En siete meses acumula 13.500 millones de pesos; proyecta llegar a $ 18.000 para fines de año
· Pese al incremento, Economía repite que no destinará el excedente para mejorar la oferta a los acreedores
· La meta anual con el Fondo Monetario es de 10.500 millones de pesos
El Gobierno logró ahorrar el mes pasado $ 1656 millones y con ese resultado superó las expectativas privadas y sus propias proyecciones, que preveían un superávit fiscal primario (sin computar los intereses de la deuda) de 1200 y de 1100 millones, respectivamente.
El secretario de Hacienda, Carlos Mosse, no ocultó anoche su sorpresa y manifestó a LA NACION que la mejora radica, en particular, en el ahorro logrado por la Anses, que recibió el mes pasado fuertes ingresos provenientes de los impuestos con los que se financia y consiguió ahorrar 1000 millones.
El superávit se conoce pocos días antes de que el Gobierno lance su oferta para reestructurar los US$ 101.000 millones en default, y mientras los bonistas no cesan con su reclamo de que el Estado les ofrezca un pago en efectivo o que reduzca la quita del 75% que aplicará.
Con el resultado de julio, el ahorro conseguido en los primeros siete meses del año ya está en $ 13.500 millones y se coloca más cerca la meta anual de 18.000 millones que los analistas ven como posible. Igual, Mosse se mostró cauto y dijo que ese número dependerá “de decisiones de recursos o gastos que se puedan tomar” y recordó que en lo que resta del año “el nivel de superávit será, lejos, menor al del primer semestre”.
En rigor, el compromiso asumido en el acuerdo stand-by firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) supone un ahorro anual de 10.500 millones (el 2,4% del PBI) y esa meta está archicumplida, como le gusta decir al ministro de Economía, Roberto Lavagna.
En el Palacio de Hacienda admiten que no está en los planes del Gobierno modificar esa cifra más allá del 2,7% para el año próximo, a pesar del insistente pedido de los acreedores. Lavagna repite a los cuatro vientos que el mayor nivel de excedente se seguirá destinando a políticas sociales, a alentar la producción y a reducir el endeudamiento.
“No habrá un pago en efectivo, como ya lo dijo el ministro. El superávit del 2,4% es obvio que está sobrecumplido: no podemos ocultar la realidad. En este momento estamos cerca del 3%”, dijo Mosse.
Para el economista Aldo Abram, no hay dudas de que el ahorro anual llegará por lo menos a 18.000 millones, pero ató esa posibilidad al nivel de gasto futuro, teniendo en cuenta que las últimas medidas de aumento salarial que aplicó el Estado impactarán de lleno en el segundo semestre del año. “Si bien la tendencia del gasto es creciente, también es cierto que al Gobierno no le dan los tiempos para gastar todo lo que dice que gastará”, señaló.
Eso quedó en evidencia con el seguimiento de la ejecución presupuestaria del primer semestre de cada ministerio, donde sectores como Planificación Federal, con tantos planes de obras anunciados, tiene a esta altura del año tan sólo el 34,5% de ejecución.
“El presupuesto de muchas dependencias fue aumentado con el decreto 917 del mes pasado. Siempre pasa que los requerimientos de los ministerios suelen aumentar, pero después no tienen la capacidad para gastar lo que piden”, dijo Marcos Makon, presidente de la Asociación Argentina de Presupuesto.
Abram se lamentó de que el Gobierno no utilice este oasis fiscal para modificar el sistema tributario. “Están recaudando como nunca y no se dan cuenta que estos niveles no van a continuar en 2005. Van a querer modificar las cosas el año que viene cuando los precios de los commodities estén en baja y la recaudación, en ratios normales”, dijo.
El economista José Luis Espert se preocupó por dejar en claro que el superávit se basa en un primer semestre donde la recaudación impositiva resultó “extravagante” y mencionó los $ 12.367 millones que recaudó en mayo el fisco, producto del vencimiento de ganancias.
“El primer semestre no fue realista en términos de ingresos. Hay que tener en mente que el superávit de los primeros seis meses fue igual a la recaudación de mayo. Eso da una idea de las cosas. Hacia adelante es posible que exista una buena performance, pero impactará el gasto anunciado”, advirtió.
Para Espert, lo único positivo “es que este Gobierno se dio cuenta de que no se puede tener déficit fiscal, el resto sigue siendo picapiedra: no se paga la deuda, siguen los impuestos distorsivos”, sentenció.