No hace falta esperar la llegada del nuevo milenio para encontrar un déficit fiscal de u$s 10.000 millones. Ya se producirá en el presente año y si no se hace nada, el 2000 “pinta” para u$s 13.000 millones.
Supongamos que un gobierno de un país cualquiera tuviera en el curso de 8 años un aumento de recaudación (ver cuadro adjunto) de u$s 33.000 millones (100%), venta de empresas públicas contra cash en dólares por 12.000 millones y contra papeles de deuda por u$s 13.000 millones.
Supongamos que al mismo tiempo nos dijeran que ese mismo país luego de esos 8 años tiene el doble de déficit fiscal, todas las reservas que acumuló su banco central lo hizo emitiendo moneda y tiene u$s 60.000 millones más de deuda pública, ¿qué lectura se puede hacer?
La siguiente. Si luego de la duplicación de la recaudación, también se duplicó el déficit fiscal, quiere decir que el gasto público se duplicó, o sea que creció u$s 39.000 millones en 8 años. Por otro lado, si todas las reservas que acumuló el banco central fue solamente gracias al aumento en la demanda de dinero, significa que las privatizaciones contra cash fueron “fumadas”. Finalmente, si pudiendo haber disminuido la deuda pública en u$s 13.000 millones, terminó aumentando u$s 60.000 millones, quiere decir que el aumento bruto fue de u$s 73.000 millones.
Lamentablemente ese país ha sido Argentina, quien ha perdido una oportunidad histórica en los últimos 8 años de disciplinar a su fisco, ha estafado a la gente matándola con la presión impositiva formal que existe y al mismo tiempo gastando todo el esfuerzo recaudatorio (u$s 33.000 millones) en cosas tan poco tangibles que con toda la razón, hoy la sociedad está harta de pagar impuestos.
Vayamos ahora a la discusión de la cifra de déficit fiscal.
Los organismos internacionales y nuestro gobierno dicen que la Argentina es un país cristalino en la generación de información pública. Claro, lo que no aclaran es que esta afirmación se la hace en comparación con Rusia o los países del Este de Europa que están todavía pagando la culpa en el purgatorio por haber cometido el pecado del comunismo.
Lo cierto es que en Argentina hemos creado la ficción (¿mentira?) que el déficit fiscal de la Argentina es el del gobierno central solamente. Las provincias no existen.
Cosa curiosa porque si existe una recaudación que se realiza a escala nacional, es porque existen provincias en las cuales se recaudan esos impuestos. No se entiende porqué las provincias no forman parte de las cifras oficiales de déficit fiscal de Argentina.
Lo peor no es eso, sino que las decisiones de financiamiento que se toman sobre Argentina se basan, en parte, en una ficción que nuestros gobiernos y los interesados en que nos financien (para hacer buenos negocios con las colocaciones de deuda) han inventado.
Entonces, el déficit mentiroso que Argentina mostrará a cuanto inversor externo desprevenido exista para poder “empapelarlo”, serán los inefables u$s 5.100 millones acordados por el gobierno con el FMI para 1999. Si se le quitan u$s 1.700 de privatizaciones disfrazados como si fueran impuestos (creative accounting) y u$s 700 millones de recaudación que no se van a cumplir respecto de la que está implícita en los u$s 5.100 millones, la Nación tendrá un déficit más realista de u$s 7.500 millones. Pero si sumamos los u$s 3.000 millones que tendrán las Provincias llegamos a los u$s 10.500 millones (ver cuadro adjunto) y si no se toman medidas para el 2000, el número tiende a los u$s u$s 13.000 millones.
Nota Original: ÁMBITO FINANCIERO | 02/11/1999