Es economista, tiene casi 100.000 seguidores en Twitter y es un hombre sin grises; qué piensa de la actual gestión y de la “decadencia” de nuestro país
Tiene casi 100.000 seguidores en Twitter. Se define como economista defensor del libre comercio, los bajos impuestos y la educación. A través de “tiernópolis”, su propia red, ironiza sobre las decisiones que se toman y en su libro La Argentina devorada profundiza sobre el eterno péndulo del país. Estudió licenciatura y doctorado en Economía en la Universidad de Buenos Aires. José Luis Espert tiene un máster en Economía de la Universidad del CEMA y un posgrado en Estadística de la Universidad de Tucumán, pero especialmente definiciones sobre el pasado, presente y futuro local.
Mini bio
Nacionalidad?
Argentina
Trayectoria?
Estudió licenciatura y doctorado en Economía en la Universidad de Buenos Aires. Tiene un máster en Economía de la Universidad del CEMA y un posgrado en Estadística de la Universidad de Tucumán
-¿Por qué La Argentina devorada?
-La Argentina viene de una decadencia larga, por ahora no hay ningún argumento para pensar que la decadencia terminó, eso como concepto. En el corto plazo la economía va a arrancar en los próximos meses, vamos a empezar a ver números que van a estar por encima de 2016, creo que vamos a terminar el año con un crecimiento de alrededor de dos, dos y medio o hasta tres por ciento. Con mucha dispersión. Hay sectores que están teniendo una recuperación importante y otros que siguen en recesión. Una parte del agro anda bien, una parte de la industria arrancó, la construcción va a andar bien, pero el comercio sigue flojo porque los salarios reales todavía se recuperan.
-¿A quiénes se refiere como los auténticos decadentes?
-Yo te diría que los auténticos decadentes han sido aquellos sectores que tuvieron un beneficio artificial durante la época kirchnerista; los textiles, por ejemplo, calzado, la industria metalmecánica; sectores que crecieron a tasas insostenibles y alucinantes y ahora se vieron golpeados. Las reglas del juego las imponen los sectores históricamente protegidos. Así que no hay ningún motivo por el cual ellos vayan a dejar de seguir pidiendo, por lo que siempre han pedido y han logrado éxitos.
-¿Quién es el ministro de Economía hoy? ¿Federico Sturzenegger, presidente del Banco Central, o Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda?
-Creo que hasta el presidente Macri está seriamente involucrado en el diseño y el comando de la política económica. Yo te diría claramente que no es sólo Nicolás Dujovne. El presidente del Banco Central lo es, Caputo y Lopetegui, también. Hay un colegiado ahí para manejar la economía.
-¿Hay un Frankenstein económico?
-Sí, es un Frankenstein.
-¿Por qué?
-Porque es mucha gente, alguna nada formada en economía, como Lopetegui y Quintana, y el propio presidente. Y para manejar la economía argentina, dado que es un país decadente, dado que el kirchnerismo lo dejó al borde de una crisis, se requería de mucha unidad de concepto. Una cabeza fuerte por el hecho de que la economía es equilibrio general y hace falta una visión global de las cosas.
-El ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti habló esta semana de una nostalgia populista que puede volver, ¿Eso puede ocurrir?
-La Argentina es un país populista desde hace casi un siglo, tiene ciclos de mayor o menor populismo, pero es populista, si no, no sería decadente. Creo que estamos ante un populismo de buenos modales con Macri, pero es populismo al fin.
-¿Por qué?
-Hay otra manera de gestionar, hay otra manera de concebir el país, pero no hay nadie hasta ahora que tenga chance de ser político y manejar los destinos. No es el fascismo repugnante del kirchnerismo. Pero mantuvo una economía muy cerrada al comercio, la economía sigue muy cerrada y de hecho hubo planes de apoyo para calzados, textiles, motos, etcétera; todas industrias que compiten con importaciones. Y además porque la otra columna vertebral que es el gasto público y el déficit siguen incólumes.
-Muchas veces desde lejos de la gestión se proponen medidas técnicamente posibles,pero políticamente inviables…
-Todo lo que yo propongo está basado en realidades. No es cuento ni ficción ni opio. Los países como Chile, Perú, Australia, Nueva Zelanda, ni hablar Japón, España; todos tuvieron su momento de miseria y todos cambiaron para bien, así que no veo por qué no hay argumento para cambiar para bien. Todos los que dicen eso justifican porque no creen en eso, creen en otra cosa.
-¿Cómo? ¿En qué creen?
-Creen que la Argentina posible es ésta, del gasto público alto, del déficit fiscal, de la economía cerrada, de plata para los piqueteros, de plata para los sindicalistas. Yo no creo en esas cosas. Y hay países a los que no haciendo todas estas cosas les ha ido mucho mejor que a nosotros.
-¿Qué visión tiene del sindicalismo?
-Mafia.
-¿Y los empresarios?
-Prebendarios en promedio.
-¿Políticos?
-Impresentables.
-¿No será mucho… políticos impresentables, sindicalistas mafiosos, empresarios prebendarios?
-Bueno, por eso tenemos el país que tenemos.
-¿Cómo se sale entonces?
-Hay que dar un batalla cultural muy seria. Hay que tener otro empresariado como promedio, otros políticos como promedio, y sindicalistas distintos. Esto no se soluciona con alguien iluminado que venga y diga hay que hacer otra cosa.
-¿Que cambios importantes tiene que hacer la Argentina ya?
-A ver, si el Presidente quiere cambiar 180° la Argentina, ese es un partido. Y yo diría que es hora.
-¿Puede hacerlo?
-Creo que debe hacerlo. Porque nuestra decadencia ya cuesta sangre. Porque la Argentina tiene hace 30 años 30% de pobreza, hay gente que se muere de hambre acá, tenemos niveles de inseguridad que no tenemos nada que envidiarle a ciudades muy inseguras del mundo, y en el tema de la droga tampoco. Todo eso causa muerte. Entonces a alguien debería ocurrírsele hacer otra cosa y no la misma estupidez que estamos haciendo desde hace 80 años.
-¿Qué es lo que más valora de la gestión actual?
-La política exterior. Me parece una política muy adecuada.
-¿Cuál es la falla principal?
-Bueno, seguir pensando que la Argentina puede seguir haciendo lo mismo de siempre y que a otro le fracasó.
-Para cerrar, ¿cual es su referente entre los economistas?
-Milton Friedman, es el ejemplo. ¿En la Argentina querés que te diga uno? Carlos Rodríguez.