Carlos Fernández, el ministro anónimo cuya cartera dominan los Kirchner

BUENOS AIRES.– "El ministro de Economía habló dos veces en 24 horas", ironizaba un matutino porteño semanas atrás, sorprendido de que el ministro Carlos Fernández apareciera en dos actos públicos el mismo día. En un país acostumbrado a ministros de Economía con altísimo perfil público y político, la mínima exposición de Fernández es toda una rareza.

Ni en el momento más difícil de la crisis financiera internacional, el ministro Fernández se mostró más activo en público. Salvo en un par de ocasiones en las cuales declaró que el país seguiría creciendo a pesar de la crisis global.

Incorporado al gobierno en abril, tras la renuncia de Martín Lousteau en medio del conflicto del agro, Fernández es considerado un técnico competente. Es un especialista en administración tributaria y financiera, que cumplió la misma función en la provincia de Buenos Aires en 2007 y ha trabajado en la cartera de Economía desde fines de los 80.

Domingo Cavallo, quien fuera ministro de Economía en los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa, ha elogiado las competencias técnicas de Fernández; otro conocido ex ministro confirma que se trata de un funcionario "de primer nivel, pero al que los Kirchner le niegan toda autoridad política".

Aún con tales credenciales, Fernández sólo es citado en los medios locales por incidentes como un intento fallido de asalto en su domicilio, por haber dormitado en medio de un discurso de la Presidenta Cristina Fernández, o por el agobio que según sus allegados le genera el forzado nivel de exposición pública de su cargo, a pesar de que raramente habla con periodistas o emite palabra en público. En las redacciones de Buenos Aires se le apoda "el mudo".

"Desde que Roberto Lavagna salió del gobierno de Kirchner, en 2005, lo que hemos tenido son funcionarios ignotos a cargo del Ministerio de Economía. En estos momentos la política económica es decidida por dos ignorantes de la complejidad de la economía, es decir, por el matrimonio Kirchner", asegura el consultor José Luis Espert.

A juicio de Espert, el ex Presidente Néstor Kirchner mantuvo a Roberto Lavagna a cargo del área económica hasta 2005 sólo porque éste estaba calificado para conducir el canje de deuda más grande de la historia, protagonizado por Argentina a partir del default de 2002.

Funcionarios, opositores y analistas confirman que los principales miembros del gabinete económico argentino no suelen ser consultados por Cristina a la hora de tomar decisiones cruciales. "Todos saben que en temas económicos quien decide es (el ex Mandatario) Néstor Kirchner", dice un conocedor del círculo presidencial.

El manejo de la política económica por parte de la pareja presidencial ha generado más de un absurdo. Por ejemplo, en septiembre la Presidenta anunció que su gobierno usaría sus reservas internacionales para cancelar la deuda que Argentina mantiene con el Club de París, de US$ 6.700 millones.

Pero la decisión se tomó sin consultar al presidente del Banco Central, al jefe de Gabinete ni al ministro de Economía.

Horas después trascendió que las leyes argentinas prohíben usar las reservas del Banco Central para otro fin que no sea pagar a organismos internacionales, y el Club de París es apenas un grupo informal de acreedores, sin personería jurídica. Algo similar sucedió con el decreto que acabó con el sistema de jubilación privada: los Kirchner decidieron solos.

Pocos días después, buscando reponerse del traspié, la Presidenta anunció desde Nueva York que Argentina retomaría las negociaciones con los acreedores de su deuda que no aceptaron el canje de 2005. Y mientras se dedicaba a ironizar sobre la crisis financiera de la principal economía del mundo, en su comitiva el ministro de Economía la escuchaba en silencio.

El último de la fila

Una encuesta realizada por la revista América Economía entre 140 economistas de la región consideró a Fernández como el peor ministro de esta cartera en América Latina, tomando en cuenta criterios como la estabilidad macroeconómica del país, el impulso de reformas a favor de la competitividad, el liderazgo en el equipo económico y el envío de señales de confianza a la ciudadanía, empresarios e inversionistas. El mejor conceptuado en el ranking fue Andrés Velasco, ministro de Hacienda de Chile. Semanas atrás, otra encuesta divulgada por el semanario argentino Noticias aseguraba que el 59% de los porteños no sabe identificar al ministro de Economía en una foto.

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José Luis Espert

Doctor en Economía

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