El 26 de agosto, la presidenta Cristina Kirchner le pidió a Dios que ilumine a la Corte Suprema de Estados Unidos en el litigio que la Argentina mantiene en Nueva York por la deuda, porque si llegara a fallar como lo hicieron los tribunales inferiores, a juicio de ella, se caería no sólo la reestructuración de la deuda sino que también constituiría un pésimo antecedente para otras que podrían ocurrir en el mundo. No es así, pero es lo que Cristina dijo frente a la tele.
Desde esta columna, yo también pido al Tata Dios que ilumine? a la Presidenta. Los números de su gestión preocupan y eso que aún faltan dos años hasta octubre de 2015.
El viento de cola que recibe la economía fruto de los términos del intercambio (precio internacional de los productos que se exportan dividido el precio internacional de los que se importan), es mayor que durante la presidencia de Néstor que, a su vez, ya era récord histórico. Sin embargo, la economía, sin las mentiras del Indec, crece a no más de 2% anual. Luego, a pesar del cepo cambiario que el Gobierno aplica desde hace dos años, las reservas del Banco Central (BCRA) tuvieron una caída récord en 10 años: 17.000 millones de dólares, o sea, 33%. Finalmente, la inflación verdadera es de 27%, entre las más altas del mundo. Y se acelera.
No hay caída de los stocks de depósitos en pesos que contraiga el gasto privado y no es fácil que haya con la cantidad de dinero que crece entre 25 y 30% anual para financiar el déficit fiscal. Si la economía crece poco es como consecuencia de tres cosas. Las primeras dos son la fuga de capitales que se "come" el efecto expansivo sobre la economía de términos del intercambio extraordinariamente altos; y la última es pura pérdida de eficiencia económica.
En principio, la caída de los stocks de depósitos en dólares no provoca mucha pérdida de reservas al BCRA porque se financia en gran medida con cancelación bancaria de los préstamos en dólares que dan al sector privado, bajando su gasto. Por otra parte, el sector privado ahorra más e invierte menos para financiar una fuga de capitales que bien medida es como mínimo de 4,5% del PBI o de US$ 27.000 millones, récord en la "década ganada". Por último, el flujo de ahorro improductivo que la gente hace para pagar un impuesto inflacionario que le da recursos al Gobierno por el equivalente de 2,5% del PBI (mantener el poder de compra de los billetes en el bolsillo con alta inflación requiere de un gran esfuerzo).
¿Por qué hay fuga de capitales récord? Porque el Gobierno violentó durante la "década ganada", en particular desde la primera presidencia de Cristina, el derecho de propiedad, cosa que ha generado un clima de mucha incertidumbre y desconfianza que se traduce en fuga de capitales.
Podían gustar o no las AFJP, pero la gente sabía que tenía una cuenta individual en la cual se ponía el dinero para su futura jubilación. "La recuperación de los fondos de los trabajadores" como dice el relato K, las borró en 2008 y la gente perdió 15 años de esfuerzo. Ahora lo que le paguen depende de la discrecionalidad estatal. La abducción del BCRA que comenzó en 2009 y finalizó en 2012 con la reforma de su Carta Orgánica, generó la sensación de que volvían los tiempos de festival de billetes y pérdida de reservas. La confiscación de YPF, con el mensaje de que el Gobierno se quedó con la mayoría de las acciones de la empresa más grande del país sin poner un peso, derrumbó la expectativa inversora. Finalmente, el cepo cambiario rompió con la libre convertibilidad entre el peso y el dólar.
REMEDIOS PARA EL DÉFICIT FISCAL
En gran parte el Gobierno adoptó estas medidas para paliar, bajar, financiar el déficit fiscal. La Argentina hoy, a pesar de una presión impositiva récord, que está entre las más altas del mundo, tiene el tercer déficit fiscal más grande del último cuarto de siglo, sólo superado por el de crisis Homéricas como la hiperinflación y el fin de la convertibilidad.
El déficit fiscal, su financiamiento y la afectación del derecho de propiedad provocan una fuga de capitales tan grande que "freeza" el efecto expansivo sobre la economía de nuestros altísimos términos del intercambio, le hace perder reservas al BCRA y mantienen alta la tasa de inflación.
Que Dios ilumine a Cristina para que modere su populismo fiscal, que causa que la cantidad de dólares del BCRA como proporción de los depósitos a plazo fijo -los que corren cuando hay corrida-, sea la mínima en la última década y que la relación de convertibilidad -la cantidad de dinero emitida por el BCRA dividida por los dólares que tiene- indica que, en perspectiva, es creciente.
Que Dios ilumine a Cristina para que no defaultee la deuda de nuevo si es que la justicia de New York termina ordenando que se pague antes de que termine su mandato, en 2015. Nadie nos obligó a emitir deuda bajo legislación extranjera en los 90 y de nuevo con los canjes de 2005 y de 2010. Si lo hicimos se supone que hay que cumplir sus fallos. No pidamos justicia acá si el Gobierno desacata fallos en el centro financiero más importante del mundo. ¿Será mucho pedir?.