El economista José Luis Espert destacó en una entrevista con Infobae que “no es un insensible” cuando propone bajar el gasto público, sino una “persona auténticamente preocupada por la decadencia de mi querido país”
Por Daniel Sticco 25 de junio de 2017
dsticco@infobae.com
La política vuelve a relegar las preocupaciones por la marcha de la economía, con el cierre de las listas de candidatos que competirán en las PASO, elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias para ocupar los cargos que deberán renovarse el 10 de diciembre en las Cámaras baja y alta. Aunque muchos creen que, pese a los hechos de inseguridad y escándalos de corrupción, el estado de los bolsillos de los consumidores jugará un rol clave en el voto de la importante porción de indecisos que se manifiesta en los momentos previos a cada la elección.
Los últimos datos oficiales de las cuentas nacionales correspondientes al primer trimestre de 2017 consolidaron tres períodos de sostenido aumento, respecto del inmediato anterior, y se cree que “se trata de un proceso que podrá continuar de modo sostenido por muchos años más, aunque no es sustentable”, dijo en una entrevista con Infobae un crítico de la historia económica de los últimos 80 años como es José Luis Espert.
-Se inicia formalmente un nuevo período electoral, ¿cómo se llega a esta etapa de medio término del Gobierno de Cambiemos? Porque parece que se paran todas las nuevas propuestas de política económica, y por tanto no hay cambio respecto de lo que sucedió históricamente.
-Este año, lo que se suspendió hace unos meses fue la suba de tarifas. Más que cambio diría que este Gobierno está normalizando cosas, como a veces lo dice: a veces habla de cambios y otras de normalizar. Y creo que la palabra “normalizar” se ajusta más a lo que es el Gobierno de Cambiemos que “cambios”. Porque para mí cambios es hablar de otra Argentina. Una que en lugar de hablar de sustituir importaciones esté abierta al mundo; en lugar de tener un Estado que nos devore, tener un Estado pagable; en lugar de tener déficit no tener más déficit fiscal. Esto es normalizar, que la gente en el conurbano y Capital Federal pague la luz, el gas y el agua lo que valen. Eso se suspendió por las elecciones.
-¿Eso es bueno o malo?
-Me parece muy malo, porque normalizar debería ser una cosa no negociable. Ya que no están dispuestos a cambiar hasta ahora nada, sino a normalizar solamente, me parece que lo mínimo que debería hacer es haber continuado con el ritmo de ajuste de las tarifas. Eso se suspendió. Por el contrario, la política monetaria siguió normalizándose, porque la inflación de este año va a ser la mitad de lo que fue el año anterior: estará entre 20% y 22%; y fiscalmente este Gobierno no ha normalizado nada, sino que ha profundizado el deterioro del déficit fiscal respecto del 2016, y peor que en 2015.
José Luis Espert: “Fiscalmente este Gobierno no ha normalizado nada, sino que ha profundizado el deterioro del déficit fiscal respecto del 2016, y peor que en 2015”
-Esto último ¿lo atribuye a incapacidad, o porque la política vuelve a dominar las recomendaciones de los técnicos de la economía que sostienen que si se quiere “normalizar” no se puede menos que bajar el gasto público en términos reales?
-Acá no puedo menos que referirme a mi libro, La Argentina devorada, porque hace tantas décadas que hacemos esto que se ha tornado un problema sistémico, donde hay tres cosas que no se negocian: la sustitución de importaciones; una economía cerrada; y el Estado presente, gigante y deficitario. Esos son los tres vértices de un triángulo vicioso. Por lo tanto no soy de la idea de buscar culpables, sino que hay una sociedad que valida esas tres vigas maestras del desempeño de la economía argentina; y tres ganadores de este modelo: empresarios prebendarios, los políticos y los sindicatos.
-Frente a ese no cambio sistémico, ¿piensa que el año que viene, ya superada la instancia electoral, va a poder hacer las reformas que postergó, o se dedicará a pensar en el 2019, y por tanto seguirá en campaña de modo permanente, sin hacer un cambio profundo?
“Hay tres cosas que no se negocian: la sustitución de importaciones; una economía cerrada; y el Estado presente, gigante y deficitario, son los tres vértices de un triángulo vicioso”
-Ahí le pregunto, porque como no tengo contacto con el Gobierno, ¿el Gobierno dice que va a hacer reformas?, porque yo no sé cuáles son sus propuestas.
“Dice que el Gobierno está pensando en bajar impuestos. Hacer eso con una situación fiscal muy delicada implica la necesidad de bajar el gasto. No creo que sea muy factible” (Adrián Escandar)
-El Gobierno dice que va a presentar sendos proyectos de reformas impositivas y laboral. Básicamente reducir los aportes patronales sobre la nómina salarial, que por ahora acuerda con algunos sectores, como Vaca Muerta, Automotriz y Motos, Calzado y Textiles, Construcción, Agroindustria, y también cambiar la estructura tributaria, para empezar a eliminar los impuestos distorsivos, como al Cheque y Ganancias sobre los ingresos de los asalariados…
-Usted me dice que el Gobierno está pensando en bajar impuestos. Hacer eso con una situación fiscal muy delicada implica la necesidad de bajar el gasto. No creo que sea muy factible, ni en un año electoral ni en otro no electoral, salvo que cometan la osadía de endeudarnos más de lo que lo están haciendo.
-Cuando economistas como usted sostienen que hay que bajar el gasto público, mientras el Gobierno se resiste a hacerlo porque se muestra convencido de que el déficit fiscal se podrá reducir con la ayuda de la recuperación de la senda del crecimiento del PBI y la baja de la inflación, ¿es por que es un técnico insensible que no piensa en el impacto social, o porque está viendo focos de despilfarro que el político se niega a ver o a exterminar, condicionado por una cruda realidad social?
–No soy un insensible, soy una persona muy realista y auténticamente preocupada por la decadencia de mi querido país. En los últimos 60 años la Argentina sólo tuvo superávit fiscal en los cuatro de Néstor Kirchner. En los restantes 56 años no solamente se registró déficit fiscal, sino que además pasó por cuatro crisis homéricas: el Rodrigazo a mediados de los 70; el fin de la tablita cambiaria de Martínez de Hoy, a principios de los 80; la hiperinflación al fin del gobierno de Raúl Alfonsín y la del 2002, con la salida traumática de la Convertibilidad. Por tanto creo que es de buen argentino pedir que se baje el déficit fiscal, al revés de lo que se piensa o se dice sobre mí en particular. Creo que esto de pensar que el insensible es quien pide bajar el déficit y el gasto público es comprar el discurso que nos vende el sistema impuesto.
“Creo que es de buen argentino pedir que se baje el déficit fiscal, al revés de lo que se piensa o se dice sobre mí en particular”
-¿Por qué cree que la sociedad no se dio cuenta de que haber caído en altas tasas de desempleo, explícito o encubierto en bolsones de puestos públicos innecesarios, en particular en las provincias, y paga al final del día los impuestos pese a que han llegado a niveles que los ubican entre los más altos del mundo?
-Un par de comentarios. Cuidado con la economía en negro, el Indec nos acaba de ratificar que en el empleo un tercio es informal, pero ya llega al 40% con bolsones marginales que no capta el organismo de estadística. Eso es una manifestación clara de que lo que hizo el país en los últimos 60 años no es viable. Por tanto no es que toda la gente paga los impuestos, hay un 40% de evasión. Por la parte que lo paga, hay una proporción que no compra el discurso pero cumple con sus obligaciones tributarias porque no le queda otra alternativa; y otra que ha comprado el discurso, y por tanto paga.
– ¿Cuál es el discurso del sistema?
-Es el impuesto por los tres ganadores del sistema: la sustitución de las importaciones, el Estado presente y deficitario. Por la parte de quienes pagan los impuestos sin protestar están quienes compraron ese discurso por las falencias culturales, es hijo de la destrucción de la educación, que ha sido premeditada por las tres corporaciones que devoran al país y que denuncio en mi libro: los empresarios prebendarios; los sindicatos y la política.
“No es que toda la gente paga los impuestos, hay un 40% de evasión” (Adrián Escandar)
-Frente a ese escenario, y teniendo en cuenta que el Gobierno eligió una política gradualista, porque la realidad social le puso un freno a cualquier intento de shock, y decidió no financiar más el déficit fiscal con emisión de moneda sino con endeudamiento, principalmente externo, ¿cree que esa estrategia es sostenible?
-Si se observa la economía de los últimos 80 años, que son de decadencia, se advierte que pasó por tres etapas: ajuste o crisis, como en el 89/90, o 2001/2002; rebote, podría ser 1991/98; y deterioro en 1999/2000 y 2011/2016, es el triángulo vicioso del que hablo siempre, que sirve para poner en contexto la respuesta a su pregunta. Esos años son ejemplos, ya que se pueden agregar otros, como el Austral en 1985, que también tuvo luego un pequeño rebote; lo mismo en el caso del Rodrigazo (junio 1975), y en la presidencia de Arturo Frondizi (mayo 1958/ marzo 1962) también; que ha llevado a que el ingreso por habitante de los argentinos pasara de los primeros 10 puestos más altos en el mundo, a más allá de la posición 53 en la actualidad. Ahora veo que Mauricio Macri ha hecho un ajuste a fines de 2015, cuando asumió, y también en 2016, que ha llevado a que este año comenzara el rebote de la economía, y es probable que se extienda en 2018, pero más allá no me da la cabeza para pronosticar. Y creo que el Presidente no está pensando en eliminar este triángulo vicioso y cambiarlo por uno virtuoso que diga libre comercio, Estado pagable en lugar de presente y con cero déficit fiscal, sino en un ajustecisto por algún tiempo, y ver qué pasa.
“Mauricio Macri ha hecho un ajuste a fines de 2015, y también en 2016, que ha llevado a que este año comenzara el rebote de la economía, y es probable que se extienda en 2018, pero más allá no me da la cabeza para pronosticar”
-A esa decisión de optar por una política gradualista, ¿cree que el Presidente llega por falta de capacidad para encarar una política de shock; o porque tiene temor a embarcarse en el costo que implicaría entrar en el triángulo virtuoso que describe; o porque realmente le dicen que la Argentina tiene tanta rigidez para bajar el gasto público que lo llevó a creer que no es el momento para hacer una transformación de ese tipo?
-De acuerdo como lo veo al Presidente hasta ahora, creo que es una persona bastante consustanciada con la trayectoria histórica del país de ajuste o crisis, rebote y deterioro, pero creo que tanto él como su equipo rechazan la visión bizarra que tuvo el kirchnerismo, por eso la rápida eliminación de las retenciones a las exportaciones; de los controles cambiarios; para importar reemplazó las Declaraciones Juradas de Necesidades de Importación por el SIMI (Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones); y también para las ventas de cambio para turismo y ahorro. Por eso creo que este rebote puede durar años, aunque por ahora me atrevo a pensar hasta 2018, porque ya se vio con la Convertibilidad y también con el kirchnerismo, pero no creo que después de las elecciones el Gobierno decida un cambio hacia lo que defino como el triángulo virtuoso.
“Creo que el Presidente es una persona bastante consustanciada con la trayectoria histórica del país de ajuste o crisis, rebote y deterioro, pero creo que tanto él como su equipo rechazan la visión bizarra que tuvo el kirchnerismo” (Adrián Escandar)
-Y sobre el costo de cambiar del triángulo vicioso al triángulo virtuoso que describe, ¿qué piensa?
–Hacer esto de mantener el triángulo vicioso de impulsar la sustitución de importaciones, el Estado presente y no pagable y alto déficit fiscal por 80 años, llevaron a los últimos 30 años con 30% de pobres; hoy esos números son 12 millones de personas, de los cuales 6 millones son chicos y 3 millones viven en villas miserias. Por tanto, ese es otro mito que hay que destruir: los costos se pagan por no cambiar, cambiar es para bien, no para mal.
“No creo que después de las elecciones el Gobierno decida un cambio hacia lo que defino como el triángulo virtuoso de libre comercio, Estado pagable en lugar de presente; y cero déficit fiscal, sino que seguirá con un ajustecisto, por algún tiempo, y ver qué pasa”
-Si se mira a las grandes economías del mundo se ve que hay un Estado presente; tienen déficit fiscal, si se quiere controlado hasta un nivel de 3% del PBI; y también se observa una permanente búsqueda de sustituir importaciones, aun cuando no al estilo argentino. Por tanto, ese triángulo vicioso que describió y que considera provocó el escenario tan caótico que afecta a la Argentina, ¿no se lo puede transformar en virtuoso con un criterio racional para desandar ese camino de crisis recurrentes?
-No, creo que para desandar ese camino hay que ir hacia un triángulo que tenga en un vértice la apertura de la economía, en el otro un Estado pagable y en el tercero cero déficit fiscal. Eso es lo que han hecho los países exitosos en los últimos 50 años. Por el contrario, la Argentina en ese período ha normalizado la anormalidad, por eso, a pesar de algunos cambios que ha hecho el Gobierno de Mauricio Macri, sigue teniendo una visión bizarra respecto de esto. Los países que tienen un Estado presente está de acuerdo con sus ingresos, un PBI por habitante de más de USD 50.000 por año, como son los casos de Suecia, Noruega y otros, mientras que en la Argentina el gasto público total se aproxima a 50% del PBI pero con un ingreso por habitante de USD 12.000 o USD 14.000, es decir estamos desequilibrados. Eso es lo que analizo en parte del libro La Argentina devorada, el tamaño del gasto público, que a la larga son impuestos, provoca una relación entre la presión impositiva que se le impone al sector privado y el nivel de ingreso por habitante que, con claridad, está fuera de norma.
EL DÍA DESPUÉS DE LAS ELECCIONES
-Se aproximan las elecciones de medio término, para renovar parte de las cámaras legislativas, ¿cuál es su expectativa, en términos de política económica para el día después?
-Es una pregunta adivinanza, y por tanto no lo tengo claro. Si Mauricio Macri gana va a haber alguno que diga “ahora Presidente es el momento del ajuste”, pero también va a haber otro que diga “ganamos haciendo esto, no hagamos nada”. ¿Y si pierde las elecciones? Va a haber alguno que le dirá “cambie”, pero otro puede decir “qué vamos a ajustar encima que perdimos”. Tiendo a pensar en una reacción algo moderada que de un cambio rotundo. El ministro de Hacienda (Nicolás Dujovne) lo ha dicho claramente: “Después de las elecciones no esperen grandes cambios”. El déficit fiscal sigue creciendo, un punto más que el que dejó Cristina Kirchner, con un nivel de 8% del PBI, sin considerar el cuasi fiscal del Banco Central.
-En la última semana el Indec dio a conocer los datos de la actividad económica correspondiente al primer trimestre, un poco mejor de lo que había informado para los dos períodos previos…
-Exacto, 0,1% en el tercer trimestre de 2016; 0,7% en el cuarto y 1,1% en el primero del corriente año, que anualizado se proyecta al 4 por ciento…
“El PBI seguirá una senda de aumento por algunos años, pero no es sostenible (Adrián Escandar)
-Ese proceso de moderada reactivación ¿responde a un fenómeno estadístico, porque se compara con el peor momento del año anterior, me refiero en la comparación interanual, o es porque comienzan a madurar las medidas que tomó el Gobierno hacia la normalización de la economía, que comentaba anteriormente?
-Creo en esto, me puedo equivocar, pero debo ser consistente, puede durar varios años. No estamos frente a un fenómeno estadístico, el aumento desestacionalizado a un ritmo anualizado del 4% en el primer trimestre muestra que vamos en ese camino, porque hasta el consumo privado dejó de caer. Y si se miran los sectores del lado de la oferta hay sólo 4 sobre 16 en territorio negativo respecto del año anterior: industria, comercio, minería, servicios personales.
“El aumento desestacionalizado del PBI a un ritmo anualizado del 4% en el primer trimestre muestra que vamos en ese camino, porque hasta el consumo privado dejó de caer”
– ¿Por qué cree que la población no percibe ese punto de giro en el ciclo recesivo?
-Porque el consumo privado, que es 70% del PBI, recién en este primer trimestre comenzó a mostrar signos positivos y muy leves. Y a esta velocidad, para que la gente lo perciba habrá que esperar varios trimestres, en el mejor de los casos hacia fin de año la gente lo va a empezar a sentir. Pero no hay duda de que la recuperación. Además, si se mira el PBI se advierte que en promedio se está aún en el mismo nivel de actividad que hace seis años, pero con una población mayor, por lo tanto sigue negativo en términos por habitante.
-¿No cree que parte de la moderada recuperación del consumo obedeció a que el Gobierno, considerando el calendario electoral, decidió postergar algunos aumentos de tarifas, pero en algún momento continuará con los ajustes previstos?
-No creo que estemos frente a una recuperación de la actividad y del consumo sólo estadística, en particular trimestre a trimestre desestacionalizada, es decir, estamos frente a una recuperación en serio. Respecto del aumento de las tarifas, ha demostrado que pega en un debilitamiento del consumo privado, pero no impedirá que luego el PBI recupere la senda del crecimiento.
– ¿Cree que será sostenible?
-Creo que el PBI seguirá una senda de aumento por algunos años, pero no es sostenible, en el sentido de que se cambió de triángulo vicioso al triángulo virtuoso. Es decir si el Presidente no cambia, será una recuperación que no se sostiene. ¡Pero cuidado!, la no sostenibilidad del modelo a la Convertibilidad le apareció 7 años después; a los Kirchner 8 años después; por tanto el Gobierno de Macri puede tener 4 años de reactivación, pero no cambiará el ciclo histórico.
-En Economía tienen un semáforo de la actividad, ¿cuál es el suyo, es decir qué indicadores mira para saber hacia dónde va la economía?
-Esencialmente, que el dinero en el mundo sigue regalado. La Argentina es un país que va a un déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos con el exterior de 4% del PBI, de piso, ya llega a ser tan alto como el de la convertibilidad.
-¿Es bueno vivir con el ahorro externo?
-No, está claro que no, depende para qué se lo usa. Si es para financiar el bache fiscal no es bueno. En cambio si es para financiar inversión productiva en el sector privado es fenómeno. Pero más allá de que es malo financiar la mitad del déficit fiscal de 8% del PBI con deuda externa, creo que mientras siga habiendo crédito barato para la Argentina va a seguir creciendo, por eso es importante monitorear cuál va a ser la tasa de interés en los EEUU. Se dice que hacia 2018 va a estar en 2,5% anual, no es tanto, por eso estimo que continuará la recuperación económica.
“Mi crítica no es haber emitido deuda a 100 años, sino es que se no se para de hacer déficit fiscal financiado con endeudamiento, o como sea”
-¿Qué lectura hizo de la colocación de deuda pública a 100 años de plazo, a una tasa de 7,9% anual?
-Mi crítica a esto no es tanto financiera-fiscal, porque la verdad es que en 2016 la deuda pública, sin contar la cancelación con los holdouts, para financiar déficit fue de USD 33.000 millones, se emitieron USD 96.000 millones, para salir del default y pagar otros vencimientos. ¿Nos vamos a hacer el harakiri por emitir un bono de deuda a 100 años para cubrir menos del 10% del financiamiento del rojo presupuestario de un año; y que representa menos del 1% del stock de deuda total? En cambio, no coincido con el ministro de Finanzas, Luis Caputo, que no está dando una clase de finanzas públicas en la universidad, sino haciendo política económica, emitir deuda a 100 años, con el corso a contramano que tiene la sociedad con la deuda, y en un momento por el cual se estaban suspendiendo algunas pensiones por invalidez, incorrectamente suspendidas porque estaban bien dadas, y la Argentina siguió calificada como país de frontera para la inversión en acciones, constituye una excentricidad ridícula. Por tanto, mi crítica no es haber emitido deuda a 100 años, sino es que se no se para de hacer déficit fiscal financiado con deuda, o como sea.