Argentina necesita 20 años de crecimiento al 5% para salir de la pobreza

José Luis Espert considera que Argentina ha perdido medio siglo de crecimiento porque abrazó una concepción de capitalismo “muy trucha” y corporativa -convalidada por la elite gobernante y también por la sociedad-, de espaldas a la gente, sólo a favor de los que tienen poder de lobby y de Estados “socios del sector privado”,en lugar de haber tenido una visión capitalista competitiva al estilo Chile, Australia o Nueva Zelanda. El economista sostiene que el péndulo ideológico de la sociedad argentina giró claramente hacia la izquierda después del colapso de los ’90 y que el Gobierno no es ajeno a lo que pasa sino que hace lo que ésta le pide. Espert señaló a la actual administración como responsable en parte de la violencia e inseguridad existentes, por haber convalidado una protesta social violenta como la de los ‘piqueteros’.

José Luis Espert, Director Ejecutivo del Grupo Consultor Espert & Asociados, evalúa la gestión económica del gobierno de Kirchner.

– ¿Cómo ve la renegociación de la deuda con los acreedores y la posición tan dura que ha tomado la Argentina después de las polémicas declaraciones de Noriega?

– Si Argentina se mantiene en la postura de hacer una quita del 90%, no va a cerrar nunca el acuerdo de la deuda. ¿Qué significa? Que la «catarata de juicios» no va a parar, y va a tener a todos los acreedores con litigios para embargarla, por lo tanto no habrá ningún incentivo para los que tengan alguna intención de acordar. Por otra parte, los bancos van a abrir juicios al FMI porque emitió certificados de «buena salud» para que Argentina saliera a pedir prestado, y se va a armar un gran caos. Si Argentina se mantiene en la postura del 90% de quita durante el 2004, claramente no va a acordar, y de ser así, también va a ser difícil que se mantenga el acuerdo con el Fondo, porque hay una meta que establece que el 30 de junio del 2004 va a estar cerrado el acuerdo sobre la deuda. Por lo tanto, el FMI se va a sentir con el derecho -si quiere- de no dar por aprobado el acuerdo con Argentina. Si uno lee bien el documento de 500 páginas emitido por el staff del Fondo en su sitio web, dice que a partir del 2005 Argentina tiene que aumentar su superávit fiscal, lo cual está bien pero hasta cierto punto. El Fondo se equivoca en aumentar cada vez que puede la presión impositiva. Creo que para sostener el crecimiento económico, Argentina tiene que bajar impuestos, empezando por eliminar los distorsivos, siguiendo por ganancias y después con el IVA.

– En este escenario, ¿el futuro de Argentina depende exclusivamente del éxito de las negociaciones con el Fondo?

– No necesariamente. Si se cae el acuerdo con el Fondo, durante un tiempo Argentina puede seguir creciendo. Nada es «blanco o negro», una cosa es que se complique la relación con el Fondo, otra es que empeore la relación con Estados Unidos, y distinto es si Argentina crece o no durante algunos años a pesar de que el acuerdo con el Fondo se caiga. Aunque se derrumbe y «agarremos para el lado de los tomates con el gobierno americano», creo que el 2004 va a ser un buen año y quizás el 2005 puede seguir siéndolo. Pero va ser difícil crecer toda la vida de espaldas al FMI y al gobierno americano.

– ¿Para quiénes será un buen año?

– Creo que va a ser un buen año para casi todos, independientemente de si es sostenible lo que pase en el 2004. Crecer al 7% es un número muy bueno; que los salarios reales dejen de caer, que el desempleo y la pobreza bajen 3 puntos y que la indigencia disminuya 4 puntos, me parece que son cosas buenas.

– ¿Está de acuerdo con la política económica de este gobierno y con la gestión de Lavagna?

– Globalmente no, pero sí le reconozco a Lavagna que fue el artífice -junto con Pignanelli en el BCRA- de haber evitado la hiperinflación en el segundo semestre del 2002, con el soporte político de Duhalde. Haberla evitado explica casi todo el crecimiento económico del 2003 y buena parte del 2004, es decir, confirma mucho de lo que está pasando en Argentina, más la extraordinaria situación internacional de tasas de interés ‘regaladas’ y los precios altos de los commodities. Pero más importante que la situación internacional, es haber evitado la hiper y es mérito del gobierno de Duhalde y de Lavagna, aunque no estoy de acuerdo ideológicamente con el ministro.

– ¿Coincide con otros economistas en que si no se logra un reacomodamiento para la inversión extranjera, Argentina no tiene salida?

– Con la primera elección fiscal de no endeudarse, es poco probable que volvamos a tener desequilibrios macrofinancieros espeluznantes como los que tuvimos en el 2001/2002, por eso descartaría que Argentina pase por situaciones tan tremendas como las de esos años. La discusión es si sostiene o no el crecimiento económico del 7% y en la medida en que no se cierre un acuerdo con las privatizadas sobre la tarifas, va a ser difícil no sólo eso, sino sostener un crecimiento del 5 ó 6% por 20 años. Hoy no creo que Argentina se encuentre en una situación en que si no hace ciertas cosas, va a un colapso financiero. Pero si no las realiza, va a tener dificultades para sostener el crecimiento económico y por lo tanto, va a ser difícil que salga de una situación de país pobre. Es decir, hace tres años la discusión era si iba o no a devaluar o defaultear, lo cual ya está fuera de la agenda; mientras que hoy la discusión es si va a salir o no de la pobreza. Para que salga necesita 20 años de crecimiento al 5% y no los va a tener mientras no cierre un acuerdo razonable sobre la deuda, no se reconcilie con la inversión extranjera, no termine de compensar a los bancos y si no cambia su concepción de «capitalismo trucho».

– ¿Ve a esta «raza de gobernantes» con esta filosofía de cambios?

– No, con lo cual, el desafío de crecer 20 años al 5% no es fácil para Argentina. Chile lo logró, pero para nosotros es difícil porque todavía veo un pueblo que «piensa con los pies y no con la cabeza» y una elite gobernante «de cuarta categoría».

– ¿Cuándo se terminan los subsidios del Plan Jefas y Jefes de Hogar?

– Por lo menos hasta el 2007 cuando termine el primer mandato de Kirchner, los ‘piqueteros’ van a ser los ciudadanos de primera categoría en Argentina. Es la clientela política del gobierno y su sustento, son «los sindicatos del peronismo del ’45» y es la protesta social que avala Kirchner.

– ¿Cómo analiza el conflicto político entre la Provincia de Buenos Aires y el Estado Nacional?

– Hay dos conflictos, por un lado Duhalde-Kirchner y por otro, la relación institucional entre la Provincia de Buenos Aires y el Estado Federal. Se nota claramente que «no se pueden ver», pero Kirchner sabe que necesita a Duhalde y éste no puede permitir que el presidente se caiga porque «se cae el peronismo». Respecto a la relación entre Buenos Aires y el Estado Federal, la veo más pacífica aunque la Provincia de Buenos Aires -con razón- está harta de subsidiar al resto de las provincias que no recaudan un solo peso a través de la coparticipación de impuestos, porque recibe mucho menos de lo que aporta y eso va a ser conflictivo. De todas maneras, con la Ley de Coparticipación que se está discutiendo -lo han dicho todos los funcionarios políticos involucrados- ninguna provincia va a perder nada porque es una ley absolutamente irrelevante que mantiene lo mismo que ahora.

– ¿Cree que Argentina va camino a emparentarse con países como Colombia, Bolivia y Cuba, y se aleja de otros como Chile?

– Estamos muy lejos de Chile. Diría que estamos más cerca de ser un Brasil que un Chile, pero tampoco Cuba o Venezuela. Brasil es un país parecido a Argentina, que hace 25 años vive entre expansiones y grandes recesiones, con un producto per cápita que se mantiene igual, con mucha pobreza e indigencia. Por otra parte, aquí no hay un espíritu de confiscar la propiedad privada al estilo Venezuela o Cuba. En relación al nivel de calidad de los países en América del Sur, primero y lejos está Chile, en segundo lugar México, después hay un pelotón donde están Argentina y Brasil y luego vienen los países pobres como Perú, Venezuela, etc.

– ¿Considera que el gobierno está consolidado en el poder?

– El gobierno no es ajeno a lo que pasa en la sociedad, es decir, no ocurre que la misma está demandando ser Chile, Australia o Nueva Zelanda y el gobierno quiere ser Brasil, o a veces coquetea con Cuba o Venezuela. El péndulo ideológico de la sociedad argentina giró claramente hacia la izquierda después del colapso de los ’90. Tenemos una sociedad que decidió ir a un lugar hacia donde va el gobierno y él no está poniéndose adelante de los acontecimientos, sino dando una respuesta muy clara a lo que la sociedad argentina pide, la cual quiere «mano dura contra el Fondo», despotricar contra los Estados Unidos, y coquetear con Venezuela y Cuba. Hace medio siglo que Argentina viene subiendo y bajando 3 o 4 años, es decir, sube tres, baja dos, etc. ¿Por qué Argentina no crece o ha crecido muy poco desde hace 50 años? Porque abrazó una concepción de capitalismo «muy trucha» y corporativa, de espaldas a la gente, sólo a favor de los que tienen poder de lobby y de Estados «socios del sector privado», en lugar de abrazar una visión capitalista competitiva al estilo Chile, Australia o Nueva Zelanda. Este es el gran motivo por el cual Argentina perdió medio siglo, y en esa visión de «capitalismo trucho» participa la elite gobernante y también la sociedad.

– ¿Hasta qué punto influyen la violencia y la inseguridad?

– Lamentablemente, la inseguridad es hija del coqueteo del gobierno con una protesta social violenta como los ‘piqueteros’. En parte, es responsable de la violencia e inseguridad existentes porque ha avalado -al convertir a los ‘piqueteros’ en los principales convidados a la Casa Rosada- una protesta social violenta. Duhalde los creó, pero el gobierno de Kirchner les dio un vuelo que antes no les habían dado. Nadie ha sido convocado tantas veces a la Casa Rosada como los ‘piqueteros’.

Si Argentina rompe con el mundo civilizado, con el Fondo y con Estados Unidos, no implica un caos macroeconómico financiero a las 24 horas, pero hay que tener claro que el gobierno no está haciendo algo que la sociedad no quiere. La sociedad argentina valida este giro hacia la izquierda, lo cual viene ocurriendo del ‘99 en adelante.

– ¿Cuál es su visión sobre el sistema bancario?

– Todavía el sistema bancario no ha llegado a un estado estacionario. Creo que va a haber fusiones y más movimientos. Los dos temas fundamentales son qué va a mostrar Argentina en el 2004 en relación a la deuda y a las privatizadas. Es todo un mensaje de lo que quiere el país respecto al capital extranjero, por eso este año va a ser de definiciones.

– ¿Cuál es su expectativa de crecimiento para el 2004 y cómo influye el tema fiscal?

– Es del 7%. Luego del colapso, durante el 2002 y 2003 la recaudación de impuestos en Argentina creció 29 mil millones de pesos (25 mil millones durante el 2003), mientras que el gasto público creció 15 mil millones (todos en el 2003). Es interesante que con ese aumento de recaudación y de gasto primario, Argentina logró pasar de una situación de déficit primario de un punto del producto a 3 puntos de superávit, es decir, mejoró 4 puntos la situación fiscal primaria, pero en el tránsito de esa mejora, el gasto público aumentó 15 mil millones. No significa que el gobierno ejecutó una política fiscal extremadamente ortodoxa, no gastó un peso de la recaudación, llegó a los 3 puntos y ahora quiere gastar y por eso despotrica cuando el Fondo le pide más superávit primario para pagar la deuda, sino que en el tránsito de llegar a 3 puntos de superávit el gobierno aumentó muy fuerte el gasto. Entonces, nos miente cuando nos quiere hacer creer que el Fondo pide sólo más ajuste, sino que lo que le exige es que deje de gastar. Para el 2004 el gobierno piensa aumentar la recaudación en 10 mil millones de pesos y gastarla toda. Por lo tanto, si tomamos los años 2002/2003/2004, la recaudación habrá aumentado en 39 mil millones de pesos respecto del colapso y el gasto público va a crecer 25 mil millones, entonces que quede claro que el gobierno llegó a tres puntos de superávit primario habiendo aumentado el gasto público a 25 mil millones de pesos.

-¿Cuánto estima que será la inflación en el 2004?

– Como máximo será del 7%. Aún rompiendo con el Fondo, el 2004 ya está bastante jugado y va ser un buen año. Si esto ocurre, en lugar de crecer el 7% creceremos 5%, pero es un tema que condiciona el 2005.

– ¿Por qué si históricamente Argentina negoció con el Fondo planes a largo plazo, hoy el gobierno lo está haciendo año a año?

– El hecho de que no se cierren tratos a largo plazo, es decir que sean a 6 meses o 1 año, tiene que ver con que no hay acuerdo entre el Fondo y el gobierno argentino acerca de qué hay que hacer para tener un acuerdo largo.

El FMI sabe mejor que nosotros que hoy existe un gobierno de izquierda y de montoneros, que quiere un mercado laboral al «estilo Mussolini», que no quiere inversión extranjera directa, que considera que los prestamistas son «unos chupasangres», etc. Todos saben que es un gobierno con ideas del siglo pasado, que hoy funciona en el corto plazo por el fracaso de las ideas supuestamente liberales de los ’90. Además, estas ideas del pasado las aplican «en cuotitas». Son los mismos que en los ‘70 fijaban control de precios y emitían como locos, pero hoy en el siglo XXI no hacen exactamente lo mismo. Por lo tanto, es una aplicación moderada de ideas viejas que tienen rating precisamente porque son moderadas y vienen del fracaso de ideas contrarias a éstas. Es decir, si fracasó A por qué no probamos B, etc.

¿Por qué el gobierno no hace una propuesta sensata sobre la deuda y por qué no renegoció las tarifas de los servicios públicos después de 2 años? El Fondo está pidiendo que esto ocurra, el gobierno no lo quiere hacer y por eso, no hay acuerdos de largo plazo, sino de corto tiempo. Porque aunque no parece, el Fondo es un organismo de cooperación, que trata de cooperar y está al servicio de los países que pagan la cuota para que él exista, entonces, por definición y obligación, está obligado a cooperar. Hay que sacarse de la cabeza esa idea del Fondo como el «malo de la película». El FMI está apoyando a un gobierno que está en las antípodas ideológicas de lo que piensa. Aunque la Argentina se mantenga en esta propuesta ridícula sobre la deuda, va a ser difícil para el Fondo no apoyarla, porque en el 2004 está creciendo con inflación baja, con el dólar estable, con los bancos recuperando depósitos y además, no es Cuba, Irán o Afganistán. Va a ser discutido, pero no apostaría a la ruptura con el Fondo para este año.

– ¿Cuál debería ser según su criterio el porcentaje de negociación de la deuda?

– Para cerrar un acuerdo, la quita máxima debería ser del 50%. Con lo cual, se podría decir que la quita nominal es del 75% pero hay que reconocer los intereses atrasados, tiene que poner un plazo no de 42 años como el gobierno quiere, sino de 20 años, y la tasa de interés en vez de ser 0,5% -como dice el gobierno- debería ser compatible con los niveles internacionales.

Si se consideran 75% nominal de quita, 42 años de plazo para los bonos, 0,5% de tasa de interés y no reconocer los intereses atrasados, las cuatro cosas implican una quita del 90%, y eso no se lo van a aceptar. Pero considero que el 50% de quita lo aceptarían .

Veo mucha ideología en el tema de las privatizadas y de la deuda externa, ambos son totems ideológicos, entonces cuando se impone tanta ideología en temas que tienen que ver con la técnica, se puede «estar toda la vida discutiendo».

Nota Original: INFOBAE | 29/01/2004

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José Luis Espert

Doctor en Economía

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