El efecto tango está entre nosotros. El contagio de la crisis Argentina, primero temido y luego menospreciado hasta por los funcionarios del Fondo Monetario Internacional, hizo su aparición esta semana, impactó de lleno ayer en toda la región y retroalimentó la caída de las variables económicas locales.
En Brasil persistió ayer el nerviosismo. El riesgo país superó los 1700 puntos, el índice Bovespa de la Bolsa de Valores de San Pablo se derrumbó y el dólar alcanzó su récord histórico, al cerrar a 2,84 reales. Las monedas de Chile y México también siguieron devaluándose, pero el peso uruguayo se mantuvo estable, aunque fue intervenido el Banco de Montevideo.
En los mercados locales, la confirmación de la renuncia de Mario Blejer como presidente del Banco Central (BCRA) pesó demasiado y el dólar llegó a un nuevo récord respecto del peso en todas sus cotizaciones. La Bolsa de Comercio no se quedó atrás y retomó la racha negativa que venía dominando su comportamiento desde principios de mayo y que sólo amagó con abandonar el martes pasado.
El Banco Central, por lo pronto, cerró la semana con una pérdida para sus reservas de US$ 18 millones. Ayer se retiró con una venta neta de US$ 7,5 millones, lo que es considerado un buen resultado para la nueva estrategia de la entidad, que desde principios de mes busca abrirse del mercado cambiario y dejar que la divisa flote libremente.
Las reservas, sin embargo, quedaron en US$ 9801 millones.
El último comunicado de la entidad informó que al miércoles pasado había US$ 9819 millones, último dato oficial conocido, pero luego la entidad se desprendió de otros US$ 18 millones entre las ruedas de anteayer y ayer.
Pese al nuevo desembolso, subieron todas las cotizaciones del dólar. La pizarra por cuenta y orden del Banco Central cedió 5 centavos y cerró en $ 3,54 para la compra y $ 3,63 para la venta. Ese valor de cierre es el más alto desde que comenzó la operatoria a fines de marzo pasado.
La divisa libre tampoco detuvo su marcha. Promedió al cierre en $ 3,65 y 3,75 para los tipos comprador y vendedor, respectivamente, en las principales casas de cambio.
También representó su valor más alto, con la sola excepción del alcanzado el 25 de marzo, cuando tras dispararse y alcanzar $ 4, bajó diez centavos. La diferencia entre aquella suba y esta es que, registrada en los primeros días del otoño, resultó ser una corrida cambiaria que antes y después no sirvió de tendencia.
Esta sí.
"Es difícil que esto cambie en el corto plazo. Lamentablemente todavía no se ha creado un ambiente propicio para alentar a los inversores que no son amantes del riesgo extremo", comentó a LA NACION el economista senior de la consultora ING Financial Markets, Federico Thomsem.
"Hay muchos puntos de conflicto, muchos frentes abiertos y una clara falta de confianza de los inversores en las autoridades políticas. ¿Cómo es posible que la misma gente que devaluó y pesificó convenza a los inversores? El ambiente es nefasto y la caída de los bancos y la escalada del dólar son posibles", afirmó.
La visión de quienes operan con los contratos de futuro parecen confirmarlo. Al cierre del Mercado Electrónico de Rosario (Rofex), el dólar a fines de julio se comerció a $ 4,13 para la venta; para fines de agosto, en $ 4,60; y para fines de septiembre en 5,10 pesos.
El economista José Luis Espert llevó su análisis al extremo: "La gente tiene que comprar todo lo que puede y comprar dólares. Si se quiere que no ocurra eso, debemos asumir que la devaluación y la pesificación fueron como dos bombas atómicas que mataron a la Argentina como la conocíamos, y barrieron con lo hecho en los últimos 70 años".
"No habría que comprar dólares si hubiera un cambio cultural y educativo de raíz, una reforma política basada en la meritocracia y una política económica que determine vivir del ahorro y el trabajo, con una apertura total de la economía y un equilibrio fiscal restricto, y la eliminación de la coparticipación fiscal, la promoción industrial y las discriminaciones impositivas", añadió.
La clara falta de confianza de los operadores alteró incluso la dinámica del Mercado Abierto Electrónico (MAE), que al cierre sólo mostró su precio para la compra en $ 3,666, mientras que el valor para la compra se suspendió poco antes de las 15, cuando cotizaba a 3,66 pesos.
La Bolsa retomó su caída
La operatoria bursátil volvió a depender ayer del comportamiento del Grupo Financiero Galicia, que con su retroceso del 7,31% provocó una caída del 2,39% en el índice Merval.
Con todo, el balance de la semana reducida a cuatro ruedas resultó altamente beneficioso, al dejar una recuperación del 16,95% en el lote de las empresas líderes y del 31,03% en las acciones del Galicia.
Otras bajas de importancia se registraron en los papeles de Telecom (-7,9 %), Siderar (5,66%), Siderca (-4,95) e Indupa (-3,73%). Aunque importante en volumen (operó más de $ 9,3 millones), la única suba del Merval, Perez Companc (0,51 por ciento), resultó insuficiente para marcar la tendencia.