Nubarrones sobre Cancún

Mientras que la Organización Mundial del Comercio (OMC) es todavía joven, el sistema multilateral de comercio actualmente vigente se estableció originalmente hace 50 años. En ese período se produjo un crecimiento excepcional del comercio mundial: las exportaciones de bienes se expandieron al 6% promedio acumulativo anual y en el año 2002 el comercio total tenía un volumen que era 22 veces los niveles de 1950.

El sistema comercial se ha ido desarrollando a lo largo del último medio siglo a través de distintas series de negociaciones comerciales o rondas, mantenidas dentro del contexto del Acuerdo General sobre Tarifas y Libre Comercio (GATT).
Esencialmente, las primeras discutieron reducciones de tarifas, pero más tarde, comenzaron a incluir temas como dumping y barreras no tarifarias al comercio. La última ronda, la Ronda Uruguay del GATT (1986-1994), llevó a la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que profundizó las discusiones comerciales en el sector de los servicios y en particular de las telecomunicaciones, arribándose a un acuerdo en 1997.

En el mismo año, 40 gobiernos, sobre un total de casi 150 miembros de la OMC, concluyeron negociaciones sobre liberalización comercial en el área de tecnología de la información y 70 países cerraron acuerdos que abarcaban el 95% del comercio mundial en banca, seguros e información financiera. En 2000 comenzaron nuevas negociaciones sobre agricultura y comercio de servicios que se incorporaron luego a una agenda más amplia que fue: la 4ta. Conferencia de Ministros de la OMC (su reunión de más alto nivel) realizada en Noviembre de 2001 en Doha (Qatar). Allí se agregaron temas como la propiedad intelectual y los subsidios y cuyo “dead line” fue fijado para el 1 de Enero de 2005.

Las discusiones planteados en Doha continuaron en la 5ta. Conferencia de Ministros de la OMC celebrada en Cancún a mediados de septiembre. Dado que estas reuniones se llevan a cabo cada dos años, ésta fue una de las últimas posibilidades que tuvieron el mundo desarrollado y los países emergentes para llegar a un acuerdo sobre un tema por demás complicado: el proteccionismo agrícola de los países grandes que perjudican a muchas exportaciones del mundo en desarrollo.

Los subsidios aplicados por los países desarrollados a su producción agrícola alcanzan la enorme cifra de U$S 300.000 millones por año (20% del PIB latinoamericano o 2,5 veces el argentino o 60% del brasileño), Japón protege su producción frutihortícola con aranceles que llegan hasta el 1000% y USA es líder en barreras paraarancelarias.

Hay mucho campo para avanzar en el sentido correcto de más liberalización y menos subsidios y trabas al comercio. Esto es más válido todavía para América Latina con la excepción de Chile y México que han abierto de manera significativa sus economías a la competencia internacional. En general, nuestra región sigue teniendo una visión completamente retrógrada de lo que es el comercio entre países. Ven sólo “la amenaza de la competencia importada” cuando en realidad la base del comercio es aprovechar el hecho de que los países no son igualmente productivos en todo lo que generan.

Sin comercio, cada país tiene que producir cada cosa que necesita, incluyendo aquellas en las que no es eficiente. Cuando se permite el comercio, cada país concentra sus esfuerzos en lo que hace mejor en términos relativos y exporta parte de esa producción a cambio de importaciones de aquello en lo que es menos eficiente. Esto lleva a que la sociedad se beneficie respecto de una situación de autarquía.

América Latina sigue muy cerrada al comercio en todo aquello que no produce de manera eficiente con la teoría de la “industria naciente” como sustento conceptual. A tal punto llega la raigambre de este absurdo que, en el Mercosur, un tratado de libre comercio ¡Argentina y Brasil están discutiendo cuotas de importación bilaterales para productos “sensibles”! La apertura comercial hay que hacerla porque nos conviene a nosotros para aprovechas las ganancias del libre comercio y no tiene que ser vista como un paso atrás que tenemos que dar en nuestra soberanía para que los países desarrollados se acerquen a nuestras pretensiones.

No es un argumento válido el que sostienen algunos negociadores de nuestra región en el contexto de la OMC, de que América Latina debe abrir sus economías sólo si el mundo desarrollado cesa con los subsidios agrícolas y otras protecciones.
De todas maneras, a la luz de la propuesta que EEUU y Europa llevaron a Cancún en el tema agrícola, parecería que el camino que queda por recorrer, en pos de más apertura económica en la región, no estará falto de espinas.

Nota Original: AMÉRICA ECONOMÍA | 26/09/2003

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José Luis Espert

Doctor en Economía

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