Las principales consultoras estiman ya una recesión del orden de 1,5 por ciento promedio -en términos de caída del PBI- para este año. Siempre y cuando Brasil no entre en colapso (léase, una recesión más profunda), porque en dicho caso la economía argentina se contraería más de 4 por ciento.
Tras el efecto del "default ruso" a mediados del año pasado, los pronósticos de las consultoras redujeron el crecimiento del PBI en torno de 2 por ciento.
Pero ya a fines de 1998 las estimaciones daban cuenta de que la economía registraría una tasa de crecimiento nula, mientras el gobierno mantenía la meta de 3 por ciento (ahora en revisión).
Ahora, las consultoras estiman que el costo de la devaluación brasileña significará la pérdida de un punto y medio del PBI como el escenario más probable (u optimista).
Los analistas explicaron a este diario que "todo depende de cómo se resuelva la crisis brasileña y en cuánto tiempo" para definir un escenario optimista o pesimista.
Opinión
Así lo señaló por ejemplo Aldo Abram, de Exante: "Si la crisis se prolonga más allá de un mes y medio, nuestro pronóstico apunta a una caída del PBI de 3 por ciento". "La profundización de la crisis brasileña tiene un costo en términos de crecimiento potencial de 5 puntos del Producto, de los cuales un punto corresponde al efecto comercial; 3,5 puntos al efecto financiero y el resto (0,5 de punto) a la inversión asociada al Mercosur. Por ello, si todo se agrava, el PBI caería como mínimo 3%", agregó.
Por su parte, Juan Pablo Dicovskiy, de Macroeconómica, parte de un escenario donde la recesión brasileña se ubicaría en 4/4,5 por ciento y la devaluación -en términos reales- sería de 20 por ciento. Ello provocaría que el PBI argentino cayera 1,5 por ciento. "Pero -advierte-, si la recesión en Brasil es más fuerte (más de 10%) y la devaluación -real- supera 60 por ciento, estamos pronosticando una recesión de 4 por ciento."
Carlos Pérez de la Fundación Capital explicó que las estimaciones de la institución ubican como el escenario más probable una caída del PBI de 1,7 por ciento, partiendo de la base de que antes del segundo semestre Brasil inicia la recuperación. "En el caso de que Brasil ingrese en el círculo vicioso de devaluación e inflación (inercia inflacionaria), hay que prepararse para una recesión más fuerte de más de 3 por ciento", sostiene.
"Claro que, agrega, la mejora en la tendencia registrada en febrero inclinó la balanza hacia el pronóstico de -1,7 por ciento."
Quizá los más pesimistas o quienes argumentan haber descontado antes el descontrol brasileño, Econométrica, se inclinan por un escenario probable con una recesión de 3,5 por ciento. Según José Luis Espert, "la crisis brasileña agregó dos puntos más de caída a nuestro pronóstico, porque ya estimábamos una recesión de 1,5 por ciento". "Hay que tener en cuenta que la recesión comenzó en el tercer trimestre del ’98 por la caída de los términos de intercambio y la suba de la tasa de interés, más la crisis rusa", señala.
Miguel A. Broda también reconoció la corrección de sus pronósticos, estimando ahora una caída de 0,9 por ciento en el escenario optimista. "Será un año duro -advirtió- y en unos 60 días la situación tocará fondo. Podríamos esperar una leve recuperación en el segundo semestre, pero…". Broda señaló además que la evolución de los agregados monetarios está condicionando ya cierta recuperación del segundo trimestre.
Proceder
Abram señala que fue ajustando los pronósticos de crecimiento, luego del sacudón ruso, desde una pauta de +2 por ciento, pasando a fines del ’98 a una tasa de crecimiento nulo, para ahora estimar una recesión de 1 por ciento para este año.
Algo similar al resto de sus colegas, quienes también corrigieron desde una meta de crecimiento de 2/2,5 por ciento luego de la crisis rusa, para pasar a fin del ’98 a un crecimiento entre 0 y 0,5 por ciento, para hoy estimar una recesión de 1,5 por ciento.
Ahora bien, Espert destaca que la recesión, a diferencia de la del tequila, será más lenta y sostenida y no tan abrupta. "Esta recesión es de índole económica, de pérdida de competitividad y no de índole financiera como la del ’95", con lo que concuerda con Dicovskiy.
Pérez recalca también el hecho del arrastre estadístico que el año pasado jugó a favor (2%) y permitió un crecimiento de 4 por ciento y ahora impacta en contra (por la caída del segundo semestre del ’98).