Acuerdo con el FMI: la mentira continúa

Argentina debería ser incorporada ya al libro Guinness de los récords, porque después de casi 20 siglos hemos inventado la pólvora por segunda vez al haber logrado instalar la absurda idea (puesta además en una Ley de la Nación como la de Responsabilidad Fiscal) de que un Estado, cuanto menos activos o más deuda tiene, es lo mismo que un Estado cada vez más rico y solvente.

Como ya se sabe, las metas con el FMI son una tautología-mentirosa. Tautología porque cifra que se pone ahí, es la que posteriormente el gobierno de turno publica como “la” cifra de déficit fiscal oficial de Argentina. Mentirosa, porque la verdad fiscal dista por mucho de tener algo que ver con ese número.

En una nota publicada en página 11 de Ambito Financiero el 25/04/00, hicimos énfasis en los “dibujos” que el Gobierno hizo para mostrar un sobrecumplimiento de la meta de déficit fiscal del primer trimestre. Le toca el turno ahora a la totalidad de la primera parte del 2000.

Ante la evidencia de que la recaudación de abril (dada conocer el 02/05/00) había sido mala a pesar de la alharaca oficial de que todo estaba OK, 1) el 10/05/00 salió el aumento en los anticipos de Ganancias de las empresas, 2) el 12/05/00 el Gobierno anunciaba una baja del gasto público cuyos detalles 3) se conocieron el 29/05/00 y 4) también anticipaba que el faltante de “caja” para llegar a la meta con el FMI del segundo trimestre se cubriría con 4.1) el cash (de los Cero Cupón) obtenido por el Canje de Deuda Pública que se llevó a cabo el 07/06/00 y 4.2) la devolución de préstamos otorgados a las PPP por privatizaciones eléctricas.

Cash de los Cero Cupón

Cuando se hicieron los primeros canjes deuda pública, el objetivo fue mejorar el perfil de vencimientos. O sea, “descongestionar” el corto plazo de amortizaciones. Con el deterioro constante de la situación fiscal desde un punto de vista estructural, los canjes se empezaron a realizar solamente contra Bradies para que se liberaran las garantías de los Cero Cupón, hacerse de cash y poner ese efectivo como si fueran impuestos.

Así es que el Gobierno el 07/06/00 hizo un canje de deuda Brady por un Bono Global por el que pagó la exorbitante tasa de interés del 13,3% para hacerse de u$s486 millones de cash al vender los Bonos Cero Cupón que garantizaban los Par y Discount rescatados (fila 5 del cuadro adjunto).

Más allá de la discusión teórica que puede hacerse con las ganancias de capital realizadas por operaciones de crédito público, resulta penoso que un gobierno anuncie sin que se le mueva un pelo que usará activos públicos como los Cero Cupón, comprados en su momento con deuda pública, para financiar el pago de las jubilaciones y al mismo tiempo anunciar que con eso se cumplen las metas con el FMI.

Sin freno

Más preocupante resulta que ningún juez de la Nación, diputado o senador haga lo imposible para detener a un Gobierno que es capaz de pagar 4 veces la tasa de crecimiento de la economía en tasa de interés sobre la deuda pública, para mentir sobre le evolución de las cuentas públicas y lo obligue a bajar más el gasto público.

El Gobierno anunció también que cerraría las metas del primer semestre con $80 millones (fila 6 del cuadro adjunto) provenientes de la cancelación por parte de los sindicatos de la deuda que tomaron en su momento cuando, al privatizarse la electricidad, el Estado les vendió a crédito una parte de SEGBA por el Programa de Propiedad Participada (PPP).

Debe quedar claro. La PPP es una privatización como cualquier otra. Por lo tanto, jamás se debería poner como si fuera un impuesto a la hora de determinar el cumplimiento de una meta fiscal con el FMI porque ésta, de manera explícita, excluye a las privatizaciones como ingreso (lamentablemente, la Ley de Responsabilidad no).

Incluso, aunque el FMI lo permitiera, igualmente estaría mal pensando en el “deber ser”, porque es una manera distorsionada de mostrar las cuentas públicas diciendo que recaudar más es igual que vender activos públicos.
La diferencia con el resto de las privatizaciones es que, en el caso de la PPP, la empresa pública no es comprada por un empresario privado sino por el sindicato en cuestión, que lo hace a cambio de un “delete” (borrarse de la cabeza) del sueño de “no perder el patrimonio nacional”. En “criollo”: es el peaje que el Estado les pagó a los sindicatos para privatizar sin demasiado “escandalete”.

Aumento de los Anticipos

Con el cambio del régimen de anticipos de las empresas, hemos adelantado recaudación por $400 millones del 2001 al 2000 (fila 4 del cuadro adjunto), esos recursos se perderían en el 2001 en la medida que volvamos al régimen de anticipos de 1999.

En ese caso, habría que pensar qué gastos se bajan en el 2001 para compensar el faltante. Si el gobierno mantiene (como todo parece indicarlo) en el 2001 el régimen de anticipos que instauró la Resolución de la AFIP 839/00 entonces, el 10/05/00, hubo otro impuestazo por $400 millones adicionales al de fines de 1999 (Ley 25.239) por $2.000 millones.

En un extremo, no demasiado improbable en esta “Macondo” en la que se ha transformado Argentina desde el punto de vista fiscal, podría aparecer alguna mente trasnochada que establezca una especie de “Anticipo de Ganancias Intergeneracional” por el cual hoy haya que anticipar las ganancias de todas las generaciones que siguen a las presentes en el árbol genealógico.

Así, cerraríamos el déficit fiscal por varios años y seríamos Gardel. El “pequeño problemita” que aparecería es que el mercado descontaría que en algún momento futuro Argentina entraría en cesación de pagos (el tan temido “default” de la deuda) con lo cual tendríamos una crisis hoy y no en un futuro lejano.

La consecuencia de los dibujos comentados antes (los de las filas 7 y 8 ya fueron descriptos con detalle en la nota de página 11 de Ambito Financiero del 25/04/00), es que más de la mitad del cumplimiento que el Gobierno mostrará del primer semestre, es en realidad mentira (fila 12 del cuadro adjunto) y no sólo eso sino que hasta se podrá decir que se sobrecumplió con el FMI en la primera mitad del 2000.

La verdad que los números oficiales no mostrarán, es que se incumplirá en casi $1.400 millones (fila 3 del cuadro adjunto).

Posibilidades

En la segunda parte del año que comienza en julio, tampoco se cumplirá con el FMI, salvo que ocurran una de dos cosas o un poco de las dos. O que se acumulen libramientos impagos de aquí a fin de año que comprometan el 2001 como para mostrar una mejora artificial de la “caja”. O que el Gobierno descuente en los bancos los pagarés de la moratoria que finaliza este mes (se ha dicho que anda en el orden de los $1.500 millones) y los ponga como si fueran impuestos aunque rigurosamente sea más deuda pública. Pero ¿a quién le importa?

Porque lo que hacemos en Argentina en materia fiscal es intentar generar una magia tipo David Coperfield. Decimos que cumplimos las metas, cuando en realidad no las cumplimos, pero dibujamos todo para mostrar que cumplimos, el FMI dice que todo va a mejorar, tal vez logramos bajar el riesgo país, reactivar la economía, recaudar más y que podamos lograr, algún día, cumplir por derecha lo que hoy hacemos por izquierda.

Como dijo un alto funcionario de Economía al hablar del cierre del primer semestre del año con el FMI: “se cierra como sea, pero se cierra”. Es cierto, ya está casi cerrado. Pero la manera, es tan disparatada que así es la tasa que estamos pagando por la deuda pública que colocamos: absolutamente impagable.

Nota Original: ÁMBITO FINANCIERO | 15/06/2000

José Luis Espert

José Luis Espert

Doctor en Economía

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