Un debate que se vuelve a reiterar

Inflación: no sólo los salarios tienen la culpa

Para los analistas, la suba de precios responde a un cóctel de varios factores más que a las actualizaciones de los salarios. Aseguran que el ajuste ya está entre nosotros.

La discusión es tan vieja como recurrente. Mientras los empresarios esgrimen que, de no moderarse los aumentos de sueldos la suba de los precio será incontenible, los sindicatos, con el argumento que les da su representación, aseguran que a la inflación siempre la corren de atrás. Para los analistas, la existencia de una inflación "multicausa", donde los incrementos salariales son sólo una parte del problema, le resta importancia al diferendo. Se inclinan por atribuirle responsabilidad al gobierno asegurando que carece de un programa para atacarla, mientras advierten que el ajuste ya comenzó.

"La inflación actual no puede atribuirse solamente a las alzas salariales. El cóctel entre aumento del gasto público, emisión de dinero y tasas de interés reales negativas, que incentivan el consumo en lugar del ahorro, dan pie para una inflación del 30%", explica el economista José Luis Espert.

Ante semejante escenario, sólo hay un perdedor: el amplio porcentaje de la población argentina que vive de un ingreso fijo, entre los que se cuentan quienes están sumidos en la pobreza y los jubilados.

"Puede decirse, con mucho voluntarismo, que no se va a ajustar con el hambre del pueblo, pero la cuenta es muy simple: los precios de los alimentos crecieron cerca del 90% en los últimos años, pero los ingresos de los trabajadores públicos, algunos del sector privado y las jubilaciones, aumentaron menos del 40% en ese lapso. Años atrás, cuando se bajaban los salarios nominales 13%, yo tampoco coincidía, pero fíjese que esto es muy superior", explica el economista Daniel Pérez Enrri.
Las exigencias de los sindicatos más poderosos –que pugnan por una reapertura de las paritarias y exigen no menos del 35%– inquietan a los empresarios, que advierten sobre mayores alzas de precios.

Incluso, piden al gobierno que imponga límites a las exigencias salariales, mientras que desde la Unión Industrial Argentina (UIA) no ocultan su enojo al hablar del tema.
Pero, según Oscar Liberman, esa imposición está destinada al fracaso.

"No se le puede pedir a los sindicatos que renuncien a reclamar subas salariales como las que se piden, sin ningún intento serio por parte del gobierno para controlar la inflación", razona el economista bahiense.

La oferta no responde. En lo que parece ser una estrategia antiinflacionaria no explicitada, los recientes anuncios del gobierno en materia de créditos para la adquisición de bienes de capital pretenden acrecentar el impulso inversor y, por ende, la oferta de bienes, como una forma de reaccionar ante una demanda agregada (las compras de particulares, empresas y gobierno) que crece al compás del alza superior al 30% en el gasto público y del 20% en la emisión monetaria.
Pero seguir tal alternativa para contener a los precios no parecería tan sencillo, según algunas opiniones.

"Yo soy un defensor del crédito subsidiado, pero ya es tarde para tanto anuncio, porque las inversiones requieren de un período de maduración", expresa Pérez Enrri.

En forma coincidente, Liberman opina que la inseguridad jurídica –a partir de sucesivas intervenciones del gobierno, a través de Guillermo Moreno– tampoco ayuda demasiado.

Para Espert, los anuncios de créditos para la producción son otro intento del gobierno por subir su raiting electoral de cara a 2011.

"La idea es poner la economía al rojo vivo y crecer todo lo que se pueda hasta las presidenciales. Y es muy probable que lo logren. El problema es que no se puede seguir con esto para siempre, porque en algún momento habrá que devaluar o atacar la inflación con un plan, lo que tendrá sus costos en términos de empleo, por ejemplo", advierte.

Los publicitados acuerdos de precios –con cuyo relanzamiento se especuló en las últimas semanas–, los arreglos tácitos con los sindicalistas afines a los Kirchner y el mantenimiento del valor del dólar, ha sido el camino elegido para evitar que los precios se disparen.

"El programa Mo-Mo del gobierno, donde Moreno controla los precios, Moyano los salarios, y además se mantiene un tipo de cambio alto ya se agotó. Como ya no se pueden controlar los precios, abandonamos el tipo de cambio alto y es cada día más difícil mantener a raya los salarios", ironiza finalmente Pérez Enrri.

La dirección exacta de la nota es: http://www.lanueva.com/edicion_impresa/nota/8/06/2010/a68033.html

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José Luis Espert

Doctor en Economía

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