Es muy difícil que el Congreso apruebe nuevo Presupuesto

A menos que el nuevo gobierno explicite con total crudeza que el Estado está hoy tan quebrado como antes de la reforma iniciada hace 10 años, las Provincias no darán ningún apoyo al Proyecto de Presupuesto en el Congreso.
Si lo hacen contra el Brady provincial del gobierno, sería una lamentable transacción de disciplina fiscal contra más irresponsabilidad financiera.

¿Cómo ha funcionado el “modelito” fiscal de la convertibilidad?

Sobre la base de un trípode compuesto por:

1) Anunciar una vez al año un fuerte ajuste fiscal a “cara de perro” para que sea creíble y luego gastar cada peso que se recaude,

2) Anunciar privatizaciones con la promesa de que la eliminación del estado empresario solucionará todos los pecados fiscales y de esa manera alentar la entrada de capitales para reactivar, y

3) Buscar deudas que el Estado no haya pagado desde la creación del Virreynato del Río de la Plata y cancelarlas con la emisión de Bocones para sustituir la emisión monetaria, no vaya a ser que la economía se quede sin “aceite” y no crezca.

Si lo afirmado en el párrafo anterior no fuera cierto ¿Cómo es posible que hoy estemos en los preludios del enésimo ajuste fiscal de la convertibilidad? ¿Cómo es posible que uno de los objetivos que se persiguen en el Proyecto de Presupuesto sea privatizar lo que queda del Banco Hipotecario Nacional, las Empresas de Energía Atómica y todo lo que huela a “maldito estado empresario” ¿Cómo es posible que se piensen emitir u$s 1.400 millones de Bocones, sin contar los miles de millones que pidió la CGT y que por ahora se le ha negado?

Durante los 90 hemos perdido una oportunidad histórica de disciplinar al fisco sin el dolor que requerirá encauzarlo de ahora en más. La única mejora fiscal de hoy respecto a la llamada 2década perdida de los 802es la eliminación de las empresas públicas (3,5% del PIB) y el déficit cuasifical del BCRA vía la estafa a los ahorristas con el Plan BONEX de fines de 1989 (1,5% del PIB). Nos hemos “patinado” 5% del PIB de recaudación de impuestos que hoy tenemos por encima del promedio de los 80, o sea, u$s 34.000 millones. Una verdadera vergüenza.

Se ha privatizado contra cash por u$s 16.000 millones y no hay un sólo dólar de esos u$s 16.000 millones en el BCRA. Todas las reservas internacionales se han acumulado emitiendo moneda como contrapartida del aumento de la demanda de dinero.

Lo que se ha hecho con el endeudamiento público dentro de la convertibilidad es directamente obsceno.
Se emitieron “inocentes”(porque según la versión oficial no era déficit del período sino consolidación de deuda vieja) Bocones por casi u$s 30.000 millones (12% del PBI) que han llevado a la deuda pública a niveles que ya preocupan a todo el mundo y cuyo servicio le pone una presión enorme hacia arriba al gasto público.

Así llegamos a la hipócrita situación actual en la que un gobierno que hizo todo un culto de dilapidar impuestos, le “ordena” al próximo que baje al gasto público y que además negocie con las provincias, que en su mayoría serán oposición en el 2000, no sólo no girarles nada del aumento de recaudación que puede haber por el crecimiento económico, sino que pierdan recursos respecto a un mal año como es 1999.

En el cuadro adjunto se muestran los años de crecimiento posteriores al Tequila. Durante ellos, la recaudación que se realiza a escala nacional (DGI) aumentó y así también aumentó
lo que las Provincias reciben desde todos los sistemas de “tax sharing” que existen en Argentina, de los cuales la coparticipación federal es sólo uno pero el más importante en cuanto a los montos que maneja (casi el 75%).
Además, las Provincias han recibido crédito desde el exterior intermediado por la Nación (filas 6 y 7)

Por ejemplo, en 1996 la recaudación de la DGI creció u$s 2.060 millones. Lo que las provincias recibieron desde la Nación por su participación en la generación de más impuestos nacionales aumentó u$s 1.376 millones y la deuda que el gobierno central tomó en el exterior para transferirles recursos superó en u$s 446 millones lo recibido en 1995. Total de más asistencia de la Nación en 1996: u$s 1.822 millones.

Así, cada año de crecimiento se ha renovado la “cadena de la felicidad” consistente en recaudar, endeudarse y transferir dinero a las provincias. Esto ocurrió también en 1997 y en 1998. Sin embargo, en el 2000 y de acuerdo con la letra del Proyecto de Presupuesto, por primera vez, habría malas noticias para los fiscos provinciales.

A pesar que el gobierno piensa que la recaudación de DGI marcará un récord en la historia de la convertibilidad con u$s 2.827 millones (7,6%) más que en 1999 (con lo cual debería incrementarse lo que reciben las provincias), no sólo no le girará un peso de aquel aumento sino que pretende entregarles u$s 497 millones menos que este año, que ya implica una caída respecto de 1998.

El único modo por el que las provincias podrían aceptar perder de ganar recursos por u$s 1.900 millones en el 2000, sería recibir algún “hueso”por otro lado. ¿Será el Plan Brady provincial que los técnicos de la Alianza están pensando?

En ese caso, sería un muy mal comienzo para el posible nuevo equipo económico. Es absurdo pretender hacernos creer que la respuesta que hay que dar a años de irresponsabilidad en el manejo de los fondos recaudados por impuestos y en las políticas de endeudamiento público (¿y privado?), sea un “jolgorio” financiero para las provincias, cosa que se agrega al “virus” de bajar impuestos provinciales para salir de los déficits fiscales.

Nota Original: ÁMBITO FINANCIERO | 20/10/1999

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José Luis Espert

Doctor en Economía

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