Como en la flexibilización, el Gobierno marcha al posibilismo

Especialistas consultados por El Cronista analizaron las posibilidades políticas de triunfar que tiene la propuesta de reforma tributaria que enviará el Gobierno en dos semanas al Congreso.
Más allá de pronosticar el incremento de la recaudación que podría significar, focalizaron su análisis entre los posibles resultados de la negociación y la reforma óptima.

José Luis Espert (Econométrica)

 

“La reforma tributaria actualmente no es políticamente posible, no veo las condiciones. No habrá dificultades para que la base se amplíe a los abonados de TV por cable, pero será difícil ingresar artículos como la leche. Si la generalización es la misma que la que se habló en septiembre del 96, con una alícuota de 21% de IVA, la recaudación anual se incrementará en $ 400 millones.
Se podría recaudar $ 130 millones provenientes de la TV por cable, $ 100 por servicios educativos, $ 80 por seguros de vida y de retiro, $ 50 por espectáculos públicos y $ 40 de la medicina prepaga. Pero hoy en día no se sabe de qué trata esta reforma. En relación a los objetivos de lograr que la reforma tape baches fiscales y mantenga la paz política, creo que son conflictivos y probablemente mutuamente excluyentes.
Si la reforma es neutral, no se tapa ningún bache fiscal y, sin embargo, igual podría ser muy conflictiva. Supongamos que la reforma incluye la baja de los aportes patronales. Entonces, el Gobierno mata dos pájaros de un tiro: mejora el tipo de cambio nominal y crea un sistema tributario más uniforme y con tasas generalizadas.”

José Rutman (Estudio Broda y Asociados)

“El objetivo del Gobierno será eliminar la mayor cantidad de exenciones. Alguna probable sería la TV por cable, ya que educación será muy cuestionado. La posibilidad que tenga de lograr sus objetivos dependerá de las negociaciones con el Congreso, pero difícilmente se apruebe una reforma que elimine todas las exenciones. La reforma del IVA tendría dos efectos en la economía.
Primero: se mejorará la recaudación en forma directa, porque tributarán más actividades.
Segundo: el sistema tributario se tornará más neutral.

La reforma debería lograr la menor cantidad de exenciones posibles con una tasa uniforme, que es más fácil de cobrar y de controlar y genera menos distorsiones. Pero hay otras herramientas para conseguir mejoras en la recaudación fiscal, como, por ejemplo, mejorar el gasto público o incrementar el control de la evasión impositiva.”

Daniel Artana (FIEL)

“Veo difícil que se puedan eliminar todas las exenciones, algunas puede ser: TV por cable o actividades de diarios y revistas. La reforma tiene que tratar de bajar las exenciones
lo más posible y utilizar el incremento de la recaudación para bajar las alícuotas.
No deberíamos usarla para tapar agujeros fiscales. Para la gente, el efecto de la reforma debería ser indiferente.”

Raúl Cuello (tributarista)

“No se podrá discutir políticamente una reforma. Pero desde el punto de vista técnico, la reforma es conveniente.
Sin embargo, políticamente es extemporáneo, porque dado el estado de distribución de la renta en la Argentina, definida por un estado de marcada polarización, quedaría mucho más agravada la situación de los sectores más pobres.
Este sería un gran impedimento. La alternativa para la búsqueda de recursos fiscales debe encontrarse en la disminución de los niveles de evasión que se registran y no modificando la estructura tributaria. La reforma tributaria no tendrá trámite parlamentario porque no existe plafond político.
La reforma debió haberse hecho al principio de la convertibilidad, ahora ya no es posible. La única alternativa de aventar cuestiones políticas es sacando recursos de la evasión que existe.”

Manuel Solanet (Consejero académico de FIEL)

“Como principio, estoy de acuerdo con la reforma, pero me cuesta hacer una evaluación de la factibilidad política. Sin embargo, si el Gobierno pone empeño, lo logrará.
La factibilidad política dependerá del empeño que ponga el Gobierno y de la reducción simultánea de la alícuota. Pero, sin duda, el área más difícil en la negociación será la educación. Creo que no sólo hay que actuar sobre el incremento de los recursos tributarios, sino en la reducción del gasto público.
En la medida que se logre y las necesidades fiscales se reduzcan, la reforma se facilitará. Por qué resolver los baches fiscales incrementando los ingresos, si hay una enorme posibilidad de bajar los gastos? Hay que tener en cuenta que todavía están pendientes la Segunda Reforma del Estado y el objetivo de lograr una mayor eficacia del gasto social.”

Mario Visens (Macroeconómica)

“Me parece bastante difícil que la reforma tributaria salga este año, más si no fue exitosa antes. Quizás el Gobierno pueda avanzar en incluir en la base alguno de los rubros exceptuados. Una baja de la alícuota probablemente lo facultaría para progresar en la generalización del IVA. El monto que pueda recaudar el Estado con la reforma depende de cuánto impacte en la baja de la evasión. Sería ideal encontrar una reforma integral: generalizar el IVA y eliminar exenciones a Ganancias.

Esto tiene dos beneficios. Por un lado, genera una estructura tributaria menos distorsiva y, por otro, mejora la recaudación. En la medida que se implemente parcialmente es difícil que contribuya a mejorar los resultados fiscales. Entonces, para resolver los problemas fiscales, se caerá en impuestos más específicos o medidas para reducir el gasto.”

Carlos Pérez (Fundación Capital)

“Será muy difícil eliminar todas las exenciones. Como en toda negociación, uno va con la propuesta de máxima, que se deduce de las declaraciones de Roque Fernández y de Rodríguez Usé.
Habrá una mayor amplitud en cuanto al alcance del IVA, pero el Congreso agregará algunas exenciones más a la propuesta.
El resultado probable será una reforma impositiva con más generalizaciones, pero se mantendrán exenciones que hieran el bolsillo de los más necesitados.

El Presupuesto 98 no contempla incrementos en la recaudación, lo cual indica que con la generalización se está buscando una mejor distribución de la carga tributaria. A un incremento inicial de la recaudación, debería seguirle una baja en la alícuota y como consecuencia se mejoraría la presión tributaria.
Si los recursos fiscales no alcanzan, problema que hoy se ve con alguna probabilidad, lo que debería hacerse en términos fiscales es ajustar por el lado del gasto público.”

El Cronista – Pág. 3 – 13 de Febrero de 1998

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José Luis Espert

Doctor en Economía

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