En materia económica el gobierno parece no haber encontrado aún el rumbo. Tras tres ministros de Hacienda y paquetes de impuestos impopulares, el problema fiscal continúa sin resolverse y la recesión, a unto de cumplir su cuarto año, sigue azotando el bolsillo de las empresas.
En diálogo con Ambito del Comercio Exterior, el economista José Luis Espert sostuvo que lo único claro es que "con este diseño de política económica el deterioro es inexorable. Más allá de lo que yo quisiera, yo creo que estamos en manos de una dirigencia política completamente irresponsable, con intelectuales al servicio de ella que son realmente de terror, donde el país no importa. Todo es cuestión de poder, de corto plazo, de clientelismo, de amiguismo. Es lamentable, es país no se merece ésta gente. Pero no es problema solamente de éste gobierno. El anterior también."
Sin pelos en la lengua, como es su costumbre, Espert afirmó desconocer "¿quién les ha dicho a los economistas que tienen que ser generadores de buena onda?. El economista está para describir la realidad y para hacer predicciones económicas. Creo que la profesión del economista está en segundo lugar de degradación después de la política."
De acuerdo a su análisis, "el problema central del gobierno de Fernando de La Rúa es haber prometido una cantidad de pavadas en las elecciones sin tomar conciencia del problema que heredaba en materia fiscal. Hay un problema que heredaba en materia fiscal. Hay un problema de arranque. No se tomó conciencia de la situación.
Después están los intelectuales que están al servicio de la clase política como José Luis Machinea en su momento y Domingo Cavallo ahora, donde la solución es siempre reventar a la gente con impuestos, y los salarios y empleos públicos no se tocan con este verso mentiroso de que bajar el gasto público tiene mucho costo social, como si no tuviera un enorme costo social reventar a la gente con impuestos.
Este es el producto de este grupo de intelectuales y de una clase política que les hace caso, donde bajar el gasto público es criminal, pero no es criminal hacer que el sector privado cierre empresas."
Al ser consultado sobre que manera había que bajar el gasto del Estado, el economista explicó con ironía que "mejor que nadie, son los políticos los que saben en qué bajar el gasto público, que te digan ellos en qué bajarlo, porque ellos son quienes lo aumentaron". Sin embargo, esbozó una solución de la que viene hablando hace tiempo: "sin costo social el gasto público no se baja. Porque por llenar de impuestos al sector privado, el gasto privado está bajando muchísimo y con mucho costo social.
Pero el gasto público hay que bajarlo de la siguiente manera, un tercio de los 30 mil millones de salarios que paga el sector público hoy, son ñoquis y amigos. Estos sobran. Ahí hay 9 mil millones de dólares, paga todavía jubilaciones mayores a los 2 mil pesos mensuales. Y esto no se puede pagar. Pero sin costo social de un lado vamos a seguir teniendo costos sociales del otro. No es fácil la solución para salir de esta situación en la cual nos colocó la dirigencia que nos gobernó durante los últimos 10 años."
– Evasión
Asimismo, insistió en que la evasión no es el mayor problema que afronta actualmente el sector público. "El Estado está quebrado por culpa de que aquí se gastaron 40 mil millones de dólares más que hace diez años. Que el Estado esté quebrado no es culpa de la evasión, sino de la clase política que todos los años aumentó el gasto. Hay gente que se funde porque la DGI lo persigue como si fuese un criminal, y hay industrias ineficientes que sobreviven no pagando impuestos."Aclaró también que el problema argentino "no se agota en el problema fiscal, la única chance de que produzcamos crecimiento sostenido por décadas es en base a las exportaciones para lo cual hacen falta dos cosas más: mayor apertura de la economía y tener precios relativos más razonables. Necesitamos un tipo de cambio más realista."
En diciembre del año pasado, cuando el gobierno anunciaba con bombos y platillos la llegada del blindaje, el cual iba a servir de plataforma para el crecimiento. Espert había reprochado la actitud "irresponsable" de quienes estaban tras esta maniobra y señaló que el préstamo estaba destinado al fracaso porque sólo se pensaba en aumentar el gasto público.
Profeta en su tierra, el economista acertó. Tres meses después del fervor, el gobierno debió cambiar dos veces al titular de Hacienda. Ahora vuelven a sonar trompetas de gloria en torno al megacanje que ofreció el banquero David Mulford a Domingo Cavallo. En este sentido, Espert volvió a la carga contra el ministro de Economía y expreso que no puede ser un "generador de buena onda, hay que ser realista."
Con tono duro, agregó que "siendo realista el problema es el siguiente: imaginemos una empresa donde los accionistas son atorrantes, se fuman la plata, se endeudan para viajar al Caribe, no cobran por lo que venden, se trata de una empresa quebrada. Por lo tanto, es lógico que el blindaje haya fracasado, y que más allá de algún veranito de corto plazo, el megacanje fracase también. Es un problema de solvencia, no de liquidez. Es más, el problema de solvencia del Estado se agrava con el megacanje, porque estamos colocando deuda a una tasa que la Argentina no puede pagar. Entonces, algo la liquidez mejora, pero el problema de solvencia, que es lo que nos está enterrando, se agrava. Por eso , los que están atrás de este megacanje, políticos, economistas, banqueros, son unos irresponsables y están salvando su pellejo. Ahora con respecto a la liquidez, el megacanje no te soluciona siquiera el problema de corto plazo porque esto se prepara para 2002, pero la Argentina tiene problemas de setiembre en adelante."
Para finalizar, el economista analizó también el problema de la deuda, que tanto preocupa a los mercados. "Nadie obligó a la Argentina a endeudarse como se endeudó en los últimos 10 años".
"La Argentina se endeudo porque quiso. Y quiso porque tiene una clase política de terror. Pero al final, probablemente, haya culpas compartidas y quienes nos prestaron, al final, quizá tengan que pagar parte del costo. Pero los que nos endeudamos fuimos nosotros. Cuanto más quiera el desocupado tener subsidio de desempleo decente, mayor cantidad de políticos deben quedar en la calle", explicó.