Analistas económicos, investigadores, funcionarios oficiales y los más altos ejecutivos de la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA) y de la Asociación de Fabricantes de Autocomponentes (AFAC) fueron convocados por ACARA para debatir acerca de la reforma tributaria, los combustibles y la situación del sector.
Como ya es habitual no faltaron a la cita los representantes de las asociaciones de concesionarios nucleares en la NADA (Estados Unidos) y ALADDA (Latinoamérica), quienes también expusieron la actualidad de negocio automotriz en cada uno de esos mercados.
La apertura estuvo a cargo de Abel Borrad, presidente de ACARA, quien destacó la tendencia positiva de los resultados en este año de crecimiento de la actividad económica. Por otra parte, destacó la necesidad de cambiar el sistema tributario y de la definición de la matriz energética del país. Fue categórico a la hora de referirse a la ausencia de los representantes de SMATA, cuando comentó que la decisión fue no invitar a quienes se manejan con prepotencia y autoritarismo y manifestó la voluntad de negociar, pero en términos respetuosos. Para el funcionario lo más importante es la supervivencia de la industria automotriz, que se logrará desarrollando cada vez más el mercado interno.
Felipe Rovera, presidente de Adefa y de General Motors Argentina, hizo hincapié entre otras cosas, en la necesidad de renovar el parque automotor y la planificación regional para hacer frente a la competencia de los países asiáticos.
La Asociación de Fabricantes de Autocomponentes, AFAC, representada por su vice-presidente, Fabio Rozenblum, entró su exposición en los fuertes precios relativos de las materias primas, que generan problemas de rentabilidad y en la necesidad de inversiones. También se refirió al elevado porcentaje (39%) de vehículos importados que se venden en Argentina y a la carga impositiva, que ocupa el 47% del precio total de cada vehículo.
A medida que se sucedieron los expositores, las coincidencias respecto del sistema tributario rondaron por diversos enfoques, entre los cuales se encuentra la necesidad de su simplificación para que sea más equitativo y en la eliminación de aquellos que, como los Ingresos Brutos, se extienden desde la producción de un vehículo hasta su venta al publico y también en los usados. El Estado debe comprender que la complejidad genera evasión.
Para el economista Daniel Artana, Argentina presenta la segunda presión tributaria más alta de América Latina y uno de los pasos para disminuirla es bajando el gasto público. Por su parte, José Luis Espert explicó que este país, desde 1870 hasta 1913, tuvo una tasa de crecimiento que se mantuvo por encima de la media del mundo. Según su opinión, el actual gobierno intenta modificar la distribución de ingresos, para lo cual trabaja sobre tres pilares fundamentales que son la obra pública, el gasto social y el incremento de los salarios. No obstante, existe un aspecto preocupante que es el deterioro de la disciplina fiscal por un lado, aunque por otro, las proyecciones permiten visualizar exportaciones por U$S 44.600 millones y un nivel de reservas en aumento.
El análisis del estado actual de la industria automotriz estuvo a cargo del licenciado Dante Sica, para quien el cambio en la realidad del sector se puede comprender remontándose al año 2002, cuando no se sabía cuántas terminales quedarían, mientras que hoy la pregunta es cuál no ha conseguido aún proyectos nuevos.
Existen cambios cualitativos y de especialización en la terminales instaladas en la Región, donde el 83% de la producción corresponde a vehículos exclusivos de cada país y el 17% a compartidos. Esto significa que se están recuperando modelos, lo cual es muy auspicioso, aunque existe una luz amarilla respecto de la capacidad instalada de los autopartistas, que frente al crecimiento de la producción podrían enfrentar dificultades para cumplir con las exigencias de las terminales locales.
En contraposición a la recuperación de la economía argentina se encuentra el agotamiento de los combustibles fósiles, su impacto en el medio ambiente. Brasil, desde hace más de treinta años, comenzó a desarrollar el uso del etanol obtenido a partir de la caña de azúcar. Hoy más del 90% de sus ventas corresponden a vehículos equipados con sistemas de propulsión que admiten nafta, biocombustibles y gas. En Argentina, luego de cuatro años de espera se firmó la Ley de Biocombustibles. Jorge Kaloustian, presente de Oil Fox, empresa que construirá en Rosario la planta de biodiesel más grande del mundo, se refirió a las increíbles posibilidades que tiene este país para erguirse como proveedor mundial de biocombustibles. Argentina cuenta con una inmensa superficie de tierras donde crecen en forma natural distintas especies de oleaginosas como el tártago, de las cuales se puede obtener el aceite necesario para la producción de biodiesel. El establecimiento de esta actividad generará nuevos polos de desarrollo en zonas hoy prácticamente abandonado e improductivo.
Enmarcada en la problemática de los combustibles se encuentra la gravísima situación energética que enfrenta Argentina. Este tema fue expuesto por Ricardo de Dicco, investigador de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Salvador y de la UBA y autor del libro “2010 ¿Odisea Energética?, Petróleo y Crisis”. En esta publicación, el autor escribe: “…Sin desarrollo energético no hay desarrollo integral de la economía. … La planificación energética es una función clave de los estados soberanos de América Latina. Sin ese tipo de planificación la profundización del subdesarrollo insostenible y el colapso energético resultan inevitables…”
La situación planteada por De Dicco no es menos. A la hora de presentar sus proyectos en las casas matrices, los ejecutivos de la industria automotriz argentina se enfrentan a la dificultad para responder los temas referidos a la crisis energética que enfrenta Argentina y lo que eso implicará en el normal funcionamiento industrial.