El llamado "modelo productivo" dio su primer año de crecimiento en 2003. Recién allí y debido al default de la deuda pública de fines de 2001, la baja del gasto público en dólares por la devaluación de 2002 y la recuperación de la actividad económica, el fisco salió de los déficits crónicos de más de una década de la convertibilidad y pasó a estar equilibrado.
Por su parte, las cuentas externas en 2001 eran deficitarias (u$s 3.800 millones) y mostraban una fuga de capitales (u$s 16.700 millones) que era la contrapartida de los stocks de los ahorros argentinos que se iban al exterior o al colchón. Así, las reservas del BCRA caían en una magnitud no demasiado lejana a la formación de activos externos (u$s 12.000 millones).
En 2002, ya consumada la estafa a los depositantes vía la pesificación asimétrica y la devaluación del peso, la fuga de capitales pasó a materializarse, para beneplácito de los fanáticos de la sustitución de importaciones, con una caída inigualable en la demanda de bienes importados (las importaciones cayeron u$s 10.700 millones, el 55%). Ya se habían expatriado todos los stocks de ahorros posibles en 2001 y ahora la formación de activos externos los argentinos la hacían por «arriba de la línea». Aparecía el superávit en cuenta corriente por primera vez en años. Los amantes de la autarquía, de parabienes.
En el plano fiscal, el superávit tuvo su cenit en 2004 con un 3,8% del PBI, cayó fuerte con las primeras elecciones legislativas que enfrentaron los Kirchner en 2005 por una política de crecimiento del gasto público al 30% anual y desde la campaña electoral de 2007 que la depositaría a Cristina de Kirchner en el sillón de Rivadavia, el fisco comenzó otra vez a tener déficits (crecientes), o sea, a gastar más de lo que recauda. Fue récord del 3,4% del PBI en 2009 y sólo caerá a la mitad en 2010 a pesar de que la recaudación de impuestos está creciendo más de $ 120.000 millones (incluyendo a las provincias). ¿Por qué? El gasto público en 2010 aumentará la friolera de $ 100.000 millones. Lo que hace el INDEC con la inflación es un poroto comparado con los dibujos de Boudou para mostrar todos los meses «superávit» fiscal.
Una cosa que se puede apreciar viendo la historia fiscal de la Argentina, es que cuando el fisco entra en déficits importantes, no sale de ellos, por más que la economía crezca a tasas chinas, hasta que haya algún «service» grande al programa existente o directamente se cambie el rumbo de corto plazo. En ese sentido, la situación fiscal de corto plazo tiende a expandir la demanda interna, genera inflación, deteriora la cuenta corriente y, como ya es conocido, comienza a llevarse puestas las reservas del Banco Central: u$s 3.500 millones en 2010 y u$s 7.500 millones según el artículo 65 del Proyecto de Presupuesto para 2011.
Volviendo a las cuentas externas, el formidable shock favorable de términos del intercambio que la Argentina a tenido desde 2002, pero particularmente desde 2007, ha permitido tener un superávit de cuenta corriente de más de u$s 7.000 millones en promedio anual a pesar de la desaparición de la fuga de capitales hasta 2009. En ese año, el superávit externo llegó a casi u$s 11.500 millones, la formación de activos externos fue de u$s 8.500 millones (eliminación de las AFJP y nueva estafa a los ahorristas) y las reservas del BCRA subieron u$s 1.300 millones.
La noticia de hace unos días por parte del INDEC es que el superávit en cuenta corriente del primer semestre de 2010 (u$s 2.800 millones) cayó a menos de la mitad comparado con el mismo período de 2009 (u$s 6.100 millones) a pesar de exportaciones que crecieron un 18% en la comparación interanual. El motivo es que las importaciones lo hicieron al 42% anual.
Dado que es probable que esta escena se repita en el segundo semestre en virtud de la firmeza que están mostrando los precios de nuestros commodities de exportación en Chicago, del inflador a la demanda interna que le mete el Gobierno (con las tasas de interés reales negativas sobre los depósitos, los salarios en dólares volando y la política fiscal expansiva) y el fracaso de Guillermo Moreno para contener la avalancha importadora (menos mal), es probable que en el período julio-septiembre entremos en zona de equilibrio de nuestra cuenta corriente y los superávits sean historia.
Y si el Gobierno continúa con el mismo esquema para 2011 (elecciones presidenciales), habría que esperar que el año que viene retornemos a los déficits en cuenta corriente de balanza de pagos. Luego, dado que la Casa Rosada goza de vivir en autarquía (el Presupuesto de 2011 con los u$s 7.500 millones de reservas que se usarán para financiar la fiesta de gasto público es elocuente, seguiremos sin aceptar que el FMI aterrice en Ezeiza y es poco probable un arreglo con el Club de París), la única manera de que el esquema cierre es con pérdida de reservas, a menos que el Gobierno argentino convenza al FMI de que emita DEG otra vez (y queden en el BCRA).
¿Lo publicará Mercedes Marcó del Pont cuando sus jefes se estén jugando el año que viene la posibilidad de permanecer en el poder de manera consecutiva como nadie nunca lo logró en democracia en nuestra historia? Y si lo hace, los depositantes ¿se quedarán mansos como hasta ahora aceptando no sólo tasas de interés reales negativas sino también un deterioro permanente en el «backing» del BCRA de sus depósitos como son las reservas?