A dos días de haber anunciado el ajuste y de haber digerido bien todos sus puntos, los economistas siguen sin ponerse de acuerdo en sus evaluaciones respecto del recorte de gasto.
GUILLERMO CALVO
(Universidad de Maryland)
En principio, las medidas que se tomaron serán adecuadas, por lo menos para tranquilizar el mercado y debería traer mayor confianza en el corto plazo. El ajuste, dadas las circunstancias presentes, parece cumplir con los propósitos.
Dadas las cantidades que estamos escuchando, indudablemente permitirá cumplir con lo comprometido con el Fondo.
El problema que tengo en este momento es poder evaluar esas cantidades, porque mucho de lo que se promete hacer depende de la habilidad que tenga el Gobierno de efectivamente bajar, por ejemplo, los sueldos en el sector público. Se escucha ya que puede haber problemas por parte del sector laboral y eso podría interferir también con el sistema productivo.
En términos de reactivación, creo que habría que ser muy optimista para pensar que se reactivará inmediatamente la economía. Es una medida que, en principio, es recesiva y el juego es esperar que la confianza se recupere y que bajen las tasas de interés. Por eso creo que será muy importante cómo se continúa manejando las cosas en esta semana.
JORGE AVILA
(Universidad del CEMA)
Mi primera impresión sobre el paquete es favorable, si bien encuentro muy justa la reducción de gastos, medida casi milimétricamente. Si tenemos en cuenta esta reducción más el empeño por completar la que propusieron en diciembre, para el resto del año esperaría una reducción de gasto efectiva de
$ 1.600 millones. Y si la economía se reactiva un poco más en el resto del año y sube la recaudación en el orden de 4% o 5%, podríamos cumplir con la meta del Fondo de $ 4.700 millones, cuando en la actualidad estamos rondando un déficit anual de $ 6.700 o $ 7.000 millones.
No creo que la rebaja salarial golpee el consumo, al punto que ni siquiera pensaba en diciembre del año pasado que el impuestazo podría golpear al consumo. Me parece que termina prevaleciendo el impacto favorable del equilibrio fiscal sobre el riesgo argentino. La reactivación vendrá por la baja del riesgo-país.
Pero, probablemente, el riesgo relevante para la actividad privada no sea necesariamente el riesgo de los bonos públicos. El punto es que al mercado le gusta ver una reducción del déficit fiscal para que baje el riesgo y la economía se reactive y entremos en el círculo virtuoso. Pero al mercado no le gustan las reducciones de déficit con aumento de impuestos.
JOSE LUIS ESPERT
(José Luis Espert & Asociados)
En los últimos 10 años, el déficit fiscal que se acumuló es de u$s 100.000 millones y hay que tener claro que el sector público gastó por encima de los ingresos u$s 100.000 millones en el acumulado de estos 10 años. Es un verdadero disparate, porque cuando se sancionó la Ley de Convertibilidad, en teoría se pensó que sería el gran garrote disciplinador para que el sector público no gastará más de lo que recaudara.
La meta sancionada por la Ley de Responsabilidad Fiscal, que sancionó el Congreso el año pasado, obliga al Gobierno a juntar durante el año 2000 u$s 7.000 millones para cumplirla. En el mejor de los casos, hasta ahora se juntaron u$s 1.200 millones sobre los u$s 7.000 millones. Entonces, faltan u$s 5.800 millones. Con el ajuste que anunciaron juntarán 10% de esos
u$s 5.800 millones, es decir, u$s 580 millones. Por eso digo que es una tomada de pelo. Si se mantiene todo como está, antes de fin de año habrá un nuevo ajuste. Lo único que nos puede salvar de un nuevo ajuste es que el FMI nos permita un mayor déficit al que está en la Ley de Responsabilidad Fiscal para el año 2001.