La Argentina ingreso al cuarto año consecutivo de crecimiento a una tasa cercana al 9% anual. Un ciclo casi inédito en la historia económica del país. Los analistas, sin embargo, coinciden en que el proceso empezará a declinar, aunque no pronostican una crisis en el corto plazo.
En realidad, después de que algunos economistas anticiparan, fallidamente, que el modelo se quebraría en el 2004, luego, todos los años siguientes, la mayoría debió corregir sus profecías y ajustar los índices hacia el alza. Ahora sólo advierten sobre los riesgos; por ejemplo, que el nivel de expansión de la economía tienda a aplanarse, sobre todo a raíz de la demora en concretarse fuertes inversiones, por el agotamiento de la capacidad instalada industrial, el creciente intervencionismo del Gobierno sobre el sector privado, la inflación de dos dígitos que podría repetirse en el 2007 y la posibilidad de que el escenario internacional cambie y el famoso viento de cola se transforme en un vendaval en contra.
El economista Ricardo Delgado, de Ecolatina, sostiene que el país se encuentra ante un escenario inmejorable para repetir un proceso de crecimiento elevado como el que mantuvo exactamente una centuria atrás, entre 1903 y 1912. El poker de nueves, que está cerca de logar Néstor Kirchner si la economía volviera a crecer este año a un promedio del 9% (en realidad, las estimaciones llegan al 8%), contendría algunas claves favorables a la continuidad de la expansión: “Por primera vez en muchísimo tiempo, la economía argentina tiene una posición fiscal sólida, un perfil muy adecuado de vencimientos de la deuda, un sector externo superavitario que permite acumular reservas sin demasiadas tensiones, bajas tasas de interés y un tipo de cambio real alto y apresándose en forma moderada y previsible. La inflación complica, pero no demasiado, y los salarios ajustan dentro de límites razonables”, razona Delgado”.
La inflación, El RIESGO. El problema es que la solución que elige el Gobierno para atacar el riesgo de la inflación puede transformarse en el veneno mortal para el frente de la inversión. Si bien la estrategia oficial de acuerdos de precios aparece como exitosa- de hecho, quebró fuertes expectativas inflacionarias y la especial de indexaciones que se insinuaba hacia finales de 2005-, la señal enviada al empresariado corre el riesgo de convertirse en un factor de desinversión ante las pobres perspectivas de rentabilidad.
El director de Economía & Regiones, Rogelio Frigerio, advierte el peligro: “el Gobierno viene aplicando diversas acciones tendiente a controlar el fenómeno inflacionario: retenciones a las exportaciones, acuerdos de precios, vedas a las ventas externas y congelamiento de las tarifas de los servicios públicos. Estas medidas resultaron eficaces para controlar las expectativas inflacionarias en el corto plazo, pero atentan contra el objetivo primordial de generar un clima propicio para captar más inversiones, condición indispensable para poder prolonga en el tiempo el crecimiento de estos últimos años”. Orlando Ferreres, por su parte, explica que, para crecer a tasas de 9% anual promedio, China, por ejemplo ha tenido una inversión del orden del 42% del Producto Bruto anual y Corea del Sur, para alcanzar el 6,5% promedio, invierte un 30% del PBI. “Italia, en cambio –ejemplifica Ferreres- invierte a una tasa del 25% anual y crece a un ritmo del 3%, nosotros estamos más cerca de esos parámetros que de los de China”.
Sinfonía FINA. Para Douglas Elespe, titular del instituto de Argentinos de Ejecutivos de Finanzas. IAEF, la economía entra a partir de ahora en una etapa de sintonía fina: “Técnicamente es posible continuar con tasas altas de crecimiento. Es más, podríamos transformarnos, efectivamente, en un “milagro económico mundial”. Pero los obstáculos que se deberán atravesar en esta etapa son mayores y las probabilidades de error son también más altas”, augura.
Para Elespe, existen nubarrones que el Gobierno podría disipar con medidas y señales mas concretas: “Inflación de dos dígitos, medidas dirigistas poco efectivas para controlarla en el mediano plazo, tasa de inversión privada insuficiente para sustentar el crecimientos, gasto público en aumento, un escenario internacional más volátil para los próximos dos años, bancos públicos con tendencia a deteriorar la calidad de la cartera crediticia y debilidad intrínseca de nuestro sistema financiero y del mercado de capitales”. Serían los asuntos pendientes del modelo. El directivo del IAEF opina que “el inversor internacional tiene serias dudas respecto a la aptitud y actitud de la sociedad para enfrentar escenarios desfavorables imprevistos y en qué medida está dispuesta a sacrificarse en caso de ocurrir. Las mismas dudas se presentan respecto al gobierno que aún no a sido probado respecto a su comportamiento en momentos de crisis ya que afortunadamente le ha tocado un período de expansión”.
Pisar EL FRENO. José Luis Espert, por el contrario, considera que frenar el nivel de expansión de la economía sería la salida más sana a largo plazo. Para el economista apostar las fichas para expandir la economía nuevamente a una tasa del 9% en el 2007 implicaría “asumir el costo de expandir la demanda interna deteriorando por tercer año consecutivo la situación fiscal que en el 2006 ya tendrá solo un 1,2% de superávit, dos tercios menos que en el 2004. O sea, que se, corre el riesgo de quedar “machucando” para el 2008”. “Luego de la actual recuperación cíclica, podríamos aspirar, en el mejor de los casos, a la performance chilena de 4,5% de crecimiento anual, si bajamos los impuestos pero mucho más el gasto público, si abrimos la economía al comercio, reformamos la educación y recreamos el estado de derecho. Todo a la inversa de lo que Kirchner está haciendo”, cuestiona Espert.
El economista Dane Sica, de abeceb.com, reconoce que la inversión a lo largo del 2005 había mostrado interesantes signos de recuperación, tras finalizar el cuarto trimestre en un nivel, del 22% del PBI, pero señala la necesidad de que ahora se mantenga ese ritmo de crecimiento y se expanda, sobre todo en sectores claves como el de insumos básico y el energético.
En la misma dirección, Frigerio cree que, para incrementar la tasa de inversión de esos sectores –que aún no han participado decisivamente en el proceso de recuperación y que implican elevados costos iniciales y de salida-, se requieren “previsibilidad, mayor seguridad jurídica y reglas de juego claras y estables”, Para él, “nuestra historia no ayuda demasiado en ese sentido”.
Para Aldo Abram, de la consultora Exante, la inversión es un asunto clave para determinar la evolución macroeconómica en el mediano plazo: debería aumentar más de 4 puntos porcentuales del PBI, ya que aunque supere actualmente el 20%, tiene un alto componente de inversión en construcción individual de viviendas, que resuelve problemas habitacionales presentes genera crecimiento, pero no a futuro.
“La inversión reproductiva hoy debe estar 10% por debajo del récord alcanzado e 1998. Además el creciente intervencionismo estatal distorsiona las señales que recibe el capital para su asignación con controles del precios, congelamientos, retenciones, prohibiciones de exportar, mecanismos de adaptación competitiva, etc. Todo esto hace que la poca inversión en producción que se realiza sea ineficiente y con baja capacidad de generar crecimiento futuro. Si esto no cambia, a partir del año entrante, las tasas de crecimiento se desacelerarán rápidamente y tenderán a ubicarse debajo del 4% a partir de 2009”, pronostica Abram.
Desde otra perspectiva ideológica, el economista de la Confederación de Trabajadores Argentinos , CT, Claudio Lozano, marca otro frente débil del “modelo”: “Pese a las elevadas tasas de crecimiento de la economía de los últimos años, aún la masa total de ingresos que perciben los sectores populares, que representaban el 32% del total del PBI, hoy sólo representan el 26%. Resolver la desigualdad utilizando parte de los 22.000 millones de pesos adicionales que el sector público tendrá disponibles en el 2006
permitiría ampliar el consumo popular y poner en marcha un nuevo proyecto productivo dirigido a ampliar la oferto de bienes-salario y a agregar valor sobre los recursos naturales disponibles”,
Por derecha o por izquierda, el Gobierno recibe cuestionamientos a su actual forma de encaminar la economía. La borrosa imagen de la actual ministra, Felisa Miceli, repercute en esa impresión. En cualquier caso, el modelo básico del dólar alto, salarios bajos, retenciones y copiosa recaudación, ingresa desde ahora en una etapa que requerirá de sintonía fina para seguir en le senda positiva. Néstor Kircher deberá monitorear a la par de su performance en las encuestas electorales la evolución del producto. Advertir tarde que la economía entra en un proceso de ralentización podría costarle caro en política a un Presidente que no simula demasiado bien su afán reeleccionista. Por el contrario, tiene la gran oportunidad a su alcance. No es impensable estabilizar una década de alto crecimiento si se combinan las fortalezas del modelo con las reformas necesarias. Durante un tiempo, Edmundo ayudará. Hará falta que Kirchner, o el ministro de Economía que sea, se haga cargo de una verdadera política de Estado.
Ricardo Delgado
Hay menos chances que en 2007 se repiten las “tasas chinas”, pero no resulta impensable un aumento de 6% la clave es la inversión: dar el salto de 21 a 25 puntos del producto para asegurar al menos 5% anual. El gobierno debe estimular las expectativas privadas, los “animal spirits” Keynesianos. Eso requiere más ahorro público, incentivos a la banca para prestar a largo plazo, promover las exportaciones e impulsar la inversión extranjera directa. El capitalismo nacional no alcanza. Es hora de señales micro.
Jose Luis Espert
¿Se puede repetir otro 9% en 2007? Sí, pero al costo de expandir la demanda interna deteriorando por tercer año consecutivo la situación fiscal. Sostener en la Argentina 25 años de crecimiento al 9% anual como China es imposible. Luego de la actual recuperación cíclica podríamos aspirar a la performance chilena de 4,5% por año si bajamos los impuestos, pero mucho más el gasto público, abrimos la economía, reformamos la educación y recreamos el estado de derecho. Todo a la inversa de lo que Kirchner hace.
Rogelio Frigerio
Para incrementar sustancialmente la tasa de inversión, nuestro país requiere del aporte de determinados sectores que aún no han participado mucho en el proceso de recuperación, como la inversión extranjera directa y la inversión a gran escala en servicios públicos y energía. Este tipo de inversiones suelen implicar elevados costos iniciales y de salida, de forma tal que requieren previsibilidad, mayor seguridad jurídica y reglas de juego claras y estables. En este sentido, nuestra historia no ayuda demasiado.
Orlando Ferreres
Las preocupaciones por delante son las tres I: Inflación, inversión e internacional. Las expectativas de inflación están controladas, pero sigue a un ritmo de dos dígitos; la inversión está muy por debajo del nivel que tienen los países que creen a tasas del 9% y el escenario internacional podría cambiar. Para diciembre de este año la tasa de interés de los Estados Unidos va a estar en 6,25%. El ajuste está por empezar y cuando la tasa de referencia norteamericana sobrepasa el 5,5% hay una reversión total de escenarios.