La economía crece al 8%, la inflación pasó de 20% a 27% anual entre principio y fin de año (aunque para el afiebrado INDEC estemos en el 10%), los salarios ya se negocian con ajustes de más del 30%, las importaciones superan a las de 2009 en más de 45%, la cantidad de dinero medida por la base monetaria aumenta al 33% anual y el déficit fiscal de la Nación más las provincias, sin mentiras, será de $20.000 millones a pesar que la recaudación consolidada llegará a la friolera de $500.000 millones.
Y el escenario más probable para el eleccionario 2011, es que el esquema que generó aquellos resultados se repita.
En primer lugar, la recuperación económica del mundo en el presente año es posible que siga el año que viene, a pesar que habrá mucha discusión sobre la velocidad a la cual continuará y la volatilidad financiera. Motivos no faltan: arrecian las críticas (injustas) sobre el nuevo round de "relajamiento cuantitativo" de la política monetaria de los EE.UU.; España, Grecia e Irlanda siguen tecleando y la presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseff, ha dicho que está muy preocupada con la fortaleza del real.
Y si bien no se pueden sumar algebraicamente para no duplicar o triplicar los efectos, hay que tener en cuenta que los términos del intercambio argentinos (cociente entre los precios internacionales de los productos que exportamos y los que importamos) seguirán siendo en 2011 los cuartos mejores de toda nuestra historia bicentenaria y que la tasa de interés internacional permanecerá en casi 0, haciendo prácticamente nulo el costo de oportunidad de invertir en mercados de riesgo como el argentino (los más pesimistas piensan que recién hacia finales del año que viene comenzarán a subir las tasas de interés).
Luego estarán los mismos "infladores" económicos internos de hoy.
Primero, la situación fiscal pasó de casi 4% de superávit en 2004 a casi 2,0% de déficit en 2010; 6% de deterioro en poco más de 5 años con sólo uno de recesión (2009) a pesar de una recaudación impositiva nunca vista antes. No cabe duda que el deterioro fiscal va a profundizarse para seguir inflando la demanda interna y el crecimiento de corto plazo. Es gracioso, pero aún con la economía argentina recontrarecalentada, el gobierno sigue defendiendo la política keynesiana que dice que aplica, a pesar que fue pensada por John Maynard Keynes, para evitar o salir de depresiones como la de 1930.
Segundo, para que aquél déficit fiscal tenga fuerte efecto expansivo sobre la economía, el gobierno seguramente lo financiará con un nuevo zarpazo sobre las reservas del Banco Central (el artículo 65 del Proyecto de Presupuesto de 2010 fija en u$s 7.500 millones las reservas que se puede llevar Boudou para pagar sus cuentas), con alguna esporádica y eventual colocación de deuda externa en el mercado internacional de capitales, pero más que nada, con emisión monetaria (la "maquinita de imprimir"). Desde que llegó Mercedes Marcó del Pont al BCRA, éste es el monedero de la Presidenta Cristina Fernández.
Tercero, la política de tasas de interés del BCRA es que sean positivas en dólares para que la gente no ataque sus reservas pero negativas cuando se las corrige por la inflación verdadera para que se ahorre lo menos posible y se consuma lo máximo.
Cuarto, los salarios se están ajustando más del 30% anual en 2010 y ya hay gremios que amenazan con pedir más del 40% de suba el año que viene con el objetivo de alcanzar la meca progresista del 50% de la participación de los salarios en la distribución del ingreso como fue 1974.
Finalmente, en el medio de un boom de consumo, el gobierno ha cerrado la economía a la competencia importada para proteger a sectores "sensibles", a tal punto que hemos tenido conflictos comerciales con Brasil, Europa y China. Un año como 2011 en el que la Presidenta se juega la reelección, es ideal para el reclamo corporativo (y decadente) por más proteccionismo. Dado que en Argentina (equivocadamente), el concepto de lo "industrial" es sinónimo de "protección" y como el dólar seguirá muy cerca de los $4 como única ancla antiinflacionaria, es probable que a fin del año que viene la Ministra de Producción, Débora Giorgi, se pueda "ufanar" que sustituyó muchas más importaciones que los u$s 9.200 millones que dice ella dice haber logrado en 2010.
No cabe duda que el gobierno seguirá con esta estrategia todo lo que pueda y no habría que descartar que en 2011 se logren resultados muy similares a los de 2010 a todo nivel (ergo no hay que descartar las chances del kirchnerismo en la pelea presidencial).
Obvio que existen amenazas sobre este escenario optimista que hay que seguir con cuidado. Si bien no hay ningún riesgo de hiperinflación, no sabemos hoy a qué tasa de inflación por encima del 30%, la negociación salarial se vuelve inmanejable, la demanda de dinero comienza a caer y afectar negativamente a la economía.
Tampoco sabemos cuántas reservas del BCRA se puede llevar Boudou (aunque no le corresponda un sólo dólar porque cuando los tuvo, el Tesoro nunca le llevó pesos del superávit fiscal al Central para pagar la deuda) antes que la demanda por depósitos comience a sufrir. Otro tema a seguir es la situación social y política post Kirchner en un año electoral. Y si Brasil devalúa…
(*) Publicada con el titulo "Un año que termina el rojo vivo" en el diario La Nación del domingo 21 de noviembre, Sección Economía & Negocios, página 6, http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1326788