Si hay una cosa que se escucha en estos días de crisis en Europa de parte del matrimonio Kirchner y de su séquito de seguidores, bastante escasos de dignidad por cierto, es que los países que están comenzando a ajustar sus cuentas fiscales y externas van a fracasar, porque esa es una receta que nosotros los argentinos ya aplicamos y capotamos de manera rotunda en 2001-2002: 6 presidentes en pocos meses, confiscación de depósitos, default de la deuda, ruptura de contratos, etc.
Viniendo de aquellos que mienten con los datos del instituto de estadísticas de nuestro país (y con infinidad de otros temas), de la manera que lo hacen los K cada vez que sale un dato de inflación, crecimiento, pobreza, indigencia, distribución del ingreso y otras variables, las falaces frases sobre el ajuste en Europa no deberían de extrañar.
Pero es importante, hacerles algunas aclaraciones.
Argentina llegó a la crisis de 2001-2002, no porque previamente hubo privatizaciones, acercamiento al primer mundo, Consenso de Washington, cuasi-apertura al comercio con el Mercosur, contratos dolarizados, mucho ajuste ortodoxo o políticas neoliberales, sino simplemente porque el Estado se súper desajustó al gastar demasiado tiempo por encima de sus posibilidades, financiar su déficit con deuda externa y atrasar el tipo de cambio de manera insostenible en un contexto de una economía muy dolarizada.
A ello contribuyeron los que gobernaron en la década del 90 como Menem y Cavallo, los que por acción avalaban lo que ellos hacían (FMI, prestamistas y calificadoras de riesgo) y los que por la "amnesia" que provocan los pingues negocios, se callaban la boca como los Kirchner. La privatización de YPF que empujó su ídolo político de aquel entonces, Carlos Menem, les dejó más de u$s 500 millones iniciales a su Santa Cruz querida.
Desde 2003, ellos han disfrutado de 7 años de crecimiento económico extraordinario porque tuvieron mucha suerte. Hacía décadas que el mundo no crecía tanto, que los precios de nuestros productos de exportación no eran tan altos y porque Duhalde hizo el ajuste (mal hecho) que los K niegan para Europa. Bajó el gasto público primario en 3% del PBI en tan sólo un año por la combinación del congelamiento nominal de los salarios y jubilaciones y la devaluación del peso del 63% que generó una inflación del 40% en 2002 (lo que quieren evitar los europeos). Además, mantuvo el default de la deuda pública que el sonriente Adolfo Rodríguez Saá declaró a fines de 2001 y de esa manera ahorró otros 2% del PBI (otra cosa que quieren evitar los europeos). Total del ajuste, 5% del PBI.
Así es fácil criticar a los que hoy ajustan en Europa. Los Kirchner recibieron a la economía lista para crecer en vez de ajustar.
Los ajustes que están comenzando en el Viejo Continente son una consecuencia de desafiar el refrán que dice que "los árboles nunca llegan hasta el cielo". Cuando se corta el financiamiento para aquellos que gastan por encima de sus posibilidades durante demasiado tiempo, ya sea el sector privado o el sector público ¿Qué quieren los Kirchner que hagan los gobiernos? ¿Que devalúen como su padrino Eduardo Duhalde que pulverizó los salarios reales de la gente de a pie que los K dicen defender? ¿Qué confisquen los depósitos como en 2001-2002? ¿Qué pesifiquen (des-eurocisen) los contratos de deuda y de los servicios públicos como a fines del sigo XX pasó en nuestro país?
Lo que están haciendo los países de Europa con los planes de ajuste que están poniendo en práctica, es tratar de adecuarse a una situación donde ya no hay financiamiento para sus excesos de gasto (cuando no hay solución, no hay problema), sin romper toda la institucionalidad que los europeos construyeron desde mucho antes que naciera el euro en 1999 y que por lo tanto lleva varias décadas. Sin embargo, a la Argentina le importó poco destrozar todo lo que se había construido trabajosamente en los ´90, por más muertos que causara. Así le fue en 2001-2002 y así le va en el largo plazo: una decadencia que no tiene fin.
Es que en realidad, en alguna medida, no existe la receta del "ajuste ortodoxo". Cuando se corta el financiamiento para la irresponsabilidad, se ajustan los que se excedieron en el gasto y los que prestaron demás (vaya que lo saben los que nos compraron deuda durante los ´90) por más que pataleen. Es la ley de gravedad. Y contra ella, no hay con qué darle. En todo caso, la verdadera discusión no es si hay que ajustar o no, sino cómo se comparten los costos del ajuste entre deudores, acreedores e inocentes vecinos de los malgastadores. Por ejemplo, teniendo poco que ver, los superavitarios e inocentes plomeros y carpinteros alemanes, de seguir el euro, van a tener que pagar una parte de la fiesta de griegos, españoles y portugueses a través de más impuestos y/o más inflación.
A la Argentina de la convertibilidad, se le esfumó el dinero de la economía porque cuando tuvo que ajustar -al extinguirse el crédito externo- se negó a hacerlo (la bajas de gasto público de López Murphy de marzo de 2001 y la de Cavallo de julio de 2001, eran irrisorias frente al problema fiscal que había). Entonces se fueron hasta los depósitos de los bancos y vino el incendio. Nadie nos iba a prestar más si el irresponsable se negaba a una dieta.
Por eso también es absurda la queja de estos días del ex Presidente Fernando de la Rúa que afirmó que "a Grecia la asisten y a la Argentina nos empujaban a la caída". El hizo campaña presidencial en 1999 con pajaritos que le cantaban en la Quinta de Olivos afirmando que él nunca iba a ajustar. En cambio Europa toda ya está bajando fuerte el gasto público para no salir del Euro y evitar romper un arreglo institucional que les demandó muchas décadas de trabajo.
Por eso, los europeos que van a hacer el ajuste, tienen el crédito contingente de 750.00 millones de euros (8% del PBI de la Unión) que anunciara la comunidad europea el pasado domingo, para que el achique necesario del gasto interno no provoque un crack de las economías.
Los Kirchner apuestan al fracaso del ajuste europeo porque si triunfara, los fundamentos del modelo productivo (devaluación de la moneda, ruptura a full de contratos, discrecionalidad y desapego a las más elementales reglas del juego) quedarían expuestos como algo que se puede evitar y seguir viviendo en este mundo de una manera más dura, más trabajosa pero más digna y menos chabacana que la que hicimos nosotros como país al pasar de las "relaciones carnales" con los EE.UU. en los ´90 al "chévere coimero" de hoy.
Finalmente, los Kirchner no deberían sentirse tan sueltos de cuerpo criticando el ajuste europeo y jugándose a que no funcionará. No vaya a ser que su sueño reeleccionista de 2011, llegue a buen puerto y sean ellos, en algún momento entre 2011 y 2015, los que tengan que ajustar el desastre fiscal que han hecho (confiscación de los ahorros de capitalización, reservas del BCRA, etc.) aún contando con casi $500.000 millones de recaudación y el atraso cambiario que su política de dinero fácil (la emisión monetaria está creciendo al 20% anual) e inflación alta (25/30% anual), están generando.
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