La medición del déficit fiscal que José Luis Machinea realizó después de su reunión con Roque Fernández hizo eco por todas partes. Al respecto, los economistas consultados por El Cronista opinaron que las cifras que el miércoles dio el eventual futuro ministro pronosticó para el 2000 un rojo de cerca de $ 10.000 millones no se encuentran tan alejadas de sus propios
cálculos.
Sin embargo, reconocieron que las estimaciones están basadas en supuestos cuya reformulación dan por descontada, por lo que consideraron que utilizó los datos para tener mayores herramientas para cuando llegue el momento de tomar definiciones y sentarse a negociar con el Congreso.
"Todo depende de cómo usted hace la cuenta", sostuvo Ricardo López Murphy, quien defendió la cifra de Machinea. "Acá hay que computar que a lo largo del año usted ha estado bajando los impuestos laborales, que usted ha utilizado en el año 99 venta de activos, que no va a poder repetir.
Y yo le agregaría, el problema es que la deuda crece y naturalmente habiendo crecido la deuda se tienen más intereses.
En el margen el número que menciona Machinea debe estar en esa magnitud", se explayó el economista en declaraciones radiales.
Los números que usó Machinea para llegar a los $ 9.800 millones contemplan cerca de $ 1.000 millones adicionales para el año que viene en concepto de intereses por el crecimiento de la deuda, y una merma de ingresos producida por la baja de aportes patronales (alrededor de $ 1.500 millones contemplando la de agosto y la de diciembre de este año), y las privatizaciones excepcionales de este año que sumaron $1.800 millones.
Existe todavía un plus para el rojo que responde a las diferencias que Machinea mantiene con Roque respecto del déficit fiscal de 1999. Mientras el actual ministro asegura que no superará los $ 5.100 millones, el titular de la FADE cree que llegará a $ 5.700 millones.
Para el economista Mario Vicens, las estimaciones de Machinea para este año "son razonables, e incluso la cifra se podría elevar un poco más. Para el 2000 estimamos un déficit de entre
$ 8.000 y $ 10.000, dados los supuestos y la ausencia de cualquier ajuste de ahora en adelante", aclaró.
Esta aclaración la remarcaron casi todos los economistas consultados y alude a que "seguramente los aportes patronales no se tocarán, o por los menos se harán de acuerdo a la marcha de la actividad económica".
Además, los técnicos de Fernando de la Rúa e incluso el vicepresidente electo hablaron ya de la necesidad de un ajuste, por lo que no descartaron jugadas para achicar la magnitud del rojo fiscal proyectado. Quienes coincidieron con estas apreciaciones fueron Eduardo Rodríguez Diez y Jorge Vasconcelos, de las fundaciones Capital y Mediterránea, respectivamente.
No obstante, Vasconcelos realizó proyecciones sobre la base de un crecimiento del producto relativamente optimista de 4%, cuyo efecto en la recaudación ubicaría el déficit del año que viene en $ 7.500 millones, siempre conservando los supuestos antes mencionados.
Vicens, por su parte, sostuvo que "vale la pena presentar un programa de saneamiento fiscal que sea lo más integral, extenso e inmediato posible" o sea que incluya una reforma en la ley de Coparticipación Federal que limite las transferencias a las provincias, que se disminuya el gasto y demás distorsiones en el plano impositivo- "para provocar un efecto reactivante en
la economía".
La aparente contradicción entre disminución del gasto y reactivación fue fundamentada por el shock de confianza que produciría una iniciativa de este estilo. Una mejoría en el fundamental provocaría una entrada de capitales que la Argentina necesita y que de otra forma sería difícil de obtener dada la restricción en la política monetaria. "Tal fue el caso allá por octubre de 1996, cuando Roque Fernández envió al Congreso un paquete de medidas de ajuste fiscal que produjo una entrada masiva de capitales, que permitió lograr una etapa de rápido crecimiento", ejemplificó el experto.
Por otro lado, el economista José Luis Espert, quien utiliza una metodología distinta de déficit a la que maneja en Economía, reiteró que hay que incluir a las provincias en el cómputo del rojo.
"El verdadero déficit fiscal de la Argentina de ninguna manera es el que se considera como oficial, sino el que, además del oficial, incluye el de las provincias.
Estas tienen un déficit del orden de los u$s 3.000 millones, que hay que sumárselos a los alrededor de 7.000 u 8.000 que tiene la Nación", sostuvo".