estabilidad tributaria el tema de las retenciones al crudo", resumió Luciano Laspina, director de la consultora MacroVisión.
A esto se suma la sensación térmica que perciben los consumidores, medida por los índices de confianza, donde se observa que son menos optimistas y que están restringiendo sus decisiones de compras futuras.
"Hay que monitorear la evolución de la confianza porque hay deterioro contra los picos máximos alcanzados; además, en el estimador medio de actividad económica de junio se encuentran valores parecidos al primer trimestre del año y eso da la sensación de desaceleración de la actividad", dijo Alfredo Gutiérrez Girault, economista jefe del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF).
Sube el verde
Después de diez meses de estabilidad en el mercado de divisas, el dólar acumuló esta semana una suba del 4,05% y algunos analistas del mercado dijeron que la suba está a tono con el deseo del Gobierno de mejorar las condiciones de las empresas exportadoras.
Algunos sectores en conflictos comerciales con Brasil miran con buenos ojos esta medida porque encarece las importaciones.
"No creo que el Gobierno quiera que se mueva muy rápido el dólar, y que sea muy alto. Con el poder que tiene el Central sobre el mercado, puede hacer subir al dólar lentamente y no le hace falta dar un salto en dos días", dijo a LA NACION Alberto Rodríguez, director ejecutivo del Centro de Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara). Lo cierto es que esa entidad, junto con el Centro de Exportadores de Cereales, liquidó el jueves 28 millones de dólares y el viernes unos 38 millones, luego de vender un promedio de 50 millones de dólares diarios. Esto, obviamente, influyó en el precio de la divisa.
Funcionarios del Ministerio de Economía dijeron que una fluctuación de entre 3 y 3,10 pesos por dólar es favorable para consolidar la reactivación económica y el ministro Lavagna sostuvo que se siente "muy cómodo" con un dólar a tres pesos.
"Esto que pasa es de vuelo muy corto, se produjo un desplazamiento de liquidación de exportaciones dentro del margen que les permite el control de cambios y algunos retuvieron divisas para capturar una pequeña diferencia, es normal", explicó Rafael Ber, socio de Argentine Research.
Sin embargo, las fluctuaciones del tipo de cambio dejaron dudas en otros. "El tipo de cambio real es competitivo, entonces no queda claro cuál es el objetivo de este movimiento, no sé si sirve encarecer las importaciones con el superávit que hay", apuntó Julio Piekarz, economista jefe del Banco Banex.
El factor soja
La volatilidad en el valor de la soja, cuyo precio ha descendido en las últimas semanas, es una mala noticia para los productores argentinos y también para el Gobierno.
Es que los excedentes fiscales de los que disfruta la administración de Néstor Kirchner se consiguen sobre impuestos distorsivos, opinó Nadin Argañaraz, presidente del Ieral de la Fundación Mediterránea.
Para ponerle un número a su preocupación, el economista usa el complejo sojero como caso testigo: "Si el año que viene, por cuestiones climáticas, por ejemplo, exportamos la misma soja que este año, a precios promedio de 2003, se generará una caída de retenciones del orden de los 946 millones de pesos, más el efecto indirecto que esto tendrá sobre el IVA, ganancias y otros impuestos".
Con una ponderación sobre el mismo tema, y considerando los futuros de la soja, Laspina estima que la caída en la recaudación treparía hasta los 1500 millones de pesos.
"Claramente, hay un contexto internacional menos favorable con un cambio gradual en las condiciones, con riesgo por la suba del petróleo, con un descenso en el precio de la soja y demás, pero creo que el crecimiento de este año igual será importante", indicó Carlos Pérez, economista jefe de la Fundación Capital.
Lavagna versus el Fondo
Los analistas se mostraron sorprendidos por las fuertes declaraciones del ministro Lavagna contra el FMI. Y si bien consideran que es una movida más en la estrategia oficial de enturbiar las aguas para ganar unos centímetros en la pulseada con el organismo, no esperan que con Rodrigo De Rato dé los mismos resultados que con Horst Köhler.
"El objetivo esencial de los españoles es ganar liderazgo en Europa y el papel de De Rato en el FMI no es ser concesivo con América latina, sino seguir liderando en la Unión Europea, así que debe demostrar que puede hacer cumplir los contratos que se firman", resumió Julio Piekarz, del Banco Banex.
Para el analista, que fue gerente general del Banco Central, que la revisión haya pasado para septiembre es negativo para la Argentina porque como efecto inmediato se demoran desembolsos del Fondo, del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo.
Con él coincide Laspina, de MacroVisión. "El Gobierno tensó la cuerda innecesariamente y ahora se van a juntar presiones en septiembre."
"Probablemente se junte en el tiempo la aprobación de las metas que están en discusión con el diseño del acuerdo para el año que viene, y todo sucederá en septiembre, cuando el Ejecutivo esté presentando su proyecto de presupuesto en el Congreso, es un combo muy pesado", dijo Gutiérrez Girault, del IAEF.
Por su parte, José Luis Espert, de la consultora Espert & Asociados, opinó que las críticas de Lavagna son ciertas, pero agregó que el Fondo es el segundo responsable de lo que pasó en la Argentina. "El primer responsable es el país y me parece ridículo, absurdo y patético que estemos diciendo que para lavar esas culpas el FMI hoy tiene que hacer la vista gorda con los incumplimientos de la Argentina.
"Es el fin de fiesta y ahora todo va a estar mucho más peleado", resumió Espert. Para el economista, las peleas mayores se verán en el nivel internacional, en el acuerdo con el Fondo que incluye implícitamente lo que pase con la negociación de la deuda y también la revisión de los contratos y tarifas de los servicios públicos de empresas privatizadas.
"La reestructuración de la deuda es importante para terminar este año y así poder empezar 2005 con un esfuerzo fiscal medido para afrontarlo. Además, hay que considerar que el esfuerzo no lo hace el Estado, lo hace la economía y lo hacemos todos", indicó Nadin Argañaraz.
"Deberíamos tener una economía con crecimiento a tasas chinas por un cuarto de siglo, pero la Argentina agarró para otro lado -dijo Espert-. Este modelo no va a generar el crecimiento que necesitamos para duplicar el producto cada 15 años, como dijo el presidente Kirchner al asumir. En los términos actuales vamos actuando a lo gaucho patotero y parece que el enemigo de la Argentina es el mundo."
Otra pelea que se aproxima se ubica en el frente político. Allí, el Presidente deberá mostrar su juego y se sabrá si se queda con la conducción del Partido Justicialista y si decide acercarse a los referentes tradicionales del partido. Los analistas opinan que esa batalla también influirá en la economía.