¿Otro anuncio oficial de ciencia ficción? (*)

Según datos de la Organización Mundial del Comercio, la Argentina es el cuarto país del mundo que más denuncias por dumping (vender en el exterior a precios ostensiblemente menores que los locales) ha presentado en los últimos 15 años, precedida por India (primera), Estados Unidos (segunda) y la Unión Europea (tercera). De esta manera, no sólo es cierto que nadie puede tirar la primera piedra a escala planetaria respecto del proteccionismo, sino que nosotros tampoco nos podemos quejar de cómo nos cuidamos que nos «invadan» con productos importados para evitar que, en algunas generaciones, en vez de tomar mate, nuestros tataranietos se la pasen comiendo arroz o feijoada.
En particular, el total de denuncias antidumping antepuestas por la Argentina ante la OMC es de 232. De ellas, 56 (22%) son contra China que ocupa así el primer lugar entre todos los países denunciados por nosotros. Esto no es nada casual cuando el superávit comercial con los chinos se ha derrumbado tanto que en 2009 estamos yendo a déficit comercial bilateral a pesar de nuestra recesión económica.

Entonces ¿suena creíble, como ha trascendido, que el acuerdo firmado con los chinos tiene un párrafo que dice que uno de los objetivos es fortalecer las relaciones comerciales bilaterales? De ser así ¿qué tipo de apoyo le dará una UIA partidaria de la autarquía comercial al «modelito» productivo, si tanta fanfarria sobre el swap con los chinos termina agravando la actual parálisis fabril? No, no suena realista, aunque en el febril mundo pingüino todo es posible. Pero si fuera cierto, estamos ante la posibilidad de un nuevo default argentino. Pero ahora, de lo firmado en un papel con los chinos.

Si descartamos por absurda la hipótesis «comercial» para la firma del swap, la que aparece como más realista es la alternativa monetaria-financiera o de cuenta capital de Balanza de Pagos (la historia oficial). La Argentina está sufriendo, desde hace casi ya dos años, una fuga de capitales de 5% del PBI que hasta ahora vino capeando bastante bien (poca pérdida de reservas y de actividad económica), no por la flotación administrada de Redrado sino por el shock favorable de términos del intercambio que terminó a mediados de 2008. Desde ahora, el BCRA tendrá que poner en juego sus reservas internacionales para que el dólar no se vaya de madre. Y obviamente, cuantas más tenga, más ordenada será la devaluación que está llevando adelante.

Demanda

Ahí entra el «chinese swap». De llevarse al terreno operativo, el BCRA entregaría pesos a cambio de yuanes al banco central chino. Pero dado que lo único que quieren los argentinos cuando tienen miedo por sus ahorros son los dólares estadounidenses, el BCRA tendría que salir a vender los yuanes a cambio de billetes verdes americanos (los pases que el BCRA hace con otros bancos centrales y los préstamos del BIS para hacerse de dólares son de pequeños montos), financiar así la salida de capitales que está ahorcando a la economía y evitar que las reservas caigan de manera estrepitosa agravando el cuadro de incertidumbre y recesión que hay. Las elecciones legislativas del 28 de junio son un mojón cada vez más parecido a un rubicón.

¿Quién le comprará al BCRA los yuanes a cambio de dólares? A lo mejor, ahora que entramos en la onda «swap» y damos al mundo lecciones sobre intervencionismo estatal, podemos proponerle a la Fed de los EE.UU. firmar swaps «sui generis»: les damos los yuanes a cambio de los dólares que emiten ellos. Y luego volvemos a hacer lo mismo con las rupias indias, los rublos rusos, el real brasileño, etc. previa firma de los swaps tradicionales. Además ¿realmente los chinos de Confucio nos van a dar yuanes alegremente a cambio de nada para que Redrado financie la fuga de capitales sin perder reservas?

Pero el circo no termina ahí. Luego vienen los errores de comunicación y la confusión que genera el propio Banco Central. El mercado se pregunta: si el Gobierno no para de hacer propaganda de que tiene los dólares para pagar la deuda y para respaldar el dinero circulante ¿Para qué el swap? ¿Para qué tanta propaganda oficial sobre el asunto que después obliga al BCRA a enfriar su relevancia públicamente diciendo que se firma un swap para nunca hacerlo? ¿Y si fuera otro bluf como los u$s 20.000 millones de hace más de cuatro años que nunca vinieron?

¿Acaso miente con el nivel de reservas? No se sabe a ciencia cierta, pero todo analista ya tiene evidencia concreta de que el críptico rubro «Otros» explica una porción cada vez más significativa de las variaciones de las reservas.

(*) Artículo publicado en Ambito Financiero bajo el título "¿Otro anuncio oficial de ciencia ficción?", página 8 el 06-04-2009

José Luis Espert

José Luis Espert

Doctor en Economía

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