Kircher confrontó con el titular del FMI, pero la relación se normalizaría una vez concluido el canje de deuda.
“Por suerte recibo primero a los representantes de Dios porque más tarde tengo que encontrarme con el enviado del diablo", dijo el presidente Néstor Kirchner a los miembros del Episcopado. El chiste era una obvia alusión a su posterior reunión con el director gerente del Fondo Monetario Internacional, el español Rodrigo de Rato. Sin embargo, quienes estuvieron presentes en el encuentro, no creen que lo del presidente haya sido del todo una broma. Kirchner ha encontrado en el Fondo a uno de sus blancos preferidos a lo hora de cargar culpas por los males argentinos y referirse en duros términos al organismo ha sido también una de sus armas predilectas para quedar bién posicionado ante la opinión pública.
El encuentro con de Rato fue el primero en 57 años en el que un presidente argentino no precisó de un traductor para entenderse con un director gerente del FMI. Y el resultado fue justamente ese, no se entendieron. La reunión fue una de las más tensas de las que se tenga memoria. "Ni lo sueñe", fueron algunas de las inusuales respuestas que Kirchner ensayó frente a los reclamos de de Rato. Reclamos que después de 32 meses de default transitaron por carriles mucho menos cordiales que los usados por algunos antecesores del español, como el francés Michel Camdessus o el alemán Horst Kohler.
La confirmación de que no se limaron las asperezas que determinaron la suspensión de la tercera revisión del acuerdo alcanzado en septiembre del 2003, estuvo dada por la ausencia de una conferencia de prensa conjunta entre las autoridades locales y las del Fondo. El ministro de Economía Roberto Lavagna era partidario de un encuentro con los periodistas sólo en el caso de que el director gerente del FMI expresara algún tipo de apoyo a la propuesta argentina para salir del default, mientras que de Rato había adelantado que no haría ninguna declaración pública. Finalmente, el titular del Fondo dio una miniconferencia de prensa en el hotel Sheraton donde elogió algunos aspectos de la marcha de la economía argentina pero dejó en claro todos los incumplimientos en los que ha incurrido la Argentina. "Deseo subrayar la buena marcha de la economía argentina y la gestión del gobierno en términos macroeconómicos y monetarios. En ese sentido, en los dos últimos dos años los resultados indican que existe un claro camino para Argentina de crecimiento sostenido y reducción de la pobreza", aseguró De Rato. Pero el titular del FMI, quien acababa de disputar su round más duro con el Gobierno argentino, no tardó en hacer públicos los reclamos del organismo. "El principal objetivo de esta visita es trasladarle al Presidente de la República la importancia de que Argentina reestablezca sus relaciones con los mercados financieros como un requisito indispensable para mantener el crecimiento y hacerlo sostenible a medio plazo. Para todo ello en las próximas semanas hay dos hechos muy importantes como obtener un acuerdo amplio y estable de la deuda soberana y la aprobación de un presupuesto en la senda de la estabilidad y de aumento de la capacidad financiera del Estado argentino".
Para José Luis Espert, "La virtud que tiene el comunicado de de Rato es que deja claro por qué se cae el acuerdo con la Argentina. La posición del Fondo está mucho más cerca de la verdad de lo que dice el Gobierno. El Gobierno intenta transmitir que en el Fondo hay un manga de locos que se salen de los compromisos y que viven corriendo el arco. Y el FMI le dice que el acuerdo se cayó porque Argentina no cumplió con lo que firmó en septiembre del año pasado", sentencia.
Entre otras cosas, lo que De Rato quiso decir es que la Argentina necesita mejorar su oferta a los acreedores para obtener una adhesión que supere el 80% y que debe comprometer un superávit fiscal mayor al 3% para cumplir con ese objetivo. El "Ni lo sueñe ni lo piense", fue la escueta pero contundente respuesta que el titular del Fondo recibió de labios de Kirchner. Una negativa que algunos economistas aún no entienden. "Rodrigo de Rato le dijo al presidente que él quería que se elevara el superávit primario al 4% o al 4,5% y Kirchner le contestó que ni soñando. Es algo que yo no entiendo porque la Argentina apunta este año a tener un superávit primario de 6%. En el primer semestre la argentina acumuló un superávit del 8 por ciento, de modo que la respuesta del presidente me toma por sorpresa y no sabría como interpretarla", dice Jorge Avila, economista del CEMA.
Conscientes de esos números, la otra posibilidad es que en el Gobierno analicen la posibilidad de seguir aumentando el gasto público. Una alternativa que el propio Jefe de Gabinete Alberto Fernández catalogó como posible y que algunos economistas apoyan fervientemente. "Yo creo que el excedente fiscal se va a usar para un programa de inversión pública. Para el Fondo y los acreedores hay que destinar sólo un 3 por ciento del PBI", dice Eduardo Conesa.
Sin embargo, hay quienes creen que la situación fiscal es un espejismo que no refleja la realidad y que tal excedente es una ilusión apoyada en los extraordinarios resultados del mes de mayo cuando el país consiguió un inédito superávit fiscal equivalente a 12 puntos del producto. " El sobrante que tenés hoy es una ilusión que te la genera mayo. La plata que se ahorre por encima de los pagos de deuda, yo la guardaría hasta que desaparezca el efecto mayo. Todos los años no vamos a tener un mes con 12 puntos de superávit fiscal. Sin aumentar el gasto público -que ya lo han aumentado bastante- a fines de 2005 el superávit primario va a volver al 3%", pronostica Espert.
Con espejismos o sin ellos, de todos modos será difícil para el Gobierno sostener ante el FMI un aumento del gasto teniendo en cuenta que el propio Kirchner debió pedirle al titular del FMI la postergación hasta el 2005 de compromisos por 1.000 millones de dólares a cambio de honrar otros improrrogables por 1.500 millones de dólares. De Rato se comprometió a estudiar esa posibilidad y de su respuesta – que se presume positiva- se desprenderá si la visita del mandamás del Fondo significó un avance o no en la relación con el organismo.
Así lo entiende Eduardo Curia para quien " como hay un status quo que es esta especie de limbo en la que ni acordamos ni rompemos hay que ver que pasa con la renegociación de los desembolsos del semestre y con el periplo de Lavagna vinculado al nivel de aceptación que tendrá la oferta de canje de deuda para ver como llegamos al reinicio de conversaciones previsto para enero".
Ese limbo, como lo llama Curia, no aparece como el mejor escenario para renegociar la deuda en default. "Es cierto que los acreedores se estarían inclinando por aceptar una gran quita, pero la mala noticia es que no existen antecedentes de una renegociación exitosa de un default por afuera de un acuerdo con el FMI. Al suspender el acuerdo, el gobierno argentino ha elegido tener luz amarilla en la renegociación y así el horizonte es incierto", se lamenta Avila.
La alerta está encendida y al Gobierno le toca -en soledad- encarar la difícil tarea de salir exitosamente del mayor default de la historia. Si lo logra, la relación con el Fondo ya no será un problema.