Gasto público: otra pesada herencia del nuevo gobierno

Pese a la licuación que se logró con la inflación, el problema fiscal complicará la economía a fines de 2003 .

Afines de 2003, habrá que resignarse a admitir otra dura realidad: la licuación del gasto público que se logrará con la inflación que castigó a toda la economía no habrá sido suficiente y se volverá al mismo punto de partida -diciembre de 2001-, cuando el déficit fiscal terminó con la convertibilidad.

Lo que está sucediendo es preocupante. Porque, si bien medido en términos reales (es decir descontando el impacto de la inflación minorista) el gasto caerá este año, en el mejor de los casos esa caída será de entre 7% y 12%, un porcentaje muy bajo comparado con el altísimo costo que tuvo la devaluación.
Antes de la devaluación, se estimaba que para sanear las cuentas se requería un recorte de 25% en el gasto.
El gobierno se está perdiendo este año la oportunidad, quizás única, de sanear el Estado.
Porque con la inflación minorista de 2002 (casi 42%) más 15% de aumento de precios, como mínimo, que se espera para este año, hasta habría margen para aumentar el gasto y conseguir acercarse al ajuste necesario.

Por ejemplo, si se aumentara el gasto en $ 5.000 millones este año con respecto al año pasado, se lograría un recorte del gasto real de 24,4% comparado con el gasto de 2001. O si se aumentara en $ 6.000 millones, la licuación por inflación ascendería a 23%.
Incluso si el aumento llegara a $ 7.000 millones, el gasto real caería todavía 21%.
Pero, abusando de esta posibilidad, el gobierno de Duhalde
optó por planificar inicialmente un aumento del gasto de $ 18.400 millones.
Si bien luego ese monto fue corregido "verbalmente", ya que se comprometió Roberto Lavagna a eliminar $ 3.500 millones de gastos destinados a partidas sin fines específicos y a recortar otros $ 1.000 millones de otras partidas, las erogaciones planeadas continúan siendo altas.

¿Cómo proteger la economía de los gastos exagerados? Economistas y analistas consultados por Ambito Financiero coinciden en que la primera medida del gobierno tiene que ser sincerar los ingresos estimados para 2003 y recalcular los gastos sobre esa cifra.
Es que cuando el gobierno elaboró el presupuesto 2003, sobreestimó la inflación y el tipo de cambio, y eso le hizo evaluar una recaudación que en el mercado es considerada
"una exageración", pese al aumento registrado en enero.
La diferencia no es poca: el gobierno estima ingresos por $ 76.700 millones, mientras que los privados esperan que ese monto sea entre $ 8.000 y $ 12.700 millones menor. La diferencia está en la inflación de 22% y el tipo de cambio a $ 3,6 que se espera para este año y que afecta a la recaudación por IVA y retenciones a las exportaciones.

El economista José Luis Espert señaló, por ejemplo, que por comercio exterior ingresarán unos $ 4.000 millones menos de lo que espera el gobierno y estima la recaudación total en $ 64.000 millones, $ 12.700 millones menos que la evaluación oficial.

Mariano Flores Vidal, economista de IB&CP, señala lo mismo:
"Es una bestialidad lo que estiman recaudar" y en cambio pronostica una recaudación $ 8.500 millones menor. Flores Vidal explicó que por cada 30 centavos de apreciación en el tipo de cambio, la recaudación por retenciones cae u$s 1.000 millones y, según sus cifras, aun con un recorte de $ 4.500 millones, el gasto público en el año habrá caído en términos reales entre 6% y 11%, lo que "es nada comparado con el costo social que tuvo la inflación".
Es que si uno de los beneficios de la devaluación era que serviría para licuar el gasto público (y de esa forma evitar un ajuste de $ 20.000 millones, como pedían muchos economistas para sanear el Estado), por como vienen las cuentas públicas, eso no será posible de lograr.

También la economista del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento Laura Malajovich dice que "habrá que reestimar la recaudación en base a una nueva tasa de inflación y a un nuevo valor del tipo de cambio" para saber cuánto es lo que se puede aumentar el gasto.

-Incógnita

Si hay ingresos entre $ 8.000 y $ 12.700 millones menores a lo esperado, ¿cómo se va a financiar el gasto público estipulado? Acorde con el optimismo con que se espera recaudar, los gastos del Estado se planificaron para este año en $ 71.207 millones, es decir $ 18.400 millones más que el año pasado.
La cuenta del gobierno fue la siguiente: los ingresos por recaudación serían de $ 76.780 millones este año, y si a eso
se agregan otros ingresos esperados, las entradas totales del sector público nacional ascienden a $ 82.870 millones.
De ese monto, se estimó inicialmente que tenían que sobrar unos $ 11.660 millones para lograr un superávit cercano a 2,1% del PBI y así, con ese sobrante, se podrían cubrir las amortizaciones de deuda que hay que hacer durante 2003, especialmente con organismos internacionales.

Con estos números estimados, de los ingresos previstos lo que se puede gastar asciende a $ 71.207 millones ($ 82.870 millones de ingresos totales menos $ 11.660 millones de superávit fiscal primario).
¿Pero qué pasa si no se recauda lo que se planificó? Ese es el principal problema que tienen las cuentas públicas hoy y que será básico.
Nadie cree que se pueda recaudar esa cifra y entonces ¿cómo se va a financiar el gasto? Por ejemplo, si la recaudación es 12.700 millones de pesos menor que la esperada, entonces los ingresos totales del Estado nacional serían de 70.170 millones de pesos (en lugar de 82.870 millones de pesos), y no alcanzarían para cubrir el gasto inicialmente planeado en $ 71.207 millones, lo que dejaría un déficit primario de $ 1.036 millones contra un superávit previsto de 2,1% del PBI.

Y aún si el gobierno ajustara 4.500 millones de pesos el gasto, el superávit sería muy bajo ya que ascendería a sólo 3.464 millones de pesos. En el sector privado, los economistas mantienen por el momento un fuerte optimismo de que el aumento del gasto planeado no sea tan elevado. ¿Cuánto puede aumentar el gasto este año? Diversos economistas consultados dicen que no más de $ 8.000 millones, pero adelantan que ese aumento tendrá que estar direccionado a sectores específicos como seguridad, educación, Justicia, y a paliar en lo que se pueda la situación social.
La duda de todos es que no ocurra, como siempre, que tantos millones de pesos se usen para amiguismo y clientelismo político.

José Luis Espert

José Luis Espert

Doctor en Economía

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