El ajuste fiscal de Cavallo llega tarde

Cavallo se acordó tarde de hacer un ajuste fiscal razonable. Hoy ya se impone un nuevo modelo de capitalismo que reemplace al actual de economía cerrada por el atraso cambiario generado por un déficit fiscal galopante que nos obliga a vivir de prestado. El nuevo modelo de capitalismo es un capitalismo competitivo, sin déficit fiscal, mucha más apertura de la economía para vivir de lo que exportemos con un tipo de cambio razonable. Si no lo hacemos por las buenas, el caos que se avecina puede ser un muy mal consejero.

La convertibilidad lanzada en 1991 hizo avances notables respecto de nuestro prontuario macroeconómico de décadas que deben ser mejoradas. Las privatizaciones (pudieron haberse hecho con menos monopolios y tarifas más bajas), la apertura de la economía (el Mercosur es un simulacro de apertura), la inserción de la Argentina en el mundo (aunque debemos cambiar la manera de hacerlo) y la liberalización de mercados, son cosas que deberían ya pertenecer a nuestra cultura.

Sin embargo, hubo una falla, técnicamente suicida, que fue un expansionismo fiscal fuera de borda agravado por la manera grosera con la que se ha mentido y se sigue mintiendo desde el gobierno sobre lo que realmente pasa con las cuentas fiscales que, insisto, atrasó el tipo de cambio como nunca en nuestra historia y generó una escasa apertura de la economía como el Mercosur. El déficit fiscal acumulado durante la última década del 90 según la versión oficial ha sido de u$s33.300 millones cuando la verdad, definida como el aumento de la deuda pública neta del aumento de los activos públicos, dice que fue de u$s100.000 millones.

Dibujos

La “pequeña”diferencia de u$s66.700 millones se explica porque las versiones oficiales del déficit fiscal toman en cuenta solamente lo que pasa con el fisco a nivel federal que es el que está sujeto a las mentirosas metas con el FMI y por lo tanto no incorporan a las Provincias con más de u$s 16.500 millones de desequilibrio en el período, a los pagos con bonos por u$s31.000 millones, los atrasos de intereses previos al Plan Brady y los intereses capitalizados sobre los Bocones por u$s6.500 millones, dibujos para inflar los ingresos del fisco para que el FMI diga que cumplimos lo que realmente violamos por u$s4.200 millones, un déficit del BCRA (incluyendo gran parte del apoyo a la banca en el época del Tequila) por u$s3.500 millones y gastos ocultos de los cuales el gobierno algún día debería dar explicación de por lo menos u$s5.000 millones

El gasto público consolidado sin intereses de la deuda pública (gasto primario) creció u$s34.00 millones entre 1991 y 2000 (contra el primer trimestre de 1991 son u$s40.000 millones): u$s28.500 millones entre 1991 y 1996, u$s8.300 millones entre 1997 y 1999 y bajó u$s2.700 millones en 2000.

Se ha mentido tanto desde el gobierno con lo que ha pasado y pasa en materia fiscal que la gente no entiende cómo con déficits fiscales tan chicos de u$s3.300 millones en promedio anual (obviamente desde el lado oficial), ha tenido que soportar 7 impuestazos de un promedio de u$s2.000 millones cada uno desde 1995 hasta ahora y comprende menos todavía cómo es posible que estemos al borde de la cesación de pagos estando el FMI con “cama adentro” desde por lo menos 1991.

Sensatez

Luego de que Cavallo negara que el sol existe, o sea, que desconociera que la situación fiscal es dramática y de que volvieran los fantasmas de la cesación de pagos y la devaluación descontrolada, tuvo algo de sensatez y comenzó a hacer nuevamente anuncios de baja de gasto público con el reciente nuevo acuerdo con las Provincias que solamente él se lo creyó porque aún suponiendo que se bajara el gasto primario en u$s5.000 millones en el trienio entre 2001-2002, el problema es que los intereses de la deuda como mínimo crecerían u$s 5.000 millones y entonces quedaríamos con el mismo e infinanciable gasto público de hoy.

Como los mercados de deuda lo siguieron pasando por arriba, anuncio el miércoles 11 el déficit fiscal cero a nivel del gobierno federal desde julio, diciendo que la baja de gasto público que hay que hacer es de U$S1500 millones porque ése sería el déficit del segundo semestre de 2001. En realidad, U$S 1500 millones es el déficit programado con el FMI desde julio hasta diciembre y el valor más probable de déficit programado con el DMI desde julio hasta diciembre y el valor más probable de déficit fiscal de los próximos 6 meses es de U$S 6000 millones, o sea que la baja de gasto público que hay que hacer como mínimo es 4 veces mayor que la anunciada para ir a déficit fiscal 0. Esto significa que el recorte debería ser de US$ 6.000 millones, o sea de 40 % del gasto público sujeto a recorte (unos U$S 15000 millones ), o lo que es lo mismo una baja de 7% del gasto primario consolidado.

Más allá des disparate conceptual que es una baja de gasto público de tipo móvil como el anunciado, un recorte de gasto de U$S 6000 millones para girar dinero al exterior en pago de los intereses de la deuda pública (porque son casi 100% externos) con mercados de capitales totalmente cerrados implicará una profundización de la recesión y no un crecimiento vigoroso. La recaudación volvería a caer (ya cayó U$S 550 millones en el primer semestre), el déficit fiscal sería mayor que 0, habría que volver a bajar el gasto público y así el círculo de depresión se retroalimentaría a los acontecimientos.

Con mercados de capitales cerrados, las amortizaciones de deuda pública han pasado a ser un gasto público más que hay que pagar con cash, por lo tanto al gobierno le faltan entre U$S 3500 millones y U$S7.000 millones (dependiendo de si se logra o no un megacanje para LETES) todavía para cerrar el programa financiero del año. Aquí le quedan dos opciones, una complicada y otra implicaría jugar con fuego. La primera sería usar el Fondo Unificando de Cuentas Oficiales que tiene en el Banco Nación por U$S 3300 millones, con lo cual haría estallar el call dado que el BNA es el gran proveedor de fondos del mercado; y la suicida consistiría en usar las reservas del Banco Central por U$S 21000 millones a los bancos parea que con ese bono pudieran contituir encajes. De todas maneras, financiarse con reservas sería una cosa que duraría poco porque hoy ya estamos con una corrida bancaria y además mucho antes de usar U$S 5000 millones para financiar al gobierno la gente cambiaría sus pesos por dólares agotando las reservas del BCRA.

Responsabilidad

Entonces, la dinámica de este “monstruo” de la deuda que Cavallo ha armado, termina con un Estado que entra en default, un Banco Central sin reservas y un tipo de cambio totalmente descontrolado. T esto que digo no es fruto de alguien que no quiere a su país sino de alguien que se ve venir la noche y quiere que sea lo más estrellada posible en vez de que sea fría y tormentosa. Los problemas que tenemos y a los cuales vamos son causados por infinidad de horrores de política económica de una década pero con una gran responsabilidad en este gobierno y particularmente en Cavallo.

Hoy, cuando todavía tenemos reservas en el BCRA para defender un tipo de cambio más alto que 1×1, es el momento de devaluar. No esperemos a hacerlo cuando no queden reservas, dado que ese día la devaluación será incontrolable. Porque la devaluación y el déficit cero son las dos cosas que permitirán introducir una auténtica apertura de la economía, que es la clave para cambiar el modelo de política económica de los últimos 10 años, basado en el endeudamiento externo, el atraso cambiario una apertura “trucha” de la economía como es el Mercosur, por uno basado en el producción para exportar.

Sin devaluar y déficit fical 0 no podremos abrir más la economía y hacerlo es algo esencial para realmente vivir de la producción y dejar de depender de los mercados financieros, como quiere el Presidente. La apertura de la economía tiene que ser total y no sólo para importar bienes de capital. Hay que bajar también a 0% los aranceles de importación de insumos y de todo tipo de bien final.

Esto es una condición necesaria para insertar a la Argentina en le globalización como hay que hacerlo. Viviendo de lo que uno produce para exportar y no de lo que nos prestan. La apertura de la economía con un tipo de cambio realista y un fisco sin déficit es el nuevo modelo de capitalismo competitivo que le sirve a la geste que tiene que reemplazar al modelo de capitalismo corporativo de endeudamiento externo explosivo, atraso cambiario no explosivo, atraso cambiario y poca apertura de la economía que hemos tenido hasta ahora.

País caro

El modelo actual tiene un montón de cosas salvables: las privatizaciones, algo de apertura, la desregulación de mercados etcétera. Pero terminó colapsando por culpa de un política fiscal irresponsable que hizo de la Argentina un país que por competitividad es nuestro socio: Brasil. La gran diferencia es que tienen la mitad de los costos de la Argentina.

Cuanto antes hagamos el cambio, mejor, dado que la debilidad de este modelo será creciente. Sólo es cuestión de tiempo. De nada sirven los discursos demagógicos de que nunca se tocará la moneda cuando el fisco está quebrado, no tiene financiamiento, la política es un caos, el desempleo es record en la historia, para exportarle al mundo tenemos que estar rogando que Europa y Estados Unidos bajen los subsidios y, lo que es mucho peor, el coqueteo que ya comenzó desde hace tiempo con las ideas de la prehistoria económica de los tipos de cambio diferenciales, las devaluaciones compensadas, la discrecionalidad de los planes de competitividad, meterle el “dedo” al BCRA, hablar de conspiraciones internacionales, restablecer las retenciones a los combustibles, etcétera.

Nota Original: ÁMBITO FINANCIERO | 13/07/2001

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José Luis Espert

Doctor en Economía

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