Por qué el "affaire Redrado" golpeará de lleno en el bolsillo de los argentinos

La crisis desatada traerá como consecuencia un aumento general en los precios. Analistas consultados por iProfesional.com dan cuenta de un nuevo escenario

Es probable que en algunas semanas ya las palabras "reservas", "Redrado" y "Fondo del Bicentenario" hayan desaparecido de los portales de Internet, de las tapas de los diarios y de los titulares de los canales de noticias. Pero lo que va a ocupar un lugar cada vez más protagónico es el término "inflación".

Es que, para muchos economistas, si una consecuencia de mediano plazo va a dejar la crisis política en torno a Hernán Martín Pérez Redrado es su impacto sobre la suba general de precios.

Porque más que una cuestión de nombres, se interpreta que lo que estuvo en disputa fue una concepción sobre qué tan autónomo es el Banco Central.

Ese razonamiento llevó, por ejemplo, a Javier González Fraga a corregir su previsión de inflación, desde un nivel inicial del 20 al 25% para este año, por considerar que la resolución del conflicto abriá la puerta a una mayor discrecionalidad del Poder Ejecutivo para financiar el gasto público.

"Con el próximo presidente del BCRA vamos a tener más inflación porque este Fondo del Bicentenario y las reservas de libre disponibilidad acotan la política cambiaria de la entidad y se le da un sesgo devaluacionista", sostuvo González Fraga que, además de haber ocupado la presidencia del Central durante los ’90, es uno de los economistas más escuchados por los empresarios argentinos.

El razonamiento, entonces es el siguiente: el avance sobre las reservas del Central y sobre la política monetaria puede llevar a que se devalúe el peso para que aumenten las "reservas excedentes". Y, de esa manera, se vuelvan a "liberar" recursos para incrementar el gasto público.

Las reacciones de ayer en el mercado reflejaron el nerviosismo por parte de los ahorristas, que llevaron al dólar informal hasta una cotización de $3,87 y ya se empezó a hablar de comportamientos defensivos ante la percepción de una mayor incertidumbre.

Financiando el boom de consumo

"El punto importante en todo esto es cómo las señales que el Gobierno está dando pueden impactar sobre cuestiones tales como la demanda de dinero. Es decir, si los pesos van a ir al dólar o a otra cosa. Si es el primer caso, el efecto es el de una contracción en la demanda de dinero. En el segundo, hay un efecto inflacionario más directo", explicó Juan Luis Bour, economista jefe de FIEL.

En su visión, la misma creación del Fondo del Bicentenario es inflacionaria porque, al recurrir a las reservas para pagar deuda, libera fondos del presupuesto nacional que originalmente tenían ese destino y que ahora podrán ser utilizados para aumentar el gasto público corriente.

Bour alertó que un cambio de autoridades en el Central podría agravar la situación "al provocar una mayor laxitud en las políticas monetaria y fiscal. De ser así, ya no estamos discutiendo si vamos a tener una inflación del 18 o del 20%, sino que estaremos muy por encima de eso".

En la misma línea, Ernesto Kritz, titular de la consultora SEL, también alertó de una aceleración en la suba de precios. El experto sostuvo que no hay ninguna duda de cuál será el destino que el Gobierno quiere darle a los $25.000 millones que quedarían "liberados" en el presupuesto: "Financiar el consumo con el cual se quiere impulsar la recuperación de la economía".

Para poner dicha cifra en contexto, cabe resaltar que equivale a 2 puntos porcentuales del PBI. Y para dar una magnitud de cuánto puede incidir sobre el nivel de consumo, Kritz recordó que el programa de asignación universal por hijo implica un gasto dos veces y media inferior.

"No me atrevo a decir cuánto habría que corregir la previsión de inflación, pero de lo que no hay dudas es de que esta política va a tener un impacto directo en el alza del índice, con todo lo que eso implica, porque hoy las empresas tienen previsto dar aumentos salariales de 15 o 16%, y seguramente van a tener que revisar sus planes", agregó.

Su previsión confirma el nuevo contexto, del que ya había dado cuenta iProfesional.com, al señalar que el incremento promedio de los salarios difícilmente pueda alcanzar el repunte en los precios, quebrando así la situación registrada en los últimos años en los cuales se tendió a dar unos "puntitos de más" por encima del índice, uno de los ejes centrales del modelo K.

Agujeros en la caja

Más allá del debate sobre qué tan grave puede ser la incidencia sobre la inflación, el tema subyacente a la crisis política en torno a Redrado es si quedaron al desnudo las urgencias fiscales a las que se enfrenta el Gobierno. Y, por consiguiente, la posibilidad de que se continúe echando mano a otros activos, con el objetivo de obtener financiamiento.

Para José Luis Espert, que desde hace tiempo viene advirtiendo sobre el deterioro de las cuentas públicas, el rojo ya asciende al 5% del PBI, con tendencia al agravamiento, porque si bien la recaudación está creciendo a un ritmo de 20% anual, el gasto lo hace a un 30 por ciento.

Su previsión ya era de una suba de precios del 20% antes del conflicto en torno a Redrado. "Veíamos un problema de caja muy grande, con un déficit de 12.000 millones de dólares. Y esto es lo que lleva a querer meter mano en las reservas o a colocar bonos medio compulsivos a los bancos", afirmó Espert.

Desde otra óptica, Eric Ritondale, economista senior de Econviews, alertó que más que un problema de cuentas en rojo, lo que se está evidenciando es una voracidad fiscal por parte del Gobierno, que lo lleva a situaciones conflictivas.

"La Argentina no tiene problema de deuda, hoy es menor que el equivalente a un mes de exportaciones, mientras que en los 90 era cercano a seis meses. Cuesta creer que la razón detrás de todo esto sea la de mostrar la voluntad de pago o si se trata de convalidar mayores niveles de gasto público. Lo central es que están tomando decisiones sobre un organismo que debería ser autárquico", enfatizó Ritondale.

El analista destacó que el efecto de este conflicto es el de acrecentar la desconfianza de los inversores, que ya han visto sucesivamente el avance sobre las AFJP, la exportación de granos y la Anses.

Y esta visión que reflejan los economistas locales cada vez es más compartida por los analistas del exterior, entre ellos los directivos de las agencias calificadoras de deuda soberana.

En este sentido, Casey Reckman, de Fitch Ratings, había afirmado a iProfesional.com que esta nueva crisis política pone una nota de duda sobre el grado de independencia con el que podrá contar el próximo presidente del Central para llevar adelante sus políticas. En su opinión, queda claro que el Gobierno está buscando la forma de pagar la deuda pero sin sacrificar el nivel de gasto público, y eso genera serias dudas en los mercados internacionales.

Imprimiendo billetes

Hay, además, otro factor que viene aparejado con el "affaire Redrado". Es la percepción de un eventual relajamiento en la política monetaria, ya que éste había advertido sobre riesgos de tensiones inflacionarias.

Su programa monetario preveía 14% de emisión, un nivel que sorprendió en el mercado, ya que es similar al del 2009 -un año recesivo-, a pesar de que el Gobierno prevé para 2010 que la economía tenga una expansión de 7% este año.

Según Bour, de FIEL, hay margen para pensar que esta situación pueda cambiar, a tono con un Gobierno que quiere inyectar liquidez en la economía.

"En realidad, el Central ya tenía una política laxa, lo cual se refleja en el nivel de las tasas, que están en 10% frente a una inflación estimada en casi doble. Pero con un cambio de autoridades tal vez esta brecha podría acentuarse, y entonces la expansión monetaria, en vez de ser del 14%, como tenía proyectado Redrado, pueda irse hasta el tope de la banda, que es 19%", analizó el economista.

En todo caso, se trata de medidas supeditadas a cómo evolucione la crisis política en los próximos días. Para Fausto Spotorno, analista del Estudio Ferreres, la velocidad de resolución será un elemento también a tener en cuenta.

Tensión social y búsqueda de refugios

Finalmente, la aceleración de la inflación estará determinada también por la forma en que la opinión pública asimile la actual crisis política.

Si, como afirma Kritz, empieza a agrandarse la distancia entre los aumentos de precios y los ajustes salariales previstos por las empresas, la conflictividad social será mayor que la prevista.

"Es del todo probable que la consecuencia de todo esto sea una mayor presión sindical", enfatizó Kritz.

En este sentido, Bour fue más allá y agregó que, en un escenario de suba de precios superior al 20%, ya se tiene que pensar en una segunda ronda de ajustes salariales.

Es que el nerviosismo derivado de una situación más conflictiva puede llevar también a que vuelvan las clásicas actitudes defensivas de los ahorristas, como el pasaje al dólar o los retiros de fondos, actualmente depositados en plazos fijos en los bancos.

"Espero equivocarme, pero me temo que va a haber una corrida en contra del peso y a favor del dólar", alertó el ex director del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Claudio Loser.

El economista explicó que eso podría suceder porque ?la gente va a pensar que el Gobierno se va a gastar las reservas? y consideró que ?está haciendo exactamente lo mismo con las joyas de la familia y se lo van a gastar no en pagar deuda, sino en cualquier cosa?, advirtió.

Ritondale, de Econviews, dejó entrever una posible suba de la divisa y un aumento de la salida de capitales. Además, vaticinó que las peores consecuencias de estas crisis recién se verán en el largo plazo.

En este sentido, recordó el riesgo subyacente en la compleja situación fiscal de los gobiernos provinciales.

El analista cree que los ahorristas seguirán teniendo motivos para ponerse nerviosos y no descartó la colocación de un bono compulsivo a los bancos, dado que cuentan con alta liquidez.

En tanto, uno de los termómetros más claros sobre cómo la opinión pública percibe este nuevo conflicto, vendrá dado por la evolución de la fuga de capitales. Tras dos años con salidas netas por un promedio de u$s1.800 millones mensuales, en los últimos meses se había logrado una reversión de la tendencia. Sin embargo, de ahora en más, será un tema que habrá que volver a mirar de cerca.

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José Luis Espert

Doctor en Economía

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