Es una vergüenza la forma en que en la Argentina se premia el clientelismo en desmedro de la profesionalidad. Es un mensaje de falta de independencia del Banco Central, en el marco de una disputa entre Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde por los cargos del directorio del Banco Central.
Esta situación no será bien vista en el exterior, porque es una acción contra la profesionalidad del Banco Central, y no por quien llega, Martín Redrado. Se trata de un mensaje feo, que demuestra por que la Argentina está en el puesto 142º en un ranking de 195 países, que mide el respeto por las instituciones, que elabora el Banco Mundial.
El mercado no lo va a leer mal, ni el dólar ni la Bolsa sentirán el efecto. Redrado no es irrazonable, podemos discutir cuánto sabe de política monetaria, pero es una persona sensata.
Por otro lado, el cambio va acompañado de modificaciones en el directorio. Hay reemplazos de especialistas por gente que no sabe nada de política monetaria. El señor Farías, sólo tienen el mérito de ser amigo del Presidente. Miguel Pesce, hasta ahora en la Sigen, también ingresa en lugar de un especialista. El tigre se sigue llenando de manchas.