Bajar los impuestos puede agravar la crisis

Hoy tenemos un ejemplo concreto de porqué a los argentinos nos va mal desde hace muchos años. Después de 10 años de un facilismo que hizo “reventar” el endeudamiento público gastando cada peso que se recaudaba y viendo que ya nos cuesta cada vez más pagar la deuda, aparecen voces que sugieren una nueva versión de facilismo que ahora se lo podría llamar “suicida”: bajar impuestos y que los extranjeros nos aseguran un blindaje financiero para pagar la deuda. O es mala fe o ignorancia supina. En cualquier caso es un disparate.

Finalmente, después de 10 años de una irresponsabilidad fiscal como pocas veces se recuerde en nuestra tortuosa historia económica contemporánea (u$s100.000 millones de déficit fiscal acumulado en 10 años a pesar de un aumento de la recaudación de u$s35.000 millones, aumento del gasto público de u$s40.000 millones, aumento de la deuda pública de u$s80.000 millones), el mercado internacional de capitales se ha cerrado para Argentina porque hace 30 días que no colocamos un bono afuera. En criollo, los acreedores privados del extranjero nos han dicho: “Por ahora basta de deuda argentina, estamos empachados”.

Blindaje

Pero no sólo han dicho eso sino que también piden, para volver a empapelar al mundo con deuda externa argentina, que algún organismo internacional, tipo FMI, arme un blindaje o protección financiera para Argentina que les asegure que aunque estemos sin ninguna capacidad de pagar la deuda por derecha (o sea, con superávit fiscal), lo hagamos por izquierda tomando más deuda externa pero con acreedores institucionales como el FMI.

Al mismo tiempo, el FMI a pesar de que sabe que así como va hasta ahora Argentina entra en cesación de pagos, dice que no tenemos ningún problema para honrar nuestros compromisos financieros presentes y futuros por dos causas. Una es que si el FMI, socio-auditor nuestro desde hace 10 años, llegara a sugerir las más mínima chance de que no podemos pagar la deuda, se dará la profecía autocumplida: la crisis que sufriríamos sería de tal magnitud que efectivamente no podríamos pagar la deuda y el FMI, padre junto con Cavallo del “Bebé de Rosemary en el que se ha transformado la convertibilidad, vería a su “bebito argentino” en estado catatónico.

Segunda: el FMI no sabe si decidirse por el “bail out” o el “bail in” para Argentina si entramos en “default”. Esta es una gran discusión, no cerrada todavía, que se armó en el más alto nivel de las finanzas internacionales luego de la seguidilla de crisis emergentes que se produjeron desde la devaluación mexicana de diciembre de 1994. El “bail out” es cuando ante la crisis de pagos los “tax-payers” del primer mundo y del país emergente se “aprietan” para que los acreedores privados cobren sus créditos sin rasguño. El FMI no hace más que de intermediario entre ambas puntas. El problema con este esquema es que genera lo que se llama “moral hazard” (daño moral) porque los acreedores privados, sabiendo que habrá salvataje internacional, le prestan a cualquier país hecho “pomada” y a cualquier tasa de interés, como consecuencia de lo cual, la crisis es inevitable.

Así es que nace el “bail in” en el que los acreedores privados del país emergente en problemas se “comen parte de la pérdida de la crisis de la deuda a través de refinanciaciones con quitas (Ecuador) y ya no son solamente los tax payers los que pagan la fiesta previa a la crisis. Con las elecciones americanas a la vista, será difícil que el Presidente de los EE.UU. Bill Clinton, se juegue a tomar decisiones que afecten a la administración que surja de las elecciones americanas del 7 de noviembre próximo, con salvatajes masivos a la “bail out”.

Con financiamiento internacional privado cortado, una gran discusión sobre cómo salvaría a la Argentina el FMI llegado el caso de que no le podamos seguir pagando la deuda a nuestros acreedores privados, una situación política local de terror y una economía en peor estado, aparece la discusión de cómo salir de ésta. Y ya se va perfilando con gran consenso un bando que aglutina a una parte importante de la clase política, empresarios corporativos no competitivos y algunos economistas.

Según esta posición hay que hacer tres cosas: tener más déficit fiscal (bajando impuestos) para reactivar, pedir un blindaje financiero del FMI y cerrar más la economía.

El último de los tres es el más fácil de derribar por lo pueril. Argentina, en vez de elegir como estrategia de crecimiento venderle al mundo como Chile con tipo de cambio alto y mucha apertura, decidió endeudarse hasta el cuello para financiar aumentos de consumo y exportarle a Brasil. Esto en sí mismo es nefasto porque endeudarse para financiar consumo no genera ninguna capacidad de repago de la deuda y exportarle a Brasil no nos permite tener grandes ganancias de competitividad. Suena ridículo entonces profundizar el camino ya recorrido.

Sin sentido

Pero lo que “quema” en el corto plazo es la situación fiscal, o sea, los primeros dos puntos. Si estamos asistiendo al corte del financiamiento del mercado de capitales porque nos ven endeudados hasta las orejas por haber gastado hasta lo que no teníamos junto con una pésima situación política ¿cuál es la lógica por la que los mercados se abrirán si les anunciamos más déficit fiscal para crecer?

No tienen el más mínimo sentido. ¿Hasta cuándo nos vamos a creer más “vivos” que el resto de los habitantes de este planeta? ¿O queremos que nos pase lo que le pasa al personaje de Darín en Nueve Reinas? Porque da vergüenza ajena escuchar y leer a los que proponen que tengamos más déficit fiscal en el corto plazo, empeorando las posibilidades de pagar la deuda vieja y la nueva que tomemos para financiar el mayor déficit fiscal y al mismo tiempo pretender tomar de estúpidos a los “ “tax payers” americanos pidiendo un paquete especial del FMI que además es poco probable que venga por el clima electivo de los EE.UU. De todas maneras, supongamos que los únicos piolas de la Tierra somos los argentinos y que realmente viene más plata de afuera ¿a qué tasa de interés viene? Si viene a la tasa a la cual coloca deuda el Gobierno en el presente, más vale que no venga porque esa tasa nos hunde más en la recesión.

Pensar que hoy más déficit fiscal (por la baja de impuestos) puede provocar más crecimiento es tan absurdo como pretender viajar a la Luna y que los cohetes despeguen apuntando a la Tierra y no al cielo. Ese facilismo nos puede generar una crisis peor todavía de la que estamos viviendo. En ese sentido, Cavallo es el padre del facilismo así como en su momento fue el padre de este “monstruito” en el que se convirtió la convertibilidad. Porque fue él quien lanzó en 1991 una estrategia de crecimiento de patas cortas basado en la venta de las joyas de la abuela y un endeudamiento externo explosivo que hoy ahorca a la Argentina.

Hoy Cavallo por un lado piensa en bajar a 0% el arancel para importaciones de bienes de capital. Una de las causas por las que el desempleo está en el 16% es debido a la distorsión que existe en la política arancelaria. Si los impuestos al trabajo sobre los empleadores es de 15% e importar una máquina cuesta 3% de arancel, es clara la sustitución de mano de obra por capital que hará el empresario. Además pretende compensar con la eliminación del IVA a los productores locales de bienes de capital, con lo que se potencia la distorsión trabajo/capital que exponencia el desempleo en un país con 15% de desocupados. Incalificable técnicamente.

Por otro, Cavallo sugiere no colocar más deuda pública y que sea reemplazada por la privatización de la AFIP. “Pequeña” pregunta ¿cómo se consiguen u$s 14.000 millones de aporte de capital de privados en cash para reemplazar el producido de las colocaciones de bonos de deuda para refinanciar los vencimientos de capital de la deuda pública? ¿Se acordará Cavallo que u$s14.000 millones es casi igual al total de las privatizaciones contra cash que se hicieron en los últimos 10 años?. Además ¡qué poder se les da a los privados que gerencien la AFIP para extorsionar a otros privados con la recaudación! Delirio total.

Gasto Público

Esta vez se impone la difícil. Bajar el gasto público. Si aumentó u$s40.000 millones ¿porqué no bajar la mitad de lo que aumentó? Y cuando la clase política se rasga las vestiduras hablando de los costos sociales de bajar el gasto público, hay que tener claro que su negocio como gran corporación que es consiste en quedar permanentemente bien con los que viven del gasto público que son varios millones de electores entre jubilados y empleados públicos. Por lo tanto, la lógica de la política es aumentar el gasto público cada vez que haya un peso más de recaudación.

Pero nosotros tenemos que tener en claro que los políticos nunca se rasgan las vestiduras cuando por culpa de aumentar el gasto público en montos estrafalarios y atrasar el tipo de cambio como loco en una economía que se abría al comercio de bienes, el desempleo explota y se funde medio país al “cuete”. La gran diferencia es que ellos defienden su quinta que son los que viven del gasto público y además tienen mucha vos porque viven con un micrófono en la boca. En cambio, los desempleados privados que el aumento del gasto público provocó, no tienen tanta vos porque se expresan cada 4 años en las urnas por el menos malo de los candidatos a presidente.

Nota Original: ÁAMBITO FINANCIERO | 08/11/2000

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José Luis Espert

Doctor en Economía

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