Otro Plan que se quema en la hoguera del gasto

Lo mínimo que tiene que hacer el Gobierno es moderar el crecimiento del gasto público para que la situación fiscal deje de deteriorarse; si no, el cuadro económico se seguirá complicando. Otra vez, el problema es fiscal.

Pocos planes económicos han gozado de tanta recaudación y aumento de ésta en sólo diez años como "El Modelo". Contra 2002, el crecimiento hasta 2013 será de casi $ 1.000.000.000.000 (sí, $ 1 billón), el 10% del PBI, 1.400%. Pero el gasto público siguió una tendencia similar. Creció $ 1,12 billones, el 13% del PBI, 1.500%. De esta manera, el fisco consolidado (Nación y provincias) tiene hoy un déficit del 4% del PBI, el tercero más grande de los últimos 25 años, sólo superado por dos crisis homéricas: la de la hiperinflación, con el 8% del PBI, y la del fin de la convertibilidad, con el 5,4% del PBI.

Para espíritus sensibles que pueden considerar muy bajo el gasto público de 2002, por haber sido el año de la peor crisis económica de la historia, sería importante que recuerden que fueron el gasto público, el déficit fiscal y su financiamiento con deuda externa los que provocaron la caída de la convertibilidad… y también son responsables de que hoy la Argentina sea récord mundial de inflación, como en los 80.

Así que para la próxima, porque "El Modelo" ya fue, cuanto más bajo sea el gasto público por estos lares, mejor.

Hoy el gasto público alcanza al 37% del PBI, o u$s 230.000 millones, ambas medidas récord en la historia argentina y está concentrado en empleados públicos ($ 440.000 millones), jubilados y pensionados ($ 280.000 millones) y subsidios al sector privado ($ 180.000 millones), que totalizan $ 900.000 millones (75% del total). Ese subtotal es casi intocable por su alta sensibilidad, y más en un año electoral.

Alguien debería haber pensado mejor hasta dónde subirlo en la buena, o sea, cuando parecía que "El Modelo" haría llegar los árboles hasta el cielo.

Pero no es como dicen ortodoxos vergonzantes o progres con anteojeras que el problema con el gasto público es sólo su "mala asignación".

El drama es el nivel, por las consecuencias negativas que tiene.

La primera es que la presión impositiva sobre el que está en blanco (el que blanquea a sus trabajadores, paga sus impuestos, exporta, etcétera) es salvaje, del 50% del PBI, absurdo para un país de ingresos medios como la Argentina (los que tienen impuestos de esa magnitud por lo menos nos doblan en ingreso).

Segundo, un gasto público del 37% del PBI está generando un déficit fiscal del 4% del PBI que se financia monetariamente, haciendo crecer la cantidad de dinero al 35% anual que le mete gas a la pérdida de reservas (u$s 12.000 millones en los últimos dos años), a la suba del dólar libre (100% desde principios de 2011) y a la inflación en el 25% anual, por la cual somos campeones mundiales.

Hoy, más de la mitad del activo del BCRA, o cuatro veces y media su patrimonio, son préstamos al Gobierno (u$s 64.000 millones) que jamás serán honrados, no tanto porque el Gobierno los defaultee, sino porque el rollover llegará hasta el Día del Juicio Final.

Recién después de dejar claro que el principal problema es el tamaño del gasto público, viene la discusión sobre su asignación. Acá la crítica es casi tan fácil como discutir su nivel.

El gasto público en la Argentina hoy es el dispositivo clave del populismo más rancio desde el primer Perón: el Estado que trata de regalarte todo para que no te esfuerces, para que no sufras para ganarte el pan.

Ergo, el grueso del gasto público es gasto corriente con muy poco de obra pública (8% del total). Y de ese gasto corriente, una parte importante es el facilismo de los que usan al Estado para acobacharse y no trabajar, de los millones que se pudieron jubilar sin haber aportado nunca a la seguridad social y de la energía "regalada" que nos provee el ministro Julio De Vido.

Tentación

Obvio que el que está en blanco, al ver que deja la mitad de su día de trabajo vía impuestos en el pozo negro que es la caja del Estado y encima ve la vagancia, el facilismo y la corrupción que surgen de él, apenas puede, pasa a la clandestinidad fiscal. Así que bajar la evasión impositiva de 1/3 de la economía en estas condiciones es muy difícil.

¿Hay problemas en cuanto a cómo recauda el Estado en la Argentina?

Por supuesto que sí. En primer lugar, no es que tenemos la tercera peor situación fiscal del último cuarto de siglo porque el Estado recauda poco.

José Luis Espert

José Luis Espert

Doctor en Economía

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