Pese a expansión de 8% en 2003 niveles previos a la crisis siguen lejos
“Argentina todavía está en el infierno”. Esta fue la cruda imagen que usó el presidente Néstor Kirchner para explicar la situación de su país durante una conferencia en España. “Estamos subiendo por la escalera del infierno y estamos mejorando, pero caímos muy profundo”, recalcó el mandatario, que viajó a Madrid en busca de apoyo para su gestión económica.
¿Qué tan larga es realmente la escalera de la recuperación argentina y cuántos peldaños le falta todavía por subir para volver a los niveles previos a la crisis?
Argentina está embarcada en complejas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, con sus acreedores privados y con las multinacionales que operan en su mercado, muchas de las cuales son precisamente españolas. Un observador desconfiado podría hacer notar que cuando los cobradores están golpeando a la puerta es buena idea aparentar pobreza.
Tras una abrupta contracción de 10% en 2002, el Producto Interno Bruto de Argentina creció más de 8% en 2003, la segunda mayor expansión a nivel mundial, por detrás sólo de China. A primera vista puede parecer que la economía ha recuperado gran parte del terreno que perdió tras la crisis financiera de diciembre de 2001, pero las apariencias a veces engañan.
Prosperidad artificial
Una forma de estimar el bienestar de la población es comparar el PIB per capita en dólares. Medido de esta forma, a fines del año pasado los argentinos eran 30% más ricos que en 2002, con ingresos por US$ 3.525. La cifra, sin embargo, todavía está 60% por debajo de los US$ 8.511 que percibían en promedio en 1998, el último año antes del comienzo de la recesión.
Aunque algunos políticos argentinos siguen añorando la “convertibilidad” que hasta 2002 ligaba al peso con el dólar, los economistas advierten que no corresponde comparar cifras al cambio de hoy con el dólar fijo de ’98. No sólo por las diferencias en el tipo de cambio, sino porque la misma prosperidad de esos años estaba basada en un peso artificialmente alto.
“La contraparte de un tipo de cambio real deprimido es que en términos de dólares tu economía luce más pequeña, pero al mismo tiempo ofrece un estímulo para continuar el crecimiento”, explicó el economista para Argentina y Chile de JP Morgan, Vladimir Werning, en Buenos Aires.
Probablemente se pueda obtener una idea más precisa del punto donde se encuentra Argentina con una comparación a precios constantes, afirma el director de la consultora Espert y Asociados, José Luis Espert. En este sentido, si se considera el ingreso per capita del ’98 como base 100, la caída de 25% al piso de la crisis representa un retroceso hasta los 75 puntos. “Un aumento del producto per cápita de 6% en 2003 sobre esos 75 puntos dan casi 80. Según eso, todavía estamos 20% por debajo de los niveles previos a la crisis”, estima el economista.
Estas mismas proyecciones sugieren que Argentina va a necesitar entre cinco y diez años de crecimiento sostenido a tasas de 5% a 6% para recuperar el producto per capita anterior al comienzo de la recesión.
También en el mercado laboral Argentina está unos pocos peldaños más arriba. Entre octubre de 2000 y mayo de 2002 se destruyeron 800 mil puestos de trabajo y la desocupación llegó a 23,6% en el peor momento de la crisis.
Durante el último ejercicio la economía creó medio millón de empleos en el sector privado y Espert espera que este año se genere otro medio millón de plazas. Si se cumplen sus pronósticos la cesantía retrocedería a cerca de 16%.
Por otra parte, el crecimiento del PIB genera actualmente más plazas que en los ’90. Un incremento de un punto porcentual en el producto se traduce ahora en 184 mil nuevos puestos de trabajo, afirma el periódico argentino El Cronista citando al director de Política Macroeconómica del Ministerio de Economía, José Luis Maia. Esto es más de tres veces los 60 mil empleos que generaba el mismo nivel de expansión durante la convertibilidad.
Deuda pendiente
Pero más allá de los indicadores, el gobierno todavía tiene otros temas pendientes. La demora del FMI en aprobar el primer tramo de un crédito para Argentina dejó en evidencia el fuerte deterioro en las reacciones con el organismo, cuando todavía no comienza la segunda revisión de las metas para este año.
Tampoco se ven avances significativos en las negociaciones con los acreedores privados de Argentina, que rechazan la oferta de reestructuración ofrecida por el gobierno.
Y las empresas extranjeras aún no perdonan al gobierno por los daños que les ocasionó la devaluación. Esta semana la francesa Total se sumó a las más de 20 multinacionales que demandan a Argentina ante un tribunal del Banco Mundial por incumplimiento de contratos.