Dicen que, si bien confirma un escenario negativo, los bonos ya estaban operando como en un virtual default. La recompra de títulos cayó bien pero está lejos de convencer.
¿Corta vida tendrá el efecto positivo de la recompra de bonos después del downgrade de Standard & Poor’s? Por lo menos, Wall Street también despotricó contra la calificadora. "Siempre corren detrás del mercado" y "bajan la nota por lo que pasó la semana pasada", se escuchó. Es más: algunos creen que no cambiará mucho después de la medida de S&P. Después de todo, los bonos operan como si el país estuviera virtualmente en default. "Es sólo una confirmación. Las calificadoras siguen el ciclo de bajas del mercado y recién ahí le aplican el downgrade", dice Walter Molano, head de research de BCP Securities.
"Estaba descontado en los precios. De hecho, no creo que mañana (por hoy) se produzca una caída estrepitosa en los bonos, porque estos escenarios ya estaban incorporados. Más bien creo que se estabilizarán después del rebote de hoy (por ayer)", acota Alberto Bernal-León, jefe de research para Mercados Emergentes de Bulltick Capital Markets.
Pero a no confundirse. En Nueva York, los operadores siguen siendo pesimistas. "La baja de calificación es el reflejo del aumento de los riesgos macro (fiscales, inflacionarios y desaceleración económica) y la inhabilidad del Gobierno para tomar acciones correctivas de las políticas macro. El impacto de corto plazo es negativo ya que incrementa el spread de riesgo y reduce el apetito por tener deuda argentina", explica Alberto Ramos, jefe para América Latina de Goldman Sachs.
¿Sólo un rebote de un día para los bonos? "Esto te pega pero la parte corta de la curva debería aguantar a la espera de noticias. La larga (léase Discount) sufre pero igualmente no debería haberse beneficiado de la recompra que está haciendo el Gobierno, que apuntaba a bajar el riesgo de corto. Pero si salen con una propuesta de recompra inadecuada (solamente una intervención limitada en tiempo y monto que facilite la liquidación de inversores escépticos) sí se va a ver en los precios", comentaba otro economista desde Wall Street, que afirmaba que si bien la baja de S&P "opaca" la naciente idea de adquirir títulos propios "no la invalida".
De todas formas, es imposible estimar cuánto y a qué ritmo el Gobierno recomprará bonos (y el efecto general en los títuslo) después del desplante de S&P. Ayer, por caso, y exceptuando las compras que realizó Venezuela ($ 150 millones), se adquirieron hasta $ 350 millones (u$s 115 millones aproximadamente). Según estiman los analistas de Bulltick Capital Markets (en base a especulaciones del mercado), antes de fin de año se recomprarían algo así como u$s 1.000 millones.
"Lo que pasa es que Argentina está un círculo vicioso donde se está hundiendo más y más. Cualquier cosa que haga el Gobierno está mal visto. Es indiferente la adquisición de títulos que están haciendo, eso no reestablece la confianza", aclara Molano quien pronostica más bajas para los bonos argentinos.
"A juzgar por los precios (de los títulos) y las conversaciones con los inversores, la Argentina es un caso perdido y el default bien podría estar a la vuelta de la esquina, si bien nosotros no suscribimos a esta visión", dijo Javier Kulesz, economista de UBS, en un informe titulado "Argentina: demasiado temprano para tirar la toalla".
El especialista, más allá de la analogía con una pelea boxística, afirma que "los Kirchner entienden que un default sería asociado a un colapso de su ‘modelo’ y, muy posiblemente, al final de sus carreras políticas". UBS cree que llegado el momento de enfrentarse a un "default" o ajustarse, los Kirchner decidirán lo segundo.
Espert: "La Argentina está exhausta"
En primer lugar, es saludable que, antes de que diluvie, las calificadoras avisen con tiempo cuando hay peligros con la capacidad de pago. En segundo lugar, hay que tener en cuenta el por qué: no hay que olvidar que ocurre en un momento en que hay una clara conciencia de las dificultades financieras, con las provincias rodando, el Gobierno con el revés de las retenciones y la eliminación de las exenciones impositivas para los fideicomisos, etcétera. Esto muestra que la Argentina está exhausta: un contexto en el que la presión fiscal es salvaje. Con alta presión impositiva, el perro se muerde la cola, porque cae la recaudación con las mayores dificultades para hacer frente a los impuestos. A esto se le suma una clara desaceleración económica. Y además, Cristina avaló todo lo actuado por Guillermo Moreno, con lo cual dio un mensaje de que se va a seguir defaulteando la deuda. Y el último hecho significativo fue la colocación de deuda al Gobierno venezolano, a niveles del megacanje de Cavallo del 2001, de entre 15,5% y 16%. Con esto va a volver la caída de los bonos y acciones, y el mal clima va a continuar. En depósitos, no lo veo por ahora: la fuga de depósitos murió.