1-¿Qué lectura deberían haber hecho de la corrida, los integrantes del equipo económico?
J.L.Espert: La lectura correcta sería que de ninguna manera están dadas las condiciones en Argentina para que exista la impresión de que el tipo de cambio se pueda mover. Lo mejor que puede hacer Cavallo, es hacer política fiscal y monetaria para atender la demanda de dinero.
El incremento de la tasa de interés provocó cierto escozor en el equipo económico, pero antes del anuncio de la dolarización existieron signos que la corrida se había detenido porque el mercado percibió que se consolidaron los grifos de emisión monetaria. Además el apoyo político que recibió Cavallo coadyuvó para despejar incertidumbre.
Cabe señalar que la volatilidad de la tasa de interés fue provocada por el mismo Banco Central cuando anunció el plan monetario “nada” para diciembre, esperando que el equilibrio vendría de la mano de la compra de dólares. Lo correcto hubiera sido que el BCRA se anticipara y anunciara el programa monetario de diciembre antes de que noviembre finalizara. Pero lamentablemente – como de costumbre – el BCRA sigue detrás de los acontecimientos, lo cual genera mayor volatilidad. Entonces la corrida se hubiera detenido con sólo esperar dos o tras días para volver a comprar dólares y ahí anunciar la política monetaria que se implementaría en diciembre.
2 -¿Usted considera viable el camino elegido de la dolarización?
J.L.Espert: Hay que tener en cuenta el contexto de lanzamiento de las medidas. La mentada dolarización se lanzó por dos razones: 1)onda preocupación del gobierno por los efectos recesivos de la suba de la tasa de interés y 2) para eliminar las chances de devaluación. Entonces respecto del punto 1), es erróneo pensar que la suba coyuntural de la tasa de interés determina el nivel de actividad e inversión de largo plazo.
Es la prima de riesgo país la que explica el comportamiento de los inversores y del nivel de actividad. Desde abril de 1992 el riesgo país se incrementó, las empresas que emitían obligaciones negociables el año pasado lo hacían a 7,5%, ahora deben ofrecer rendimientos superiores a 10%. Esto ocurrió antes de la corrida y no por ésta.
Los mercados de capitales internacionales perciben que el nivel de endeudamiento argentino es ya importante y conjuntamente la oferta de capitales se ha reducido notablemente en el mundo.
Es oportuno señalar que las entidades financieras extranjeras pueden cubrir sus encajes solicitando préstamos (a 3,5%) a sus casas matrices y luego colocan los fondos a la tasa doméstica (30%) con lo cual cubren el presupuesto del año. Ahora el BCRA les dice a los bancos que traigan los dólares pero no los vendan para integrar encajes sino que usen las divisas para calzar las posiciones con el BCRA. De esta manera se disminuye el riesgo país y sólo se mantiene el riesgo gobierno.
En segundo lugar si la moneda doméstica desaparece y sólo opera con dólares, pensar que con el solo hecho de que el tipo de cambio desaparece, el país pasa a ser coherente. El problema de precios relativos en Argentina no se soluciona con devaluar.
3) ¿Cómo interpreta las medidas del Cervantes y la dolarización? ¿Cuál es el principal problema que enfrenta la economía?
J.L.Espert: La reforma arancelaria de octubre demostró el miedo de Cavallo por el déficit comercial y eligió este camino para mejorar el tipo de cambio. Respecto de las últimas medidas, el gobierno demuestra debilidad, ante el incremento de la tasa de interés y la corrida.
El principal problema es la distorsión de los precios relativos, que sólo tiene dos soluciones: la deflación o la recesión. Cavallo subestima el problema y cree que la economía crecerá en 1993 7%, por eso no quiere arriesgar el nivel de actividad.
Si bien el proceso de ajuste se soluciona en parte con la dolarización, no lo hace en forma definitiva.
4) ¿Pero finalmente para que sirve la dolarización?
J.L.Espert: Las dos medidas principales son la de poder hacer encajes en dólares y en pesos, con el fin de descomprimir la tasa de interés y por ende el riesgo país; y en segundo término la de poder girar cheques contra cuentas corrientes en dólares, con el fin de alejar la idea de la devaluación.
Lo único que hace la dolarización es construir una barrera de contención para que la gente que mantiene sus depósitos en dólares, pero que comienza a ahorrar en dólares y deja los pesos.
Ahora bien hay que tener en cuenta que si se produce una fuga de capitales no hay plan que aguante. En el segundo semestre de 1993 el problema de los precios relativos se agudizará.
5) ¿Cómo vislumbra el final del año de las principales variables macroeconómicas? ¿Y el balance del año?
J.L.Espert: No puede hablarse de recesión, pero sí de clima recesivo. La tasa de interés promedio de diciembre estará entre 30/35%; la inflación tendrá un arrastre estadístico cero. El IPC estará entre 0,5/0,9% y el IPM –0,7%.
La actividad industrial se mantendrá en los niveles de los últimos meses, pero el clima recesivo estará determinado por la desacelaración del ingreso de capitales (que está vinculado a la prima de riesgo). El poder adquisitivo del salario viene cayendo desde septiembre y esto deprimirá aún más la demanda.
El saldo de la balanza comercial será deficitario en 1700 millones de dólares como mínimo.
Las cuentas fiscales comenzarán a desmejorar pero sin generar mayores preocupaciones. Cabe recordar que si Caballo no hubiera firmado el Pacto Federal tendría mayor superávit operativo.
Ahora bien hay que reconocer que las necesidades de financiamiento del sector público se incrementarán pero el contexto será mejor ya que las empresas públicas no provocarán los dolores de cabeza a la Tesorería que en otras épocas.
Diario La Mañana Del Sur – Págs. 4 y 5 – 6 de Diciembre de 1992