Néstor, elección y después

La gran apuesta de Kirchner es ganar la Provincia de Buenos Aires, aunque sea por un voto. ¿Será agresivo o conciliador después del 28J?

Es posible que durante las últimas semanas, Néstor Kirchner se haya preguntado más de una vez si fue correcta o incorrecta la decisión de ser primer candidato a diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires. La razón es evidente: una derrota en cabeza de Daniel Scioli hubiera repercutido menos sobre el ex presidente que si la sufre en carne propia. En realidad, a sólo días de las elecciones, la incertidumbre acerca del resultado electoral es baja. Con una excepción: lo que puede suceder en términos de votos, no de bancas, en algunos distritos claves, como la Provincia de Buenos Aires. Según el ex canciller Rafael Bielsa, "es inexorable que el oficialismo retenga un tercio de los votos, lo que lo va a confirmar como la fuerza más importante. Un triunfo de la oposición, multiplicado por los medios, abriría un escenario muy distinto".

Por lo pronto, el retroceso del oficialismo en los grandes distritos va a ser importante. En Córdoba y Capital Federal saldrá cuarto, en Santa Fe tercero, en Mendoza va a perder. Provincias radicales "K" como Corrientes y Catamarca, que un año y medio atrás se habían sumado al oficialismo, ahora están alineadas con el vicepresidente Julio Cobos. Otros distritos justicialistas, como Chubut, tampoco van con el kirchnerismo. En octubre de 2007, el oficialismo obtuvo un 43 por ciento del electorado nacional para diputados nacionales. Ahora, todo hace suponer que cosechará entre 10 y 13 puntos menos.

Así, en el Senado, es probable que el bloque kirchnerista disminuya en cuatro bancas, por lo que quedaría al borde de perder la mayoría. En Diputados, a la vez, tendrá aproximadamente 16 bancas menos, lo también complicará su hegemonía: un bloque que hoy tiene 115 miembros y que negocia con pequeñas fuerzas para llegar al quórum de 129, ahora se va a quedar con menos de 100, con lo cual se le hará más difícil negociar la mayoría.

Pero la provincia decisiva, la que quita el sueño a Kirchner, es la de Buenos Aires. Ahí el oficialismo obtuvo un 44 por ciento en 2005 y 46 por ciento en 2007 para diputados nacionales, mientras que ahora tendrá cerca de 10 puntos menos. La pérdida no se va a verificar en el Gran Buenos Aires, que concentra dos tercios del padrón electoral provincial, sino en el tercio restante: el interior, donde el conflicto con el campo del año pasado hizo desplomar el voto por Kirchner a menos de un 20 por ciento. "La problemática agropecuaria sepultó al Gobierno", asegura Jorge Asís. "Kirchner va a pasar a la historia por haber dilapidado en tan poco tiempo el poder acumulado".

Esto, tal vez, es lo que el kirchnerismo no puede modificar. Pero sí puede ganar por puntos la Provincia de Buenos Aires. Es que con un 35 por ciento de los votos, debido a la división de la oposición, el oficialismo podría ser primero en votos, aunque pierda de manera simultánea siete diputados nacionales, la mayoría en el Senado o incluso en la Cámara de Diputados de la provincia, y obtenga 10 puntos menos que en 2007. Éste es el interrogante que queda pendiente y en el cual Kirchner, con gran habilidad táctica, ha logrado transformar en el eje de la votación.

Para Daniel Arzadún, politólogo de la UBA y autor del libro "El peronismo: Kirchner y la conquista del reino", las elecciones del domingo representan un momento crucial, en especial para dentro del propio peronismo. "Si el kirchnerismo las gana, el PJ se va a mantener estable. Pero si pierde, aunque sea por poco, este proceso de discusión alrededor de la conducción se va a profundizar, con lo cual estaríamos ante un escenario políticamente tumultuoso", pronostica.

Pero Buenos Aires no es el único distrito cuyo resultado tiene consecuencias partidarias y nacionales. Carlos Reutemann enfrenta una elección más difícil de lo previsto en Santa Fe, y de perder dejaría al peronismo disidente sin su figura potencial para sustituir a Kirchner en 2011. Lo que suceda en este distrito también puede influir en la posible candidatura presidencial del gobernador socialista de la provincia, Hermes Binner.

En Capital, el Acuerdo Cívico y Social, que lidera en el distrito Elisa Carrió, hoy corre el riesgo de quedar tercero, y ello puede complicar su eventual candidatura en el no-peronismo.

En conclusión: a días de las elecciones la interpretación del resultado será clave, ya que el oficialismo será derrotado en grandes distritos, en la cantidad de senadores y diputados nacionales, y perderá bancas en la Provincia de Buenos Aires. A nivel nacional tendrá, igual que en el distrito recién mencionado, más de 10 puntos menos que en 2007.

Toda la esperanza de Kirchner es que la victoria en la provincia, por mínima que sea, genere la imagen de que ganó. "No se puede subestimar el valor simbólico del triunfo o la derrota, aunque sea por un voto, en un país que deportiviza todo", señala Bielsa.

Pero la elección legislativa del 28 de junio, en términos objetivos, va a debilitar al oficialismo, más allá de que gane por votos el distrito más importante del país.

Frente a este escenario, el oficialismo liderado por Kirchner, ¿girará hacia el pragmatismo al estilo de Lula o profundizará su aproximación al modelo de Hugo Chávez? En este último punto se enmarca su actitud frente al campo, la estatización de las AFJP, el conflicto con Techint y la designación de directores del ANSES y los síndicos de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) en las grandes empresas.

Al ex presidente Kirchner no se lo puede prever con la lógica de la política. Ella tiene un principio básico: divide y reinarás. Sin embargo, él, frente a la elección más difícil que enfrenta en 16 años, opta por redoblar el conflicto con el campo, el empresariado y los medios de comunicación.

Otra regla de la política dice que cuando alguien se debilita en el poder, opta por renovar el Gabinete cambiando caras y sumando nuevos sectores al gobierno. Es decir, que un liderazgo político más débil elige compartir el poder para preservarlo. Pero en este caso, desde que el oficialismo se debilitó, el 19 de julio del 2008, con el voto "no positivo" de Cobos en el Senado, figuras controvertidas como Guillermo Moreno ampliaron su poder en lugar de reducirlo.

Hay una ley de la política de acuerdo a la cual quien es designado en el poder por otro se termina independizando de él, como sucedió recientemente con Kirchner respecto a Eduardo Duhalde. Pero en el año y medio de Cristina Kirchner en el poder, parece haber aumentado su dependencia y no su independencia respecto a su marido. Entonces, la clave para prever la dirección que tomará el ex presidente después del 28J no está en la lógica o las leyes de la política, sino en su personalidad.

Y la personalidad de Kirchner muestra que cuando más se debilita, mayor es su agresividad, tanto en lo político como en lo económico. Demostrar poder, más que compartirlo, es su característica en la adversidad. Cuando el ex presidente tenía 60 por ciento de aprobación no estatizaba las AFJP. En cambio, lo hizo cuando su consenso estaba en sólo un 25 por ciento y el de su esposa había caído por debajo de 30 por ciento a consecuencia del conflicto con el campo.

"La clave es cómo va a reaccionar Kirchner después del 28", resume el economista José Luis Espert. "¿Será uno agresivo y polarizador, o uno que negocie? Al país le conviene uno más conciliador".

Para el sociólogo del CONICET Ricardo Sidicaro, pese a las apariencias y los gritos, el kirchnerismo es extremadamente realista. "Si gana, no van a acrecentar el poder, porque conservaría la cantidad de legisladores. Y si le va mal, después del momento inicial, va a salir a buscar aliados nuevos y conciliar", agrega el autor de "Los tres peronismos".

La realidad podría ser diferente. Con un gobierno más debilitado por la elección, es probable que la línea del Gobierno argentino se acerque más a la ejercida por Hugo Chávez que a la de Lula, como ya lo viene haciendo en los últimos meses.

Ya sin mayoría parlamentaria, el Gobierno de los Kirchner podría profundizar el giro en la dirección del modelo venezolano mediante armas tales como decretos del Ejecutivo, resoluciones ministeriales y de otros entes públicos, acciones de la AFIP y hasta manipulación judicial.

Según Marcelo Lascano, economista del Grupo Fénix, el Gobierno "le vaya como le vaya" tiene que seguir con el programa en el que confía y que le sirve de bandera para posicionarse frente al electorado, "lo que ellos llaman la profundización del modelo". "Aumentar el empleo, mejorar la distribución del ingreso, industrializar mediante la sustitución de importaciones" No tiene por qué variar, aunque cambie la composición de legisladores en el Congreso", agrega Lascano, para quien una de las deudas pendientes es encauzar la política agropecuaria: "Si los precios de los alimentos en el mundo siguen subiendo, la Argentina no tiene que perder esa oportunidad".

Pero en los hechos, el giro que está tomando la política económica argentina, más que al socialismo del siglo XXI de Chávez, se está pareciendo al capitalismo autoritario de Rusia. El modelo del kirchnerismo no es estatista o populista, ni similar al modelo que impulsa el presidente venezolano: se parece más al autoritarismo económico y "capitalismo de amigos" vigente en Rusia.

En Rusia, dos meses atrás, se prohibió la difusión de los datos estadísticos de desempleo. Y el mismo Putin, la semana pasada, ante las cámaras de televisión, obligó al hombre más rico del país a reabrir una empresa que había cerrado por la crisis global.

En la Argentina, las empresas privadas dependen cada vez más del financiamiento público a través de la ANSES. La Secretaría de Comercio prohibió importar si no se exporta por una cifra por lo menos equivalente. El Banco Central impidió distribuir dividendos a siete bancos. Kirchner públicamente respaldó a la Unión Obrera Metalúrgica contra Techint y llegó a decir en un discurso: "Nordelta ahora es nuestro", en alusión a que la ANSES tiene acciones de esa empresa.

En el marco del proyecto de Ley de Radiodifusión que enfrenta al Gobierno con el grupo Clarín, y que incluye la televisación gratis del fútbol, Kirchner centró en las últimas horas la crítica a los medios.

No es aventurado pronosticar que esa tendencia se profundizará después de los comicios. Votos más o votos menos.

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José Luis Espert

Doctor en Economía

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