El equilibrio fiscal, una meta muy lejana

Los datos de la recaudación tributaria de abril volvieron a encender las luces amarillas sobre las cuentas públicas. Y amenazan con la posibilidad de un nuevo ajuste fiscal.

Es que ya con el pleno impacto de la reforma impositiva aprobada a fines de diciembre y con la mayor carga recaudatoria de la reforma de 1999, la AFIP recaudó apenas un 2,2% más que en igual mes del año pasado, en pleno período recesivo, y solo un 2,1% más respecto de marzo de este año, un mes estacionalmente bajo porque el Fisco recauda sobre la base de la actividad de febrero.
Por eso, para la mayoría de los analistas, “el aumento de la recaudación de abril tiene la lectura optimista de poner fin a un largo período de caída, pero se encuentra por debajo de las expectativas, incluidas las de las propias autoridades”, como sostiene Ernesto Gaba, del Departamento Económico del Banco Francés (BBV).

Básicamente esta leve mejora del 2,1% con relación a marzo obedece casi por entero a los aumentos en las alícuotas de Ganancias y Bienes Personales porque cayó la cobranza del IVA y las contribuciones a la seguridad social, dos rubros que marcan el termómetro de la actividad y la ocupación internos.
Esto fue admitido por el secretario de Hacienda, Mario Vicens. “En la comparación con la recaudación de abril de 1999 tuvo una participación decisiva la reforma tributaria vigente desde principios de este año. Así, hubo un incremento de las retenciones de Ganancias sobre los sueldos que, mensualmente, representan 55 millones de pesos”.

Con todo, el interrogante es si esta leve mejora marca “un punto de inflexión”, como dice el titular de la AFIP, Carlos Silvani, o indica que, a pesar de la mayor imposición tributaria, o más bien por su impacto en la contracción del consumo, el Tesoro no puede recaudar mucho más.
“La recaudación fiscal del primer trimestre fue mala porque estuvo por debajo de igual período de 1999. Y en abril no se revirtió”, dice Carlos Pérez, de la Fundación Capital. Así enumera: La recaudación de abril fue menor a la esperada incluso por el propio Gobierno. La recaudación crece por primera vez en el año pero debido al paquete impositivo. La reactivación económica no aparece. El IVA sigue sin recuperarse porque tanto las importaciones como las ventas internas siguen deprimidas.

También cae, respecto de marzo último, la recaudación de las contribuciones a la seguridad social. Para Gaba, a partir de estas cifras, se abren dos interrogantes: Se hace más difícil el cumplimiento de la meta fiscal del segundo trimestre acordada con el FMI. Suponiendo un crecimiento promedio del 4 % en los ingresos tributarios de abril a junio y tomando en cuenta las metas de gasto público y el excedente del primer trimestre, habría un faltante del orden de 300 millones de pesos. Aún cuando sea posible cubrir este faltante difiriendo gasto y/o con ingresos adicionales por la moratoria, seguirán prevaleciendo las dudas sobre la eficacia de la estrategia fiscal de suba de impuestos.

La cuestión de fondo, dada la insuficiencia de la demanda interna y los márgenes estrechos para lograr el cumplimiento de las metas fiscales, obligaría a redefinir la estrategia fiscal con miras al presupuesto del año próximo, buscando reducir el gasto público y al mismo tiempo bajar impuestos que contribuyan a reducir la economía “en negro”.

El fantasma de un nuevo ajuste

Más drástico, José Luis Espert vaticina: “Del análisis de las cifras fiscales surge que, antes de fin de año, sin lugar a dudas, habrá un nuevo ajuste fiscal”.
También dice que en el segundo trimestre el Palacio de Hacienda no podrá cumplir con la meta fiscal de 540 millones de pesos. Y tampoco podrá cumplir si suma el excedente “creativo” o “contable” del primer trimestre que fue de 155 millones. “El déficit va a estar por encima de estos 695 millones. Mi estimación es que, como mínimo, habrá un desfase de 200 millones y el déficit rondará los 900 millones”.
Insiste en que se necesitará aplicar un nuevo ajuste fiscal “porque no se podrá cumplir con el programa de recaudación pautado con el FMI. Para el 2000, la recaudación debería sumar 53.800 millones, lo que equivale a una suba del 8,7%. Significa que este año la recaudación debería subir unos 4.300 millones, una meta imposible de alcanzar, cuando el primer cuatrimestre marca una caída”.
De acuerdo a esos cálculos Espert estima que, si no se adoptan nuevas medidas, el déficit fiscal de este año podría superar en unos 2.000 millones la meta comprometida con el Fondo Monetario que es de 4.700 millones. “Podría haber algo de contabilidad creativa pero igualmente el déficit sería unos 1.500 millones superior al pautado.”

-¿Qué hará el Gobierno si hubiese tal nivel de incumplimiento? ¿Le pedirá al FMI un “waiver” (perdón)?, le preguntó Clarín a Espert.

-Hay dos alternativas. Relajar las metas o persistir con el programa. Inicialmente se va a insistir con el programa. Posiblemente haya que pedir un “waiver” para el tercer trimestre, pero antes del cuarto trimestre el Gobierno debería anunciar un fuerte ajuste fiscal. Lo contrario, es decir no cumplir con el Programa, dispararía la tasa de interés doméstica, además de que implicaría incumplir con la rigidez de la ley de convertibilidad fiscal. Este Programa sin un nuevo ajuste es insostenible, insistió Espert.


El problema es que poner en caja estos números fiscales “en rojo” se vuelve cada vez más dificultoso. Porque tanto la baja del gasto como la aplicación de nuevos impuestos tiene un efecto recesivo sobre la economía, lo que conspira contra el resultado de las cuentas fiscales.
No hay que olvidar que en sólo dos años, la Argentina tuvo “dos reformas impositivas”. La de Roque Fernández, aprobada en 1998, que entró en vigencia en 1999 y que debían reportarle al Fisco 2.000 millones anuales más, si se considera la anulación del último tramo de la rebaja de aportes patronales.
Y la de José Luis Machinea, que entró en vigencia en enero del 2000, y que deberían aportarle al Tesoro otros 2.500 millones.
Sobre esta base, existe una coincidencia entre todos los analistas en que no hay margen para una nueva suba de impuestos y que las cuentas fiscales sólo podrían mejorar por el lado del combate a la evasión y de una mayor racionalidad del gasto.
Sobre lo primero es muy poco lo que se avanzó.
Y el achique del gasto tropieza con dos dificultades: hay una gran presión para el aumento del gasto social (por ejemplo, el proyecto del Senado para aumentar en 160 millones de pesos los Planes Trabajar) y la posible suba de la tasa de interés estadounidense que aumentaría los pagos de los intereses de la deuda.

Puntos de vista

PEDRO RABASA. Dpto. Económico del Scotiabank

La recaudación fue mediocre, aunque su relación con el nivel de actividad no fue tan mala. Las metas de déficit con el FMI para el segundo trimestre están complicadas. Habría un incumplimiento del orden de los 200 millones que podría ser “compensado” con ganancias contables de un canje de deuda. Esperamos un leve repunte en la actividad en el segundo semestre, dependiendo de lo que pase con la tasa de interés en los EE.UU.

MARCELO LASCANO. Ex subsecretario de Hacienda

La recaudación está estancada porque, aunque repuntaron algunos sectores de la economía como la siderurgia, el resto está “planchada”. La suba de abril es porque aumentaron alícuotas (Ganancias, Bienes Personales). Para que la economía se recupere tiene que funcionar el gasto nacional. El consumo está estancado, como hay capacidad ociosa, no hay inversión y la exportación sola no dinamiza la economía.

JUAN ARRANZ. Dpto. Económico del Banco Río

La baja perfomance fiscal muestra que hay “dos grandes culpables” porque marca una fuerte caída de los impuestos vinculados a las importaciones y a la seguridad social.
Si se importa menos es porque el nivel de actividad sigue bajo y en seguridad social, por la rebaja de los aportes patronales.
El paquete impositivo dio sus frutos, como se ve en la mayor recaudación de Ganancias y Bienes Personales.

CARLOS SILVANI. Director de la AFIP

La suba de la recaudación de abril marca un punto de inflexión. Aunque lo negativo es que no se recuperan las importaciones, mientras la recaudación de la seguridad social todavía está influenciada por la rebaja de aportes del año pasado y algunos cambios en las asignaciones familiares.
A pesar de eso, vemos un gradual despegue y en mayo se notará aún más porque las importaciones van a caer menos acompañando la mayor actividad económica.

José Luis Espert

José Luis Espert

Doctor en Economía

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