Dado que la base de comparación es el primer trimestre del 2002, el peor momento de la crisis, para los economistas todavía es muy temprano hablar de un proceso firme de reactivación
De un tiempo a esta parte es bastante lo que se viene hablando de las señales de recuperación que está arrojando mes a mes la economía argentina.
Ayer las autoridades transandinas informaron que la actividad industrial durante marzo recién pasado creció 21,4% en comparación con el mismo mes del 2002 y un 1,6% con respecto a febrero de este año. El promedio trimestral dio un 20% de aumento sobre igual fecha del 2002, el peor momento de la crisis argentina.
La variación es la más alta desde 1998, fecha desde que tiene registros el Instituto Nacional de Estadística y Censos del país transandino.
Del mismo modo, el increíble crecimiento que anotó el Estimador Mensual Industrial (EMI) representa el cuarto trimestre consecutivo con resultado positivo.
La recuperación fue liderada por los sectores textil, metalmecánico y de automotores, donde se ha producido una fuerte sustentación de importaciones. A su vez, este es el resultado del fin de la política de convertibilidad, que significó depreciar la moneda argentina y estimular las exportaciones y contraer las importaciones.
Según el ministro de Producción argentino, Aníbal Fernández, "los números de marzo demuestran que sin duda hemos dejado atrás la recesión y el crecimiento industrial está consolidando la recuperación de nuestra economía".
Pero los expertos llaman a mirar con cuidado las cifras. Si bien el alto crecimiento no es algo pasajero, tampoco representa la entrada a un proceso definitivo de reactivación. Y es que los economistas advierten que la base de comparación es muy baja: el primer trimestre del 2002 este país tocó fondo.
Según José Luis Espert, economista y director de Espert y Asociados de Argentina, "esto no es un veranito. Estamos frente a una recuperación importante, aunque tampoco lo considero un crecimiento sostenido. Lo que sí se puede decir es que es una recuperación muy importante de la economía luego de una caída estrepitosa como la que hubo el 2002 de casi 14%".
En la misma línea se mostró el economista de la consultora transandina Fiel, Abel Viglione, para quien "la recuperación industrial es un buen dato, pero no es crecimiento. Es una recuperación sobre una capacidad productiva ya instalada, la que seguirá hasta que termine la sustitución de importaciones en sectores como textiles, calzados, juguetes, maquinaria agrícola. También la siderurgia contribuye a elevar el índice de producción", expresó el especialista.
Las mejores cifras han sido bien recibidas por los mercados. El peso argentino acumula desde enero un sostenido fortalecimiento. Tras haberse cotizado en casi cuatro pesos por dólar en algún momento de la crisis, ayer llegó a 2,8, bajando más de 1% respecto del lunes. Además, el riesgo país sigue cayendo, aunque hay que observar que es el más alto de América Latina y uno de los mayores del mundo. Por último, la Bolsa acumula un alza de 5,6% en los dos primeros días de la semana y ayer llegó a su nivel más alto del año.
Los economistas chilenos coinciden con sus pares transandinos en cuanto a que todavía es muy pronto para hablar de un proceso de recuperación. En este sentido, esperan, en todo caso, al igual que los expertos al otro lado de la cordillera, que la tendencia se mantenga en lo que resta del año.
Mejora el vecindario
La recuperación exhibida en los últimos meses por Argentina si bien es positiva para la totalidad de la región, porque mejora el "vecindario", para nuestro país en lo puntual no representa grandes cambios.
Los economistas estiman que el hecho de que Argentina empiece a recorrer el camino de la reactivación no traerá cambios económicos significativos para Chile. "Es casi seguro que no veremos beneficios por la vía comercial, como podría ser una alza en las exportaciones hacia el vecino país, por cuanto la recuperación lograda por ellos se debe principalmente a la sustitución de los productos importados por nacionales", expresó Cristián Gardeweg, economista de Santander Investment Chile.
En todo caso, igual existen efectos positivos, aunque mínimos para nuestro país. Por ejemplo, según explicó Jorge Fallas, economista del área internacional del Centro de Investigación en Economía y Finanzas (Cief), "para el país (Chile), el crecimiento en Argentina significa un ambiente regional más positivo en comparación con años anteriores, más calmado. Esto hará posible que se vean mejores perspectivas económicas, donde destacaría el alza en los flujos de capital hacia la región".
No hay que olvidar que el otro país que muestra una fuerte recuperación es Brasil. Lula da Silva ha hecho reformas liberales en Brasil, con lo que el riesgo país ha caído dramáticamente y los inversionistas vuelven a confiar en esa nación. Esto ha permitido que este país por primera vez en un año aleje el fantasma de la moratoria.