Erman eliminó la deuda interna pero también el financiamiento

Desde el comienzo de la gestión económica del actual gobierno el concepto “riqueza financiera” de una comunidad ha sido tratado de una manera tal que permite inferir que el mencionado concepto reviste características pecaminosas.
Recuérdense si no las contradicciones con que fue tratado el tema de los depósitos ajustables refinanciados con BOCON y la lamentable decisión consistente en reprogramar los vencimientos de amortización de los títulos públicos en moneda domésticas, preludio de una más lamentable todavía punción de la riqueza financiera privada adoptada mediante el “plan BONEX”.

Haciendo un análisis retrospectivo de la sucesivas gestiones en materia económica , podríamos concluir que el nivel de equilibrio de endeudamiento interno en moneda domèstica ha ido disminuyendo en el tiempo, tomando como un dato la actitud de las autoridades económicas, cada vez màs proclives a efectuar reprogramaciones, punciones, etcètera., de la deuda pública interna.

Muestra de ello es el diagnòstico que las actuales autoridades econòmicas, han efectuado sobre el fracaso del “plan BB”, y el “plan Erman “: creciente endeudamiento oneroso del sector pùblico. Las cifras que corresponden a la evolución de la deuda pública interna muestran que la participación de endeudamiento oneroso del sector público respecto del total (el cual incluye tambièn el endeudamiento gratuito, o sea, la Base Monetario Contable) disminuyó desde julio a noviembre del ’89, mientras que la participación del endeudamiento gratuito creció en el mismo período, es decir, que la reducción en la deuda remunerada se fue traduciendo en una mayor expansión en la Base Monetaria Contable, a medida que la economía se monetizaba en términos reales (el MI creció en términos reales en el perìodo julio-noviembre ’89 50%).

La reflexión antes mencionada se extiende también a la evolución en dólares y en términos del PBI de ambos tipos de endeudamiento, como puede observarse en predisposición de las autoridades económicas a atacar la cuestión financiera (y no la real que es la cuestión fiscal) mediante arbitrariedades, el nivel de endeudamiento oneroso de equilibrio del sector público ha disminuido, como consecuencia de lo cual era importante hacer esfuerzos para reducirlo pero no de la manera que se lo hizo sino actuando con consistencia conceptual: si el causante del elevado endeudamiento público ha sido el persistente déficit fiscal, que se genere un fuerte superávit fiscal para reducir el stock de deuda pública.

Plan Bonex

Debido al escaso interés demostrado por el equipo económico para enfrentar con dureza el problema fiscal, se decidió, para estabilizar la economía, una fenomenal reducción del gasto doméstico mediante una rebaja del gasto privado una rebaja del gasto privado operada a través de una disminución en la riqueza privada cuantificada entre 1500 y 2000 millones de dólares, la cual se produce con la refinanciación de los depósitos a plazo fijo y depósitos en caja de ahorro especial . De paso, Economía conforma algunas demandas ávidas de que se ataque a la “patria financiera” (pensando que la “patria financiera” está compuesta por gente común haciendo cinco horas de cola para ni siquiera cobrar el millón de australes que le corresponde y desconociendo que los grandes operadores hace largo tiempo están cubiertos en moneda extranjera).

Se piensa con este plan eliminar la demanda especulativa de dinero, cometiendo un error conceptual, dado que la demanda de dinero, si bien tiene un motivo especulativo, no funcionan ambos como compartimientos estancos y al intentar eliminar uno de los motivos por los cuales se demanda dinero es está aniquilando la totalidad de la demanda de dinero. O sea, desde ya que a partir de ahora la demanda de dinero doméstico como reserva de valor (demanda especulativa) será prácticamente nula, pero además, se reducirá a un mínimo la demanda de dinero doméstico con fines transaccionales por temor a que en un futuro vuelva a repetirse la presente historia de reprogramaciones y funciones.

El gobierno con el “plan BONEX” ha autosolucionado un problema de stock de deuda de u$s 2000 millones (u$s 700 millones correspondientes a los títulos públicos en moneda doméstica, u$s 1300 millones correspondientes a la reducción que experimentan los pasivos monetarios del BCRA a raíz de la eliminación de indisponibles y encajes remunerados y la devolución de encajes de las imposiciones en moneda doméstica eliminadas) y un problema flujo, asociado al anterior stock de u$s 200 millones en promedio mensual por los títulos públicos en moneda doméstica y u$s 400 millones en promedio mensual por los intereses devengados del cuasi fiscal).

Contrapartida

Como contrapartida, ¿ se han preguntados las autoridades económicas el problema stock y el problema flujo que han creado? El stock de BONEX en circulación es de u$s 3000 millones de la serie’89 que ya se han emitido y que seguramente se colocarán en su mayoría. Es decir, se está más que duplicando la circulación de este título, o sea, el endeudamiento en dólares se está más que duplicando.

El problema flujo que el gobierno se está creando podemos dividirlo en dos partes:

a- Problema flujo de fuente de financiamiento.
El error de muchos planes de estabilización es pensar en graduar la dureza del ajuste fiscal de acuerdo con la monetatización depende de la tasa de inflación esperada, la cual, básicamente, está determinada por lo que se haga no ya a nivel del déficit fiscal sino a nivel de lo que se haga con el gasto público (es inconcebible que el no ajuste del sector pública lo siga financiando el sector privado con mayores impuestos explícitos, mayor impuesto inflacionario o tasa de interés disparatadas).

En definitiva, se deben solucionar los problemas de flujos (déficit) con flujos genuinos (reducción del gasto) y los cambios en stock (monetización) dejarlos como para prevenir problemas en el financiamiento genuino del sector público. Este postulado de no tomar en cuenta el nivel monetización para la graduación del ajuste fiscal es más verdadero hoy que nunca. Después de semejante repudio que ha realizado el Estado de su deuda en moneda doméstica el grado de ortodoxia debe ser hoy fenomenalmente grande (¿qué paradoja no? para eludir el ajuste fiscal se repudia la deuda pública y resulta que ahora el gobierno debe ser más duro que nunca en materia fiscal)

b- Problema flujo de necesidad de financiamiento.
Antes del “plan BONEX” los intereses correspondientes al total de títulos públicos en circulación (en moneda doméstica y extranjera) alcanzaban para 1990 a los 2 puntos del PBI. Luego del mencionado plan, se mantienen los dos puntos del PBI, o sea, luego de semejante descalabro financiero provocado por el “plan BONEX”, durante 1990 los flujos de intereses son los mismos, con el agravante de que el superávit de caja del sector público no financiero no llegará a 6 puntos del PBI entonces surge la pregunta ¿cómo financiará el gobierno de cancelación de atrasos de intereses de la deuda externa que son 6 puntos del PBI?
En algún tiempo, de no tomarse las medidas archiconocidas en materia de reducción del gasto, el gobierno lamentará haber repudiado su deuda y su moneda como lo acaba de hacer.

Sería importante, además, que el equipo de Erman Gonzalez tomara conciencia de algo de lo cual el equipo de Bunge y Born no tomó conciencia: después de una hiperinflación (y más aún luego de una segunda hiperinflación) el ponderador de las correctas medidas económicas disminuye y el de las incorrectas aumenta; por lo tanto, hay que ser extramadamente cuidadoso en el diseño de la política económica.

El problema de flujos (desequilibrio fiscal) es tan formidable en nuestro país que se han agotado los mecanismos que apuntan a solucionarlo con flujos o con alquimia financiera; es necesario que el Estado se deshaga de activos físicos (stocks) ya mismo, ya sea mediante su venta o cierre.
En la medida en que se persista en el ajuste mediante flujos será el sector privado mediante flujos será el sector privado mediante una continua reducción en su riqueza, y por lo tanto en su gasto, el que seguirá financiando el no ajuste del sector público. Este mecanismo que ya podemos experimentarlo es extremadamente doloroso y frustante.

Nota Original: ÁMBITO FINANCIERO | 23/01/1990

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José Luis Espert

Doctor en Economía

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