Por lo que han dejado traslucir tanto en declaraciones públicas como en notas en Ambito Financiero, los kirchneristas Mercedes Marco del Pont (Presidenta del BCRA) y Matías Kulfas (Director del BNA) consideran que el pago de la deuda del Tesoro con reservas del BCRA es tan neutro, monetariamente, como hacerse de esos fondos colocando nueva deuda pública; es superior desde el punto de vista de la defensa de "lo industrial" y por si fuera poco, mejora el ahorro fiscal.
En mi nota del pasado 13 de enero en Ambito Financiero, reflexioné sobre las debilidades de los dos primeros puntos que sostuvo la Presidenta del BCRA. Hoy es el turno del tercero, el ahorro fiscal.
Kulfas, en su nota del 20 de enero en este diario titulada "Pago con reservas ahorró u$s 1.000 millones de intereses en 2010", dice que si Redrado hubiese triunfado en su intento de desbaratar el Decreto del Bicentenario (o sus sucedáneos actualmente en vigencia) y evitar así el uso de reservas del BCRA para repagar deuda, hubiese sido necesario emitir deuda pública (u$s 6.600 millones en 2010), con un costo fiscal en intereses de alrededor de u$s 1.000 millones que, encima, hubieran ido a para a manos de los odiados "buitres". Ergo, el pago de la deuda con reservas es superior o mejor que hacerlo colocando deuda pública.
En realidad, lo anterior es cierto sólo si se hace un ejercicio marginal (y parcial) en el que nos olvidamos de los costos en los cuales incurrió el gobierno para acumular las reservas que se usan para pagar deuda del Tesoro (así como Kulfas calcula el costo de colocar deuda para repagar deuda).
Si se quiere un análisis completo (y comparable con la colocación de deuda), habría que incluir primero el costo fiscal de los intereses de las Lebacs que el BCRA coloca a los bancos domésticos para hacerse de esos dólares (no salieron de un repollo).
Hoy esos intereses son muy cercanos (si se mira el riesgo país) en dólares a los intereses que habría que pagar por una colocación de deuda externa del Tesoro. De esta manera, la superioridad fiscal del pago con reservas desaparece porque los intereses externos que se ahorran usando reservas (los casi u$s 1.000 millones de la nota de Kulfas del 20 de enero) terminan siendo similares a los que se pagan colocándole Lebacs a los banqueros argentinos.
Salvo que para Kulfas siga siendo superior el uso de reservas porque permite el desarrollo de banqueros de origen nacional y cuño kirchnerista. Pero este ya no sería un argumento fiscal, título de la nota de Kulfas del 20 de enero (el contenido es en un poco más confuso porque primero ahorra contra los "buitres" para después gastar domésticamente).
En segundo lugar, por la acumulación de las reservas que utiliza para repagar deuda de la Tesorería, el gobierno no sólo paga un costo fiscal por los intereses de las Lebacs colocadas por el BCRA a los bancos, sino que también asume un costo inmenso que es extraño que Kulfas no lo tenga en cuenta perteneciendo a un gobierno que hace del "relato" de la distribución del ingreso todo un eslogan de campaña, que es el costo social (y político) del impuesto inflacionario generado por el propio gobierno (al deteriorar el resultado fiscal, financiar el déficit fiscal con emisión monetaria, permitir aumentos insostenibles de salarios, cerrar la economía a la competencia importada en el medio de un boom fenomenal de demanda, etc.) que grava mucho más a los pobres que a los ricos porque usan sólo billetes y monedas para pagar sus cuentas. Rara paradoja que un gobierno supuestamente progresista como el de los K, deteriore la distribución del ingreso para llenar la panza de los bonistas.
Finalmente, así como la Presidenta del BCRA se "olvida" que hay una estrategia superior desde el punto de vista cambiario que el pago de la deuda con reservas (y también mejor que colocando deuda) que es hacerlo con superávit fiscal, lo mismo es aplicable al análisis fiscal de Kulfas, porque si su hubiera mantenido el superávit de las cuentas públicas cerca del 4% del PBI que Argentina tenia en 2004 (hoy hay déficit de 2% del PBI) con un gasto público que ya estaba cercano a récords históricos (lo mismo con la presión impositiva sobre los que están en blanco), no hubiera hecho falta ninguna "derechoza2 y recesiva ortodoxia fiscal, sino algo de prudencia a la hora de gastar y ahorrar parte de los $270.000 millones (u$s 75.000 millones, más de 10 veces el Decreto del Bicentenario) que la recaudación creció entre 2004 y 2010.
Al repagarse la deuda pública con superávit fiscal, no hubiera habido ninguna necesidad de gastar en intereses de Lebacs (versión de Kulfas) ni en intereses de la deuda externa (la supuesta versión de Redrado según Kulfas) y ahí sí realmente hubiera quedado más dinero disponible para "mayores programas sociales, obras de infraestructura, desarrollo productivo, etcétera" (según sostiene Kulfas en su nota del 20 de enero).